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E N T R E V I S T A

Es tiempo para el siglo XXI

El coronel Glenn R. Weidner, comandante de la recientemente clausurada Escuela de las Américas, se defiende de las críticas por violación de derechos humanos y da su punto de vista del proceso de paz

15 de enero de 2001

SEMANA: El viernes de la semana pasada se cerró la Escuela de las Américas, ¿por qué?

GLENN R. WEIDNER: Es tiempo para movernos hacia el siglo XXI.

SEMANA: ¿Eso qué significa?

G.R.W.: Hay una realidad política: ha terminado la Guerra Fría. No estamos en esa situación que enfrentamos durante 50 años en que predominaban asuntos de seguridad en las relaciones entre países de la región, todos colonizados por el conflicto este-oeste. Por eso la clausura de la Escuela para dar paso a la creación del nuevo Instituto para la Seguridad Cooperativa del Hemisferio (Western Hemisphere Institute for Cooperative Security).

SEMANA: ¿Qué sustento tienen las acusaciones en el sentido en que la Escuela era un centro de enseñanza de torturas?

G.R.W.: Es una injusticia. Por aquí pasaron 61.000 militares latinoamericanos y quizás algunos se involucraron en abusos, en excesos en los conflictos en la zona. Pero en la Escuela siempre se ha inculcado la aplicación y respeto a los acuerdos internacionales, a la ley internacional humanitaria.

SEMANA: ¿Pero sí va a haber diferencias entre el Instituto con la Escuela?

G.R.W.: Naturalmente. El Instituto promoverá instrucción no sólo a militares sino también a funcionarios civiles y judiciales en función de la seguridad cooperativa. Es decir, promoción de progreso socioeconómico en el hemisferio y desarrollo de la democracia. Hoy día la idea de seguridad está cambiando, es mucho más amplia que simplemente confrontación armada entre sectores, tiene que ver con la idea del progreso social.

SEMANA: ¿Quiénes pueden optar a hacer cursos en el nuevo instituto?

G.R.W.: El sistema sería similar al que existía con la Escuela de las Américas. Todos los países del hemisferio tienen la oportunidad de candidatizar alumnos, que pueden ser militares, policiales o civiles.

SEMANA: ¿Los militares, policías y civiles colombianos tienen alguna prioridad por el Plan Colombia?

G.R.W.: Yo creo que sí. La presencia de Colombia en la Escuela de las Américas siempre fue bastante fuerte porque el país ha estado involucrado en un alto grado de conflicto.

SEMANA: ¿Y cómo van a explicarles a los alumnos colombianos que la Guerra Fría ya terminó cuando ellos tienen que combatir a una guerrilla que se declara comunista?

G.R.W.: Colombia sufre un conflicto muy complicado que está más allá de la antigua lucha ideológica. Tiene matices de la violencia de Colombia entre liberales y conservadores que antecedió al actual conflicto y el nacimiento de guerrillas que luego evolucionaron al marxismo, sin duda, pero que se han subvencionado por la actividad criminal durante 40 años con secuestros, extorsión y ahora narcotráfico. Además está el surgimiento de grupos paramilitares, que complica todo. Pero la única reacción de los militares debe ser en forma legítima, con la responsabilidad de defender un Estado.

SEMANA: En Colombia hay múltiples acusaciones de militares de auxiliar o no combatir a los paramilitares. ¿Usted qué piensa?

G.R.W.: Eso es un problema, eso es algo que ataca la legitimidad de las Fuerzas Armadas y del mismo Estado. Todos los elementos institucionales del Estado deben estar protegiendo a la población en forma igual a las varias amenazas que existan.

SEMANA: Como experto militar, ¿cree que la solución al conflicto armado del país es militar o negociada?

G.R.W.: Yo creo que la política del presidente Pastrana es heroica, su gobierno ha demostrado un firme compromiso para negociar la paz y eso hay que alabarlo.

SEMANA: ¿Usted cree que los militares colombianos están en capacidad de vencer militarmente a la guerrilla?

G.R.W.: Yo no estoy por opinar en esto. Eso es un asunto de las autoridades colombianas. Claro que la política norteamericana puede apoyar a la política del gobierno colombiano, que es la de buscar una paz negociada.