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ENTRE DOS FUEGOS

B.B. propicia reunión entre miembros del gobierno de Nicaragua y representantes de los indígenas de ese país.

14 de enero de 1985

El gobierno del Presidente Belisario Betancur está colaborando con el de Managua en la solución del problema que este último tiene con las minorías étnicas de la costa Atlántica, el cual ha llevado a confrontaciones armadas desde hace tres años. En desarrollo de esa colaboración, el 8 y 9 de diciembre pasados se reunieron en Bogotá, bajo la hospitalidad del gobierno colombiano, el viceministro del Interior de Nicaragua, comandante Luis Carrión, y Brooklyn Rivera, el dirigente de la organización "Miskitos, Sumos, Ramas, Alsa Takanka" (MISURASATA). Tras largas jornadas de trabajo (8 horas el sábado y 9 el domingo) las partes -que también contaron con el apoyo de representantes de los gobiernos de Canadá, Francia, Holanda, México, Suecia y del Consejo Mundial de Pueblos Indios- acordaron volverse a reunir el 19 y 20 de enero próximos, probablemente en Bogotá.
Los escasos resultados de la reunión fueron ocasionados por las diferencias que aún separan a las partes. Para Brooklyn Rivera, el proceso hacia una solución del diferendo debe iniciarse con la proclamación de un estatuto de autonomía para las minorías étnicas, después de lo cual vendrá el cese al fuego. Para Carrión, en cambio, lo primero es el cese al fuego para llegar después al estatuto de autonomía. Se rumoró que los sandinistas esperaban obtener en esta reunión de Bogotá, el cese al fuego con MISURASATA. No lo obtuvieron pero aparentemente eso no afectó el proceso de consulta, el cual seguirá su curso. Según fue revelado a SEMANA, tan pronto se llegue a un acuerdo en tales contactos, el texto del arreglo será sometido a la Asamblea Constituyente nicaraguense, recién elegida y que se instalará el 9 de enero próximo. Este cuerpo expedirá el estatuto de autonomía, que ha de consultar, además, los intereses de las otras dos organizaciones indígenas, MISATAN y MISURA. MISATAN está integrada por miskitos simpatizantes del proceso sandinista, y MISURA lo componen grupos miskitos, sumos y ramas refugiados en Honduras,quienes practican la lucha armada antisandinista y son dirigidos por Steadman Fagoth, un ex policía de Somoza de origen anglosajón.
Rivera era uno de los principales jefes del grupo armado de Edén Pastora, pero ante la crisis de ese sector decidió buscar un arreglo pacífico con los sandinistas, en desarrollo de lo cual inició algunos contactos oficiales. En octubre pudo presentarse en Managua y reunirse durante 10 días con dirigentes del gobierno. En esa oportunidad el dirigente de MISURASATA hizo saber que las condiciones de un arreglo serían: un estatuto de autonomía para los grupos étnicos, el retiro de las tropas sandinistas de las comunidades indígenas, libertad de expresión y reconocimiento de las tierras de los indios. Este paso dado por Rivera, fue considerado como una "traición" por parte de las organizaciones antisandinistas, especialmente por Steadman Fagoth.
Los sandinistas han organizado una comisión que viene estudiando soluciones al problema indígena. Algunos de sus miembros vinieron a Bogotá con Luis Carrión: Mirna Cunningham, médica y militante sandinista, y Ray Hooker, diputado sandinista, ambos de origen miskito. Los dos fueron secuestrados en meses pasados por fuerzas antisandinistas y liberados después de la visita de Rivera a Managua.
Otra nota interesante de la que se enteró SEMANA se relaciona con los dos asesores norteamericanos que trajo el grupo de Rivera a Bogotá. El uno era un antropólogo, Bernard Nietschman, y el otro Ted McDonald, miembro de la Indian Law Resource Center, organismo fundado en 1979 para disputarle al Indian Treaty Council (simpatizante del proceso sandinista) su lugar dentro de la ONU. Estos asesores jugaron un papel en las deliberaciones. Algunos testigos aseguran que fueron ellos los que sugirieron a Rivera adoptar una línea de excesiva cautela ante las propuestas de Carrión, que apuntaban a llegar a un acuerdo en esta reunión.
La revolución sandinista, tras el triunfo sobre Somoza, cometió errores en relación con las minorías étnicas. Cuando los "contras" abrieron hostilidades a lo largo del Río Coco, limítrofe con Honduras, el ejército de Managua decidió reubicar a casi 10 mil miskitos para que no fueran utilizados por el enemigo. Eso significó el desarraigo de los indígenas de su hábitat natural, la pérdida de sus ganados, herramientas e instrumentos de labranza, lo cual disparó un proceso de éxodo hacia Honduras de varias comunidades, donde muchos de sus hombres comenzaron a ser manipulados por los "contras". Hoy en día, el gobierno sandinista está tratando de enmendar esas fallas y ha reconocido los derechos de los miskitos.
El gobierno colombiano es consciente que la solución del problema indígena en Nicaragua forma parte de las soluciones que el Grupo de Contadora preconiza. Betancur, quien ha puesto su grano de arena en los diálogos entre los rebeldes y el gobierno salvadoreño, colabora ahora en el desmonte de uno de los más intrincados diferendos en Nicaragua misma: el de los miskitos.