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ESCANDALO EN NUEVA YORK

Magnate petrolero "chimbo" enreda a ex cónsul colombiano en Nueva York en acusaciones sobre tráfico de drogas

26 de mayo de 1986

"Ex cónsul de Colombia en Nueva York y 23 sindicados más, acusados de pertenecer a un grupo dedicado al tráfico de cocaína". Con este titular el New York Times lanzó la última bomba sobre participación de eminentes colombianos en el tráfico de droga. El colombiano en este caso, era Roberto Jaramillo, de 51 años, miembro de la sociedad bogotana, quien había desempeñado por cerca de tres años el Consulado general en Nueva York, hasta marzo del 83, con el rango especial de embajador. Según el Departamento de Justicia norteamericano, en pleno ejercicio de sus funciones consulares, Jaramillo hizo uso de sus privilegios diplomáticos para evitar la requisa de maletas y containers ubicados cuidadosamente en partes ocultas de vehículos, naves y aeronaves.
John Mc Cann, de 44 años, abogado de Pittsburgh y Steve Hagerman, de 31 años, natural del estado de Michigan, serían las cabezas de un grupo de 24 personas que, según las autoridades, operaron una eficiente red de narcotráfico durante varios años. Jaramillo está acusado de conspiración por utilizar sus privilegios diplomáticos, delito que podría llevar una pena hasta de 15 años.
La historia comenzó a mediados de 1981 cuando Roberto Jaramillo, entonces cónsul en Nueva York, recibió una llamada de su colega de Mónaco, quien le recomendaba atendiera a un amigo suyo de nombre John Mc Cann. Mc Cann, un hombre muy distinguido, de unos 40 años, le manifestó el interés de su compañía, la Energy Exploration Company, de hacer inversiones mineras de carbón y petróleo en Colombia. Mencionó inversiones iniciales de entre 5 y 10 millones de dólares. Jaramillo le dijo que con el mayor gusto estaba dispuesto a prestarle toda la colaboración posible, pero que sería necesario que enviara tanto su hoja de vida como la de la compañía.
Días después toda la información solicitada llegó al Consulado. La hoja de vida, tanto, de Mc Cann, como de su compañía resultaron impresionantes. Mc Cann, presidente de la Energy Exploration Company, compañía dedicada a la explotación de gas, carbón y petróleo, era también uno de los accionistas principales de la Petroleum Resources Inc., una sociedad anónima inscrita en la Bolsa de Nueva York. Además era un distinguido abogado de Pittsburgh que antes había sido uno de los alcaldes, así como uno de los jueces más jóvenes en la historia de Nueva Jersey. Adjuntó también las hojas de vida de dos geólogos y un especialista en carbón que participarían en el estudio de sus inversiones en Colombia. Días más tarde se volvieron a reunir y Jaramillo le manifestó que estaba dispuesto a ponerlos en contacto con las diferentes entidades que fueran necesarias para sus gestiones en Colombia.
Mc Cann señaló que él consideraba muy importante que una persona que conociera a la gente clave, lo pusiera en contacto personalmente, pues para negociaciones de alto nivel no quería llegar a Bogotá como un paracaidista sin hablar el idioma y sin conocer a nadie. Le sugirió al cónsul que si no podría él acompañarlo en un breve viaje introductorio que sería muy corto y tendría la comodidad de ser en jet privado. El cónsul manifestó que tendría que pedirle permiso a la Cancillería. Así lo hizo y este fue concedido.
Jaramillo y Mc Cann volaron a Colombia a comienzos de 1982. En Bogotá el inversionista manifestó que lo más importante para él era tener asesoría jurídica del más alto nivel. Por esto, el cónsul le recomendó la prestigiosa firma Cavelier Perdomo y Cavelier. Asesorados por esta y por Jaramillo procedieron a una intensa jornada de trabajo entrevistándose con numerosos funcionarios relacionados con inversiones extranjeras en minería. Estos incluían: Carlos Zambrano Ulloa, viceministro de Minas; Rafael Bueno, de la División de exploración de Ecopetrol; Guillermo Peña, geólogo de Carbocol; Daniel Peñate, asesor del ministro de Minas; Fredy Castaño, jefe de inversiones privadas de Planeación Camilo González, secretario general de Planeación; Raimundo Aldana, gerente técnico de Carbocol; Fernando Copete, subgerente industrial del Banco de la República.
Igualmente fueron recibidos por altos funcionarios de la Embajada norte americana quienes también discutieron las perspectivas energéticas de Colombia. La agotadora actividad de trabajo fue alternada con vida social del más alto nivel, bajo la hospitalidad de Jaramillo, quien le hizo a su invitado diversos homenajes sociales, presentándoselo a sus amigos.
Después de esta visita quedaron sentadas las bases para comenzar un proceso de negociación serio sobre la posible inversión millonaria de la Energy Exploration Company en el país. Algunos de los funcionarios públicos que recibieron a Mc Cann fueron entrevistados por SEMANA y manifestaron unánimemente que éste demostró un grado de conocimiento en asuntos energéticos que no podía ser improvisado.
De regreso a los Estados Unidos, Mc Cann le envió a Jaramillo una carta de fecha 30 de enero (ver anexo) en la cual le agradece toda su colaboración y le dice amablemente que espera que en el futuro él será el "campeón del proyecto". El diplomático no sólo se convirtió en el "campeón del proyecto" sino en amigo personal de Mc Cann. Fue invitado inclusive a pasar fines de semana en la residencia del norteamericano en Pittsburgh donde fue objeto de varios homenajes. La esposa de Mc Cann, hoy también investigada penalmente, era la directora social del Country Club de esa ciudad. En los siguientes dos años Jaramillo, Mc Cann y otros representantes de Energy Exploration Company realizaron unos siete viajes más a Colombia. Con frecuencia los acompañó otro norteamericano, Steven Hagerman, de menos de 30 años, quien actuaba como socio de Mc Cann. En los viajes hicieron diversas escalas. Dos veces fueron a Ecuador y una a Costa Rica. Como los jets privados no tenían autonomía de vuela para viajar entre Nueva York y Suramérica, hacían escala primero en Palm Beach y luego en lugares diversos como Haití, las Bahamas y las Islas Caimán. El regreso siempre se hacía por un pequeño aeropuerto de la Florida llamado Port Lucie donde, según las autoridades, el pasaporte diplomático de Jaramillo evitaba inconvenientes trámites de aduana.
La frecuencia de los viajes y los múltiples países visitados constituyen, según el Departamento de Justicia norteamericano, evidencia de actividad continua de tráfico de droga en el cual Jaramillo fue utilizado directa o indirectamente. SEMANA consultó fuentes tanto en Detroit, Nueva York, como Bogotá y logró establecer que en la mayoría de los lugares visitados, Mc Cann tenía negocios legítimos que aparecían tan convincentes como los que tenía en Colombia. Al parecer, después de varios meses de -onversaciones sobre inversiones en minería, decidió también explorar la posibilidad de invertir en cultivo de -amarones. Para esto decidió investigar tres fuentes: Colombia, Ecuador y Costa Rica. En Colombia, Jaramillo lo puso en contacto con la firma Intermar S.A., con la cual se llegó a estudiar proyectos tan concretos, que un biólogo fue enviado de los Estados Unidos, para estudiar las zonas apropiadas de Tumaco.
Para tratar lo relacionado con el Ecuador se reunió con el cónsul de este pais en Nueva York, quien entusiasmado en el proyecto, aceptó, al igual que lo había hecho Jaramillo, acompañarlo personalmente a Guayaquil para presentarlo ante las autoridades ecuatorianas. Así mismo, lo puso en contacto con Gustavo Romero Arteta, uno de los abogados más prestigiosos de ese país. Como simultaneamente se estaban adelantando los proyectos en Colombia, Jaramillo los acompañó en ese viaje y fue invitado al Ecuador. Ubicados unos posibles terrenos, un biólogo fue también enviado a hacer la inspección técnica de la zona.

