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Esta foto corresponde a una anterior reunión entre Enrique Santos y Timochenko en el 2015. | Foto: Imagen tomada de Twitter: @Timochenko_FARC

PROCESO DE PAZ

Enrique Santos viajó a Cuba a apagar otro incendio

El hermano del presidente hizo parte del equipo negociador que llevó a las FARC a sentarse a dialogar con el Gobierno. Regresa para el proceso, que se encuentra bloqueado por desacuerdos entre las dos partes.

14 de marzo de 2016

No es la primera vez que el presidente Juan Manuel Santos le ‘enciende una vela’ a su hermano Enrique para superar un impasse en las negociaciones de La Habana.

Los diálogos atraviesan un momento difícil. Cuando había una relativa expectativa en torno a que el próximo miércoles santo, el 23 de marzo, se firmara por lo menos un acuerdo para el cese bilateral de fuegos, la Mesa ha perdido ritmo y está prácticamente estancada.

Esta crisis obedece a que los acuerdos de la Subcomisión para el Fin del Conflicto no fueron bien recibidos por el pleno de la Mesa, concretamente por los negociadores del Gobierno. En discusión están el número de zonas de concentración para los guerrilleros de las FARC y las reglas del juego que regirán el cese al fuego definitivo que verificará una comisión de las Naciones Unidas, integrada por países que pertenecen a la Celac.

La compleja situación quedó en evidencia la semana pasada. Desde La Habana llegó información de que los equipos negociadores trabajaron durante casi cinco días por separado, sin reunirse con la contraparte. Y para completar, un audio filtrado por el uribismo, en el que una  mujer transmitía un mensaje de ‘Timochenko‘ a sus tropas guerrilleras, dejó entrever las diferencias que aún hay entre las partes alrededor del tercer punto de la agenda, a la vez que transmitió la orden de estar con el fusil levantado por si el Gobierno no cumple lo pactado.  

Este panorama fue determinante para que la semana pasada el presidente Juan Manuel Santos le bajara el tono a la importancia de concluir los diálogos antes del 23 de marzo y les propusiera a las FARC concertar una nueva para firmar “un buen acuerdo” de paz. Este lunes, Carlos Alberto Lozada, negociador de la guerrilla, afirmó que las discusiones sobre el cese al fuego bilateral estaban frenadas.

Sin la espada de Damocles que suponía esta fecha, el principal empeño del presidente Santos es superar el impasse. Y de nuevo su hermano Enrique Santos emerge como el as bajo la manga que puede reencauzar el proceso. “El presidente Santos pidió a Enrique Santos viajar a La Habana como en otras ocasiones para transmitir mensajes”, explicó el equipo de paz del Gobierno desde La Habana.

Enrique Santos se reunirá con la delegación del Gobierno y luego con el jefe de las FARC, ‘Timochenko’. Las dos reuniones serán por separado y de corta duración. El hermano del presidente ha sido pieza determinante en este nuevo intento de paz con las FARC. Muchos lo señalan de haber puesto la primera piedra, pues hizo parte del equipo negociador durante la fase exploratoria, hace ya cinco años.

Pero Enrique aclara: “Yo no puse la primera piedra”. En varias entrevistas ha dicho que en septiembre del 2010, el presidente le preguntó si podía contar con él en la eventualidad de un proceso y que si integraría el primer equipo negociador. Las FARC calificaron su presencia como un gesto de confianza.

Y así empezó a reunirse con el que sería el equipo del Gobierno. Su labor finalizó hasta la firma del acuerdo general, en agosto del 2012, como lo reveló en su libro Así empezó todo, que puede ser considerada la génesis del proceso de paz.

Santos pensó en su hermano para sentar a las FARC a negociar, y también buscó su ayuda para resolver los nudos que han enredado el proceso.

Recurrió a él cuando se conocieron los desacuerdos en el acuerdo de justicia. En ese entonces, el presidente Santos envió a su hermano como su "mensajero personal (…) para que los negociadores entren en una especie de conclave y no salgan de ahí hasta que tengan todos los puntos resueltos".

Un mes después de que las FARC aceptaron la propuesta, se selló la negociación en el punto de víctimas, que incluía todos los pormenores acordados en materia de justicia.

Volvió a hacerlo hace un mes, después del debate que se suscitó con la presencia de Iván Márquez, Jesús Santrich y Joaquín Gómez en Conejo, La Guajira, que algunos criticaron como un acto de "proselitismo armado" y sobre el cual el propio Timochenko, jefe de las FARC, en entrevistas concedidas en el fin de semana aceptó que "hubo excesos". Aunque se revelaron pocos detalles del encuentro que sostuvieron los negociadores para zanjar el mal momento, Semana.com conoció que el hermano del presidente también estuvo en la isla ayudando a revisar los protocolos para la realización de pedagogía exclusivamente en los campamentos guerrilleros.

Santos vuelve a jugarse esta carta reservada para los momentos claves y vuelve a prenderle una vela a su hermano Enrique. Sin duda, el presidente confía en que su presencia en La Habana sea definitiva para la suerte del proceso de paz.