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“Hugo Chávez es un zorro que utiliza la provocación como táctica para desequilibrar a sus enemigos”

relaciones binacionales

Escaramuzas verbales

Andy Webb-Vidal*, corresponsal en Venezuela de la más prestigiosa revista de estrategia militar del mundo, analiza para SEMANA la actitud agresiva del presidente Hugo Chávez.

26 de enero de 2008

Al presidente Hugo Chávez le encanta usar refranes en su programa televisado Reality revolucionario, Aló, Presidente, y entre sus predilectos están algunas joyas: "A cada cochino le llega su sábado" y "Guerra avisada no mata soldado". No sería descabellado tomar estas frases en cuenta al intentar el destino de las relaciones bilaterales.

En cosa de semanas, el inquilino del Palacio de Miraflores no sólo ha cortado la línea de comunicación oficial con Colombia, sino que a la vez se ha convertido en un aliado de las Farc, el enemigo interno. Esto representa un reto sin precedentes para Colombia.

Uno de los errores que siempre se repite al analizar el comportamiento del 'caballero bolivariano' de Caracas es su descalificación como un ruidoso vecino del barrio, el que habla mucho pero que nunca va más allá de una retórica cargada de disparates tropicales.

No es así. Chávez es un zorro, con una habilidad -afilada después de nueve años en el poder- para el uso de la provocación como táctica para desequilibrar a sus enemigos. Otra cosa es cierta: Chávez ha tenido a Colombia en la mira desde hace años, pero siempre la ubicaba en segundo plano debido a lo difícil que representa enfrentar a un gobernante popular, como es el presidente Álvaro Uribe, y la tentadora existencia de otros blancos más fáciles de captar, como fueron Bolivia, Ecuador y Nicaragua.

Pero ahora le toca a Colombia, le llegó su 'sábado' metafórico. Para este reto, la receta de Chávez es buscar debilitar al país económicamente, y a Uribe políticamente, para que de aquí a 2010 surja un ambiente propicio para un candidato afín a Caracas.

Chávez ha anunciado el "cierre" del comercio bilateral. Porque el comercio favorece a las exportaciones colombianas, este cierre sería un factor muy negativo para la economía de Colombia en los próximos meses. Añadiendo a esto una ya muy probable recesión en Estados Unidos, el futuro económico de Colombia en el mediano plazo luce difícil.

Por otra parte, la dependencia de Venezuela a importaciones colombianas, especialmente de alimentos, es de tal magnitud que un cierre abrupto del comercio sería más desestabilizador para el propio Chávez que para Colombia. En Venezuela, la escasez de productos básicos se torna cada vez más grave, minando la popularidad del gobierno.

Chávez sabe eso muy bien y, para compensar, está buscando reemplazar en el mediano plazo el suministro de estos bienes de Colombia por importaciones de países como Brasil. Todo esto es parte de una muy clara 'guerra avisada' a Colombia.

Sin embargo, la situación es más compleja. Una desaceleración de la economía de Estados Unidos y de la economía global también representaría un peligro para la estabilidad política de Chávez, inclusive en mayor grado de lo que significaría para Colombia. Hoy en día, el petróleo es la fuente de nada menos que el 90 por ciento de los ingresos de divisas a Venezuela.

La posibilidad de que, con un desplome de los precios del crudo, a Chávez se le acabe su chequera bolivariana se aproxima inexorablemente y, mientras tanto, aumenta exponencialmente el riesgo de que su gobierno, de corte esencialmente militar, busque el clásico enemigo externo para tapar a los cada vez más inmanejables problemas internos.

La historia muestra que esa estrategia suele terminar mal para quien la emplea. Un choque bélico tipo Islas Malvinas / Falklands Islands, hipotéticamente trasladado a La Guajira, presentaría riesgos militares mucho más elevados para Chávez que, por ejemplo, un ensayo de cruce de disparos durante tres días en un lugar remoto de la Sierra del Perijá.

La moraleja de la guerra que en 1982 llevó a la caída de la junta militar argentina es clara: gobierno militar que no sirva para ganar una guerra no sirve para nada.

El escenario de una guerra todavía luce bastante improbable. Sin embargo, una aventura armada de Venezuela hacia Colombia, aun de pequeña escala, y a diferencia de un cese de relaciones comerciales, ya no será una de las 'guerras avisadas' de Chávez.

*Consultor privado, corresponsal de Jane's, Intelligence Review y corresponsal del Financial Times en Venezuela de 2000 hasta 2007