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Seguimiento de las autoridades a alias Allende, cabecilla de la Segunda Marquetalia en Nariño.
Seguimiento de las autoridades a alias Allende, cabecilla de la Segunda Marquetalia en Nariño. | Foto: Suministrada a SEMANA.

Nariño

Esta es la historia que sacude al crimen en Colombia: la “traición” de carteles mexicanos a la Segunda Marquetalia

SEMANA conoció detalles inéditos de la caída de alias Allende, poderoso cabecilla de la Segunda Marquetalia, a manos de las Fuerzas Militares en el departamento de Nariño.

Redacción Semana
5 de enero de 2024

Alias Allende sería el cabecilla más importante de la Segunda Marquetalia que se encontraba en Colombia hasta este 31 de diciembre, el día en que habría sido dado de baja por las Fuerzas Militares. Detrás de la caída del poderoso guerrillero estaría la traición de carteles internacionales, según fuentes de inteligencia militar consultadas por SEMANA.

Este hombre fue ubicado en el departamento de Nariño y las autoridades ofrecieron una recompensa de hasta mil millones de pesos a cambio de información que facilitara su judicialización. Tras varios intentos por atraparlo, las tropas lo sorprendieron en el municipio de Roberto Payán, donde lideraba la estructura Alfonso Cano.

Allí llegaron los uniformados tras una información que se rescató de organizaciones transnacionales dedicadas al tráfico de cocaína, propiamente mexicanas. Todo indicaría que los extranjeros lograron establecer el lugar exacto donde el disidente celebraría la llegada de 2024 junto a las personas de su más entera confianza.

Estos datos los habrían suministrado los delincuentes por una guerra interna que hay en el mercado. SEMANA conoció que los grupos ilegales de Centroamérica tendrían serias diferencias con alias Allende por no entregar cinco toneladas de cocaína a mediados de 2023 que tenía como destino las calles de Estados Unidos, principalmente en Nueva York.

Así lo explicó una fuente de la institución, cuya identidad se reserva por su petición: “La desconfianza de los carteles de la droga habría facilitado el acceso a información valiosa para poder llegar al capo y desarrollar esta operación militar”. Aunque no se ha encontrado su cadáver, la unidad de inteligencia tiene certeza de su muerte.

A los investigadores les llamó la atención la edad de este sujeto y el compromiso que tenía dentro de la organización criminal. Con 32 años, lideraba una de las fracciones más sangrientas de las disidencias de las Farc en el sur de Colombia. También marcó interés las personas que lo rodearon en los últimos días en que habría estado con vida.

Segunda Marquetalia habría frenado operación militar en Nariño.
Disidentes de las Farc en operación de las Fuerzas Militares el pasado 31 de diciembre. | Foto: Suministrada a SEMANA.

Al parecer, los sujetos que integraban su anillo de seguridad eran de raza negra que cargaban fusiles y ametralladoras, donde el único de tez blanca era él. Eso no sería coincidencia, pues se sospecha que Allende habría sido influenciado por pitonisas y brujerías de la región para tener ese bloque de vigilancia, alegando que serían imbatibles.

Ahora bien, las tropas de las Fuerzas Militares se mantienen en el sector donde ocurrió el combate el pasado 31 de diciembre con el fin de dar con el paradero de los tres sujetos que habrían fallecido, incluido Allende. Igualmente, en la búsqueda de los sujetos que le custodiaban la espalda y descubrir la ubicación de posibles depósitos de armas.

La teoría de los investigadores es que el disidente canjeaba cocaína por material de guerra y dinero para mantener activa la lucha armada en sector de Colombia, donde también se mueven los hombres de la guerrilla del ELN y las disidencias de las Farc del Estado Mayor Central que comanda alias Iván Mordisco, quien negocia la paz con el Gobierno.

Lo que más preocupa a la fuerza pública es que los delincuentes han acusado a la población civil de la muerte del cabecilla de la estructura de Alfonso Cano. Allí se han denunciado intimidaciones, amenazas y presiones. Ante este escenario, los uniformados redoblaron su presencia para garantizar la tranquilidad a las personas hostigadas.