El caso de Costa Rica es todavía más curioso. Jaramillo y Mc Cann volaron a Washington donde se entrevistaron con Jorge Navarrete, director del International Finance Corporation, una agencia del Banco Mundial, para pedirle asesoría en posibles proyectos de cultivo de camarones en el Pacífico. Navarrete les recomendó estudiar un proyecto maricultural que había en Costa Rica, que aunque estaba quebrado, en su opinión, podría tener buenas perspectivas con una inyección de capital. Los puso en contacto con personajes importantes costarricenses quienes los atendieron cuando visitaron ese país. Se discutió inclusive, la posible participación económica del International Finance Corporation en un 25% de la inversión. Al igual que en Colombia, en Costa Rica sostuvieron múltiples entrevistas con los funcionarios públicos relacionados directamente con el proyecto. Las escalas en Haiti, las Bahamas y las Islas Caimán, se hacían a la ida o al regreso de cada viaje a Suramérica por la imposibilidad del vuelo directo.
Del estudio de toda la documentación disponible sobre el caso, se deduce que Mc Cann tenía las credenciales, el conocimiento y el dinero para pasar como un legítimo hombre de negocios. Más sorprendente aún en su disciplina y su capacidad de discutir detalles técnicos con docenas de interlocutores en diferentes paises. La correspondencia demuestra discusiones sobre aspectos financieros, geologicos, técnicos y comerciales del más alto nivel. Para quienes lo conocieron subsiste la incógnita de si estaba involucrado en drogas desde el comienzo o si cambió de actividad a mitad de camino. Fue arrestado recientemente al intentar entrar de Canadá a los Estados Unidos con un pasaporte falso. Hagerman, su socio se encuentra en Canadá y ha sido solicitado en extradición por el gobierno norteamericano.
Roberto Jaramillo, según allegados, estaba interesado en montar una oficina de representaciones tan pronto se retirara del Consulado y consideraba la firma del norteamericano como un posible cliente. Tuvo la precaución de que todos los viajes que hicieron mientras era cónsul, se hicieran con autorización de la Cancillería, en uso de licencia no remunerada o en vacaciones. Tan pronto se supo la noticia oficialmente, el ex diplomático aceptó presentarse ante la justicia norteamericana y el lunes pasado viajó a Detroit donde será dejado en libertad bajo fianza para posteriormente arreglar su defensa.

