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María del Pilar Espinosa asegura que su hijo Jorge Camilo Gnecco planeó que la internaran en una clínica siquiátrica y que mientras estuvo recluida, este asumió ilegalmente el control de dos de sus empresas

Polémica

Enemigos íntimos

Una familia notoria de la Costa protagoniza una historia que incluye clínica siquiátrica, amenazas de muerte y una disputa por el control de empresas.

6 de septiembre de 2008

Cada vez que María del Pilar Espinosa despertaba en esa sala blanca rodeada de enfermos mentales, gritaba que la dejaran irse a casa. Mientras más alegaba que no estaba chiflada, los enfermeros ponían más entusiasmo en sedarla y devolverla a su cama. Al cabo de varios días recluida en la clínica siquiátrica Montserrat de Bogotá, entendió que nada lograba con desesperarse. Hoy cuenta que llegó a una conclusión impresionante. "Mi hijo, mi mamá y mis hermanas se confabularon para hacerme pasar por loca y quedarse con todo", asegura esta mujer de 37 años, conocida en la Costa por ser la viuda del polémico empresario Jorge Gnecco Cerchar.

Los Gnecco Cerchar son una de las familias con mayor poder político y económico en Cesar y Magdalena. Y cuando Jorge, el líder del clan, quien mantuvo por años relaciones con el jefe paramilitar 'Jorge 40', fue asesinado por éste en 2001, María del Pilar quedó viuda con tres hijos: dos niñas de 6 y 9 años y un niño de 11 que, al alcanzar la mayoría de edad, se convertiría en su enemigo más temido.

El 12 de mayo, en Santa Marta, María del Pilar supo que Jorge Camilo Gnecco, su hijo de 18 años, se acababa de ir de la casa con sus dos hermanas de 16 y 13. La noticia la desconcertó, pues la víspera habían almorzado juntos para celebrar el Día de la Madre. María del Pilar llamó desesperadamente a su hijo y, tras varias horas sin respuesta, su mamá y su hermana Camila le ofrecieron una sopa para calmarla. "Tan pronto la tomé empecé a sentirme muy mal, como dopada", dice.

La llevaban a la clínica pero de un momento a otro el conductor, por orden de la madre de María del Pilar, se dirigió al aeropuerto. Allí un avión ambulancia estaba listo para llevarlos a Bogotá. "Yo no entendía, ¿cómo así que un vuelo privado para Bogotá, en ese momento me llamó Jorge Camilo y me dijo que eso era lo mejor", dice su novio Luis Bardales, un comerciante peruano. María del Pilar recobró algo de aliento y se opuso a tomar el avión. Terminaron por llevarla a la clínica El Prado, en Santa Marta.

Pero al día siguiente no logró evitar que su viaje terminara en la Clínica Montserrat, de la capital, especializada en enfermedades mentales. Al internarla, la madre aseguró que, desde cuando enviudó en 2001, María del Pilar se había vuelto agresiva, alcohólica, que consumía marihuana y cocaína, y que requería de un tratamiento de rehabilitación. "Ella dice que no le pasa nada pero estamos cansados y toda la familia está de acuerdo con que esté aquí", explicó. Sin embargo, el mismo reporte médico dice que la internaron con "efectos de sedación, sin signos clínicos de intoxicación alcohólica". Sin embargo, en otra parte menciona que tiene dependencia al alcohol y disfunción familiar severa.

Cuando María del Pilar logró serenarse, logró que la dieran de alta después de 10 días de mostrarse tranquila. Pero sus familiares objetaron su salida, y la llevaron al apartamento que tienen en Bogotá, donde le siguieron dando tranquilizantes. Ella todavía estaba algo somnolienta y débil cuando llegó su novio Luis, que se opuso a que le dieran más drogas. Su actitud generó una fuerte discusión con los parientes, pero al final estos dejaron sola a la pareja.

En las semanas que siguieron María del Pilar tuvo una franca mejoría, pero cuando quiso retomar sus asuntos supo que había perdido el control sobre ellos. Bienestar Familiar le dio la custodia de sus dos hijas a una hermana suya, sus cuentas fueron bloqueadas, los carros y documentos que tenía en Bogotá y Santa Marta habían desaparecido y la mayoría de sus 700 empleados -repartidos en cuatro empresas- habían sido notificados de que el nuevo jefe único era el joven Jorge Camilo Gnecco Espinosa.

Efectivamente, según las actas de dos de las empresas de la familia, Ladrillera de la Costa y Comercializadora Carbomar, el 12 de mayo ambas realizaron juntas extraordinarias para nombrar gerente a Jorge Camilo. Lo extraño es que en dichas actas aparece la firma de María del Pilar, pero según las constancias médicas ese mismo día ella recibió atención en la clínica de El Prado antes de ser remitida a la Montserrat.

"Me falsificaron la firma mientras me tenían en la clínica a la fuerza", dice ella. Asegura que tuvo que pedir dinero prestado para viajar a Santa Marta y tratar de retomar las riendas de su vida. Recolectó documentos e interpuso una denuncia contra su hijo, su mamá y otros familiares a los que acusa de secuestro, tentativa de homicidio, hurto, falsificación de firma y hasta desplazamiento forzado.

Por su parte, Jorge Camilo asegura que su mamá "está mal de la cabeza", que él se fue de la casa para independizarse y que se llevó a sus hermanas porque la mamá las agredía. Y que si la internaron fue para salvarla de sus problemas de adicción. Además, afirma que tomó el control de las empresas porque se trata de un patrimonio familiar que su mamá venía dilapidando.

Ella dice que las empresas han crecido, que está en tratamiento para tener otro hijo por fertilización in vitro y, si fuera cierto que tiene adicciones, los exámenes de laboratorio la hubieran delatado.

La semana pasada pidió que su denuncia se traslade a Bogotá, pues en Santa Marta, donde los Gnecco son influyentes, su proceso no avanza. Advierte que ha recibido llamadas en las que la amenazan con matarla si insiste en demandar. "La Fiscalía tiene todos los documentos que prueban lo que me hicieron. Le di todo en la vida a Jorge Camilo, ahora que se hizo mayor la avaricia lo encegueció, como a toda la familia", concluye.