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Comcel presentó propuestas para la mitad de las 64 licencias de Wimax que se entregarán en un mes. Sus competidores dicen que esas ofertas no deben ser admitidas y piden por transparencia la intervención de los organismos de control. Para la ministra de Comunicaciones, María del Rosario Guerra, sí son válidas

TELECOMUNICACIONES

Enredo inalámbrico

Hay polémica en el concurso por las licencias de Internet regional. Supuestamente se estaría favoreciendo a Comcel, que se habría presentado fuera del tiempo límite.

2 de septiembre de 2006

La historia de esta nueva pelotera contractual tiene hora y lugar exactos. Las 4 de la tarde del pasado 14 de agosto, en la ventanilla de correspondencia del Ministerio de Comunicaciones. Esa era la hora límite para recibir de propuestas de los interesados en competir por una licencia para operar Internet de banda ancha inalámbrica, conocida como Wimax. En juego hay 64 permisos -dos por cada departamento- en un concurso que ha generado gran expectativa, tanto, que se presentaron 161 propuestas.

Los expertos aseguran que esta será la tecnología del futuro en telecomunicaciones, pues no sólo permite transmitir voz y datos, sino también televisión y radio. Por eso y pese a los riesgos que tiene invertir en nuevas tecnologías, quien tenga una de estas licencias casi que garantiza una mina de oro a futuro. Sólo el pago por su uso le significará al país cerca de tres millones de dólares al año.

Ese día, sobre el tiempo de cierre de recepción de propuestas, llegaron la representante legal de Comcel, la empresa que controla el 60 por ciento de la telefonía móvil en el país, y el representante de la empresa City Net Wimax. Pero a diferencia del resto de las otras 22 empresas en puja, éstas no lograron obtener el sello automático de radicación de las propuestas, sino que tuvieron un sello manual con la firma del funcionario de turno diciendo que eran las 4 de la tarde. Sin embargo, el primer registro automático de las propuestas aparece a las 4:27 de la tarde.

Quienes han participado en concursos de este tipo saben que este detalle, de apariencia menor, es grave, pues siempre la hora de cierre de recepción de propuestas es sagrada. Esta es una de las garantías de transparencia.

La protesta de los asistentes no se hizo esperar. Además, la confianza se fracturó porque el funcionario del Ministerio encargado del proyecto, según dicen los presentes, tuvo una respuesta displicente a las quejas y no aceptó que los reclamos quedaran consignados en el acta que se hizo en ese momento. Luego, el funcionario fue retirado de su cargo. La explicación del Ministerio es que se preveía el cambio y lo sucedido precipitó la decisión.

En esta competencia donde por su músculo financiero y cobertura Comcel luce como un Goliat y los otros proponentes lucen como David, se aprovechó, como se dice coloquialmente, la 'papaya' y se armó el debate donde no se descartan futuras demandas. Así mismo, hay preocupación de que Comcel fuera la única empresa que presentara propuestas para todos los departamentos, pues de salir escogida, dejaría sólo 32 cupos libres.

El presidente de Avantel, Carlos Mariño, una de las empresas que han manifestado su inquietud con lo sucedido, dijo a SEMANA que "las reglas del juego son para cumplirlas. Si nosotros hubiésemos llegado a las 4:01, estaríamos por fuera y los demás alegarían lo mismo". Propone como fórmula para solucionar el debate, que haya un pronunciamiento de alguno de los organismos de control.

La representante de Comcel, Hilda María Pardo, considera que no hubo ninguna irregularidad, pues a ellos no se les puede imputar las deficiencias del Ministerio en la recepción de las propuestas.

En el mismo sentido se pronunció la ministra de Comunicaciones, María del Rosario Guerra. Le dijo a SEMANA que luego de la evaluación de su equipo jurídico, decidió aceptar las propuestas de Comcel y City Net Wimax por que no encontró irregularidades . Aun así, para el presidente de la Cámara Colombiana de la Informática y Telecomunicaciones, Ramiro Valencia Cossio, se abrió un boquete de interpretaciones jurídicas.

Este sería el segundo tropiezo que tiene este tipo de licencias. El primero surgió el año pasado, cuando el gobierno adjudicó los únicos permisos nacionales que existen, a Telecom, Orbitel y la Empresa de Teléfonos de Bogotá. Esta selección fue demandada, pues se alega que no hubo concurso público sino que en la práctica el gobierno los escogió a dedo, cuando habría otras empresas interesadas.

En un mes se conocerán los ganadores de las nuevas licencias departamentales y es predecible que la polémica va a continuar. Del pronunciamiento de los organismos de control se sabrá si a Comcel se le quemó o no el pan en la puerta del horno.