El caso de Costa Rica es todavía más curioso. Jaramillo y Mc Cann volaron a Washington donde se entrevistaron con Jorge Navarrete, director del International Finance Corporation, una agencia del Banco Mundial, para pedirle asesoría en posibles proyectos de cultivo de camarones en el Pacífico. Navarrete les recomendó estudiar un proyecto maricultural que había en Costa Rica, que aunque estaba quebrado, en su opinión, podría tener buenas perspectivas con una inyección de capital. Los puso en contacto con personajes importantes costarricenses quienes los atendieron cuando visitaron ese país. Se discutió inclusive, la posible participación económica del International Finance Corporation en un 25% de la inversión. Al igual que en Colombia, en Costa Rica sostuvieron múltiples entrevistas con los funcionarios públicos relacionados directamente con el proyecto. Las escalas en Haiti, las Bahamas y las Islas Caimán, se hacían a la ida o al regreso de cada viaje a Suramérica por la imposibilidad del vuelo directo.
Del estudio de toda la documentación disponible sobre el caso, se deduce que Mc Cann tenía las credenciales, el conocimiento y el dinero para pasar como un legítimo hombre de negocios. Más sorprendente aún en su disciplina y su capacidad de discutir detalles técnicos con docenas de interlocutores en diferentes paises. La correspondencia demuestra discusiones sobre aspectos financieros, geologicos, técnicos y comerciales del más alto nivel. Para quienes lo conocieron subsiste la incógnita de si estaba involucrado en drogas desde el comienzo o si cambió de actividad a mitad de camino. Fue arrestado recientemente al intentar entrar de Canadá a los Estados Unidos con un pasaporte falso. Hagerman, su socio se encuentra en Canadá y ha sido solicitado en extradición por el gobierno norteamericano.
Roberto Jaramillo, según allegados, estaba interesado en montar una oficina de representaciones tan pronto se retirara del Consulado y consideraba la firma del norteamericano como un posible cliente. Tuvo la precaución de que todos los viajes que hicieron mientras era cónsul, se hicieran con autorización de la Cancillería, en uso de licencia no remunerada o en vacaciones. Tan pronto se supo la noticia oficialmente, el ex diplomático aceptó presentarse ante la justicia norteamericana y el lunes pasado viajó a Detroit donde será dejado en libertad bajo fianza para posteriormente arreglar su defensa.