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ENTREVISTA : SANTIAGO MEDINA

"Sigo pagando los platos rotos"

4 de mayo de 1998

La semana pasada la Corte Suprema de Justicia negó la libertad provisional de Santiago Medina, ex tesorero de la campaña Samper Presidente.En la providencia, los magistrados le pasaron una cuenta de cobro a Samper al recordarle que su elección fue financiada con dineros del narcotráfico. SEMANA habló con Medina sobre la decisión de la Corte. Semana: ¿Qué opina del fallo de la Corte en el cual le niega la libertad provisional?Santiago Medina: El fallo tiene una parte lógica y una parte absurda. La lógica es que por primera vez la Corte se pronuncia sobre lo que pasó en la campaña de Ernesto Samper. Lo absurdo es que por razones para mí incomprensibles consideran que la forma de legitimar un veredicto histórico sobre este escándalo es fregándome a mí.
Semana: Explíquese.
S.M.: Si uno lee con detenimiento el fallo de la Corte se da cuenta de que los magistrados decidieron pasarle una cuenta de cobro tardía a Samper por la narcofinanciación de su campaña. A través de mi solicitud de libertad provisional la Corte aprovechó la ocasión para decirle a la opinión pública que ellos estaban convencidos de que todo lo que yo había dicho era verdad. Qué lástima que este pronunciamiento lo hubieran hecho demasiado tarde porque, en su momento, cuando iban a absolver a Samper en la Cámara, la Corte hubiera debido proponer una colisión de competencia que les hubiera permitido juzgarlo directamente. Como no lo hicieron, tenían la mala conciencia de haber pasado agachados ante el escándalo político más grande de este siglo. Para tranquilizar su conciencia utilizaron mi caso como disculpa.
Semana: ¿Por qué dice que lo 'fregaron'?
S.M.: Porque para decirle al país que todo lo que había sucedido en la campaña era gravísimo decidieron que era necesario agregar que yo tengo una personalidad predispuesta para el delito. Y que, en consecuencia, tengo que permanecer otros 15 meses recluido en esta casa.
Semana:En el fallo la Corte dice que usted no se ha resocializado.
S.M.: Eso es lo más absurdo que he escuchado en mi vida. Ernesto Samper, Fernando Botero y yo, ante la preocupación de que fuéramos a perder las elecciones, tomamos la decisión de aceptar seis millones de dólares del cartel de Cali. Había un acuerdo tácito de que ninguno de los tres iba a contar. Un día yo rompí ese acuerdo y decidí que el país se enterara de todo fueran cuales fueran las consecuencias. Acepté mi condena y lo único que he querido es estar a paz y salvo con la justicia. Qué quiere decir entonces que yo no me he resocializado. Los que no se han resocializado son los que están por fuera.
Semana: ¿Quiénes concretamente?
S.M.: Todos menos yo. Ernesto Samper, quien ha negado todo, está de Presidente. Fernando Botero, quien dijo la verdad a medias, está en este momento en un crucero en el Caribe, y yo, que conté toda la verdad, acabo de enterarme que tengo que pasar un año y medio más en reclusión. ¿Les parece lógico?
Semana: Pero usted era el protagonista central.
S.M.: No, señor. Yo no era el protagonista central. Una cosa es que hayan decidido que yo sea el principal culpable. Muchas otras personas, quienes no participaron directamente en la decisión del ingreso del dinero, tenían conocimiento de lo que ocurrió. Entre ellos Horacio Serpa, quien está hoy en la antesala de la Presidencia de la República. Rodrigo Pardo, quien de embajador pasó a director de El Espectador, y Juan Fernando Cristo, quien es hoy un flamante senador.
Semana: Pero hubiera sido contradictorio para la Corte reconocer la gravedad de los hechos y al mismo tiempo darle la libertad provisional.
S.M.: No hubiera sido contradictorio sino justo. El primero en reconocer la gravedad de los hechos soy yo, quien fue el que se los contó al país. Sin mi confesión la Corte nunca hubiera tenido la posibilidad de llegar a las conclusiones expuestas en la providencia de la semana pasada. En lugar de decir que yo soy un delincuente no resocializado podían haber dicho que yo fui el factor determinante para que los colombianos supieran la verdad. El recorte de penas que había solicitado no era un favor. Era un derecho que tienen todos los presos que cumplen con ciertas condiciones. Yo cumplí con esas condiciones. Para negarme ese derecho se requería la teoría del delincuente no resocializado. ¿Ustedes creen que después de esto alguien va a querer colaborar con la justicia como yo hice?
Semana: ¿Y usted ya tenía las maletas listas?
S.M.: Nunca las he tenido listas porque desde el primer momento tuve claro que el gobierno iba hacer lo imposible para mantenerme detenido. Lo que no tenía claro es que la justicia, que teóricamente es independiente del gobierno, se sumara a esta causa. Invertí cientos de horas ayudándoles a entender a los fiscales cómo habían ocurrido los hechos de la campaña. Le creí a Valdivieso cuando me prometió que me daría beneficios por mi colaboración. Cumplió a medias. Al único que le pasaron la cuenta de cobro completica fue a mí.