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| Foto: Policía Nacional

NARCOTRÁFICO

“Es mejor prepago que pospago”: capo del Cartel de Cali

Semana.com revela en exclusiva audios de Orlando Sánchez quien poco antes de su reciente captura con fines de extradición se dedicaba a una de sus pasiones: las mujeres prepago.

1 de abril de 2017

Los vecinos de uno de los más exclusivos conjuntos campestres del norte de Bogotá quedaron impactados con una noticia que vieron la a comienzos de esta semana. No era para menos. Esposado y fuertemente custodiado por hombres de la Dirección de Investigaciones y Policía Judicial e Interpol – Dijín– apareció en todos los medios de comunicación la imagen de un personaje que durante varios años vivió entre ellos. Por los reportajes se enteraron de que aquel amable hombre en realidad era uno de los más temidos capos de la historia de la mafia en el país. Se trataba nada menos que de Orlando Sánchez Cristancho.

A las nuevas generaciones ese nombre no les dice mayor cosa. Sin embargo, Sánchez llegó a ser una de las figuras más importantes, poderosas y temidas del cartel de Cali y posteriormente del Norte del Valle. En pleno auge de los grandes carteles, a mediados de los años noventa, el miedo que infundía quedó en evidencia cuando se revelaron unas conversaciones entre los jefes de la mafia, los hermanos Rodríguez Orejuela y otros mafiosos en los que se referían a Sánchez con verdadero temor. Por varios años los medios y las autoridades afirmaron que era conocido con el alias de “el Hombre del Overol”. No obstante, ese remoquete en realidad pertenecía a otro capo, Orlando Henao Montoya.

Las disputas internas de la mafia llevaron a Sánchez a separarse del cartel de Cali y a unirse a sus enemigos del Norte del Valle. En la guerra desatada entre esas facciones lo señalaron de ser uno de los artífices del atentado contra William Rodriguez, hijo del narco Miguel Rodríguez Orejuela. También de estar tras el asesinato de Elizabeth Montoya de Sarria, conocida como la Monita Retrechera, cercana a los capos de Cali, crimen que habría cometido para evitar pagarle a la mujer una deuda de 11 millones de dólares.

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En 2001 salió extraditado a Estados Unidos y negoció una condena de seis años de prisión con las autoridades de ese país. Cuando llevaba cuatro tras las rejas quedó en libertad condicional, y en 2007 regresó en silencio a Colombia. Poco se volvió a saber de él. Sin embargo, las viejas mañas no se olvidan. En octubre de 2015 una corte de la Florida lo solicitó en extradición y pidió a la Interpol emitir una circular roja. “Armado, peligroso”, dice el encabezado del documento por medio del cual lo buscaban en 180 países.

Está requerido por estafas y lavado de activos por cerca de un millón de dólares. Las autoridades norteamericanas solicitaron ayuda a sus colegas en Colombia para ubicarlo. Fue así como miembros de un grupo especial de investigación de la Dijín, junto con la Fiscalía, empezaron a rastrearlo por todo el país. Las pesquisas los llevaron a establecer que Sánchez había retomado una de sus viejas aficiones: los caballos de paso fino.

Los investigadores determinaron que tenía un negocio de venta de ‘pajillas’, semen de caballos campeones que alcanza precios muy altos. Igualmente documentaron que compraba y vendía caballos por sumas que llegaban a los 1.500 millones de pesos por ejemplar. Este rastreo, así como el de lujosos bienes por más de 8.000 millones de pesos, dejó en claro para los sabuesos que, tras la fachada de caballista, Sánchez podía estar lavando dinero de la mafia. Por meses lo siguieron y documentaron sus actividades. “Estamos trabajando con las autoridades norteamericanas para establecer qué otros delitos cometió”, dijo a SEMANA el general Jorge Vargas, director de la Dijín. (Escuche el audio completo aquí)

Las fiestas del capo

Los seguimientos e interceptaciones legales realizados por la Dijín con acompañamiento de la fiscalía también dejaron en evidencia que Sánchez también  seguía con la otra vieja maña de los mafiosos: buscar compañía de prepagos para fiestas y bacanales. SEMANA.COM varios audios de las conversaciones captadas por la justicia al capo. En ellas habla desprevenidamente con un socio a quien le cuenta sobre algunos negocios y cómo está preparando una fiesta con varias mujeres.

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“Son una chimba de viejas, no como esos gürres que usted se come”, se escucha decirle a Sánchez al hombre con el que está conversando “Usted les regala para una ropita y tan tan tan. Y cuando la quiera volver a ver y ahí la tiene, una noviecita pero bella”, le explica el capo a su interlocutor. “Es una chimba. Está en la universidad estudiando contaduría. Uno es que es un marica, andando con una que lo exprime. Es mejor prepago que post pago”, finaliza uno de los apartes de la charla en la que el narco le comenta a su amigo, en otros fragmentos de la conversación, que su esposa gasta mucho dinero y que por eso es mejor, según él, buscar mujeres prepago. A ellas las que les dan regalos, como ropa, o dinero a cambio de sostener relaciones sexuales. También le comenta que algunas de ellas están estudiando carreras técnicas o universitarias y que necesitan dinero para pagar sus estudios, razón por la cual “no ponen mayor problema y no molestan nunca”

Los caballos y las bacanales que tanto le gustaban a Sánchez es algo que ya no volverá a ver. Con 64 años de edad y tras haber sobrevivido a las vendettas y a la cárcel, Sánchez está otra vez en prisión y en pocos meses será nuevamente extraditado. Es claro que no aprendió la lección y que la avaricia pudo más que las ganas de conservar la libertad.