Home

Nación

Artículo

¿ENERGIA TERMOTOXICA?

Toneladas de desechos tóxicos importados a Santa Marta son el campanazo para evitar que Colombia se convierta en basurero mundial.

20 de junio de 1994

EN DICIEMBRE DE 1992, JORge Castellanos, gerente de la firma Tradenet de Colombia Ltda. -un consultor gerencial que venía de trabajar con la Morrison Knudsen e Intercor- comenzó a vender la idea de construir una planta térmica para Santa Marta. Pero no era una tradicional generadora de energía a partir de gas o carbón, como muchas que hay en el país. Su propuesta era hacerla funcionar con residuos sólidos e industriales que se generaran en el territorio nacional.
El proyecto tuvo gran acogida por parte de las autoridades. Castellanos compró rápidamente un lote cerca de Santa Marta y aprovechó la normatividad vigente para las zonas francas en liquidación y solicitó por intermedio de la firma F.M.A. Ltda -usuaria de la misma zona- que el terreno le fuera habilitado como zona franca para la puesta en funcionamiento de una termoeléctrica de residuos especiales.
La petición fue aprobada por resolución 0021 y pocos días después Tradenet obtuvo la licencia ambiental para adelantar el proyecto por parte de la Corporación Autónoma Regional del Magdalena y de la Sierra Nevada de Santa Marta (Corpamag). Como era una tecnología novedosa, Tradenet solicitó a Corpamag los términos de referencia para el proyecto.
El concepto técnico dio visto bueno a la Licencia Ambiental provisional a Tradenet, pero con la advertencia de que "debe orientarse al consumo único y exclusivo de residuos sólidos de origen urbano del orden nacional..".
Pero un oscuro análisis de la oficina jurídica de Corpamag llegó a una conclusión sorprendente. Lleno de objeciones tanto técnicas como legales, incluida la mención del artículo 81 de la Constitución (que prohibe la introducción al territorio nacional de residuos nucleares y desechos tóxicos..."), concluyó que "no hay incompatibilidad alguna del proyecto y convenio de Basilea (sic) con nuestras leyes preexistentes ".
Aunque todo parecía marchar a la perfección, comenzaron las dificultades. En septiembre del año pasado la habilitación como zona franca para el terreno fue cancelada por resolución 0268 de la Zona Franca de Santa Marta. El motivo era que no se habían cumplido las condiciones exigidas.
Además, comenzaron las voces de alarma. Gabriel Flórez, gerente de F.M.A., envió una carta a Tradenet y a José Gregorio Sánchez Pinedo, gerente de la Zona Franca, para aclarar que sólo había actuado como intermediario. Al mismo tiempo advirtió sobre la inconveniencia de traer una carga que había contratado Tradenet "por la naturaleza misma de los productos a almacenar, que, como se sabe, se trala de desechos industriales para ser usados como combustible en la planta termoeléctrica a construirse...'. Ante el nuevo inconveniente, Tradenet acudió como intermediario a Intercontainers Ltda. Pero cuando la cosa se reactivaba, el 16 de marzo Corpamag decidió revocar la Licencia Ambiental que había otorgado a Tradenet. Según el gerente de ésta, Jorge Castellanos, "en vista de que el proyecto no tenía financiación, solicitamos la revocatoria de la licencia". Pero Hernando Sánchez, director de la corporación, sostiene otra cosa: "La cancelación tuvo que ver con el incumplimiento de los requerimientos técnicos que les exigía la licencia."
Lo más cuestionable es que mientras el tiempo transcurría y estuvo vigente la licencia ambiental, Tradenet aprovechó para adelantar una labor de comercialización a nivel mundial. Castellanos logró el respaldo de la firma danesa Volund S.A., que se comprometió a desarrollar el proyecto. También se entrevistó con los representantes de Volund en Estados Unidos que es la firma Tricor Energy Ltd. "Esa empresa -dice Castellanos- adelantó los diseños de ingeniería básica, con un costo de 425.000 dólares, y, además, con mi permiso creó la firma Tradenet International Ltd., con eltin de promover el proyecto con inversionistas y la banca mundial ".
Pero Tradenet International fue aún más lejos. Entre sus gestiones tramitó ante el gobierno de Israel 30.000 toneladas de desechos industriales localizados en Ramat Hovav. En el documento de demanda del material aseguró que "Tradenet International ha obtenido la autorización de la agencia de regulación colombiana para importar desechos industriales para ser usados como combustible en el proyecto Termosan de acuerdo con la resolución 085 de Corpamag".
Además, para sustentar su afirmación mostró una certificación de Roberto Lastra, secretario general de Corpamag, en donde se afirma que "estos residuos industriales (Hazardous Waste) que provengan del exterior, son aceptados para almacenamiento pendiente a su utilización final como combustible, y deben cumplir con las normas colombianas...". El documento contrariaba el permiso inicial, y una investigación administrativa culminó con la descalificación de la validez del mismo por parte del director de Corpamag. A pesar de ello, Tradenet International lo ha utilizado desde el 28 de septiembre del año pasado cuando fue expedido. Según Castellanos, actuando a nombre de Tradenet de Colombia S.A. "yo sólo le he dado autorización a Tradenet International para usar el nombre de la firma que tengo registrado en las labores de promoción del proyecto". De todos modos, la relación de las dos firmas no resulta clara y en los trámites el verdadero papel de una o de otra resulta difícil de separar.
No obstante, cuando todo el enredo de la tal termoeléctrica de Santa Marta parecía centrarse en un sinfín de contrariedades burocráticas, llegó a Cartagena una misteriosa carga de 97 toneladas de "desechos industriales" provenientes de Croacia. Desde que arribó a la Zona Franca despertó el tema que estaba dormido desde hace muchos meses.
Al parecer, la voz de prevención sobre su contenido provino del Ministerio de Comercio Exterior. La Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) reportó el peligro que podía representar la carga y comenzó el tire y afloje sobre la responsabilidad del manejo del espinoso asunto. La verdad es que la aparición en escena de entidades del sector nacional, puso a las autoridades locales a actuar.
Según Edgar López, de la Zona Franca, ésta decidió el 11 de mayo que Intercontainers reembarque la carga a su lugar de origen. Pero con 575 barriles de desechos en plena bahía de Santa 3WIarta, nadie se explica cómo se importaron las basuras si no existe la térmica que las procese. Sólo existe un lote en donde no hay asomo de planta de generación eléctrica.
El gerente de Tradenet sostiene que "la importación es legal cualquiera que emplee bien la legislación aduanera puede traer esa carga al país y estoy dispuesto a demandar a todos aquellos que han perjudicado a la empresa". Y para completar están por llegar a la zona franca otras 70 toneladas de carga que ya compró Castellanos.
A estas alturas nadie ha tomado una decisión de fondo y la investigación de la magnitud de los desafueros cometidos apenas comienza. Las mayores dudas tienen que ver con la forma como un proceso que supuestamente se inició en la necesidad de darle un uso a las basuras de Santa Marta y de crear fuentes más amplias de generación eléctrica para la ciudad, casi convierte a Colombia en un muladar internacional para desechos tóxicos. -