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Sean Flynn, director del Programa de Justicia e Información de la Universidad de Washington. | Foto: Archivo particular

NORMAS

"Estados Unidos no debería ser la legislatura del mundo"

Sean Flynn, experto en propiedad intelectual, explicó por qué, en su criterio, la Ley de implementación del TLC aprobada en Colombia no favorece al país y sí a los intereses de las farmacéuticas y la industria del entretenimiento.

César Paredes y Natalia Marriaga, periodistas de SEMANA
14 de abril de 2012

El profesor Sean Flynn, director del Programa de Justicia e Información de la Universidad de Washington, ha sido uno de los más duros críticos de las implementaciones de los tratados de libre comercio de Estados Unidos con países latinoamericanos. En su criterio, esos acuerdos favorecen a los sectores de la industria del entretenimiento en detrimento de los derechos de los ciudadanos.
 
SEMANA habló con Flynn, quien fue uno de los firmantes de la carta que envió un grupo de académicos al Congreso colombiano que pedía revisar algunos aspectos de la ley para implementar el Tratado de Libre Comercio (TLC). La norma llamada por sus detractores “Ley Lleras 2.0”, fue aprobada el pasado martes y busca equiparar las normas colombianas de derechos de autor con las normas estadounidenses de copyright. Para el académico, quien fue citado por la oposición en el debate, se perdió una oportunidad de negociar un TLC justo.
 
SEMANA: ¿Por qué considera que la legislación aprobada en Colombia es desproporcionada?
 
SF: El problema con la ley colombiana empieza con el TLC que está implementando. Los TLC de Estados Unidos son desbalanceados, exportan reglas que favorecen a los grandes medios y a las grandes compañías farmacéuticas, pero no incluyen las previsiones que hay dentro de la ley estadounidense que favorece la libertad de expresión, los usuarios de Internet, las bibliotecas y la competencia.
 
Estos asuntos se los dejan a la ley local. Así, si otros países hacen lo que Colombia acaba de hacer —implementar únicamente los estándares del TLC sin actualizar las limitaciones y excepciones para esos derechos— entonces la ley favorecerá grandes compañías estadounidenses a costa de los intereses sociales y económicos locales.

SEMANA: ¿Podría darme ejemplos de la posible persecución que podría venir contra los usuarios por esos usos de Internet, que en su criterio la ley estadounidense si prevé?

SF: Un ejemplo clave es que en la ley colombiana se prohíbe la elusión “de medidas tecnológicas de protección”. Esto significa que si usted compra un producto legítimamente, como un CD o una película, usted podría estar vetado para sortear seguros digitales a ese producto para poder usarlo en un hardware libre, o convertirlo a un formato accesible para personas con discapacidad o compartirlo aunque usted tiene un acceso legal. Esto va más allá que la actual ley estadounidense.
 
SEMANA: ¿Qué significa en medio del debate internacional sobre los derechos de autor y la regulación en Internet la aprobación de esta Ley?
 
SF: Colombia perdió la oportunidad de hacer un modelo de implementación que pudiera mostrarle a otros países que es posible un TLC justo con Estados Unidos y que tenga en cuenta los intereses públicos. Si otros países siguen este ejemplo, el ambiente para hacer cumplir la ley en Internet empeorará mucho para los usuarios comunes, los innovadores, los negocios locales y los intereses públicos.
 
SEMANA: ¿Hacia donde van las legislaciones de derechos de autor con los TLC?
 
SF: Lo que pasó la semana pasada en Colombia es emblemático de los escollos asociados con implementar TLC con Estados Unidos sin prestar atención a lo desequilibradas que son las normas en estos documentos. Si bien los TLC no prohíben las flexibilidades en las leyes de propiedad intelectual, tampoco las promueve.
 
El resultado, si los países que firman TLC con Estados Unidos no hacen nada para actualizar sus leyes de propiedad intelectual a excepción de aprobar el TLC en su legislación local, es que establecerán sistemas muy desequilibrados que dificultan su propio crecimiento económico y bienestar social, al tiempo que favorecen las oportunidades de mercado para compañías estadounidenses, como las que hacen medicinas genéricas y los proveedores de servicios en internet, cuyos modelos de negocio dependen de sistemas de propiedad intelectual flexibles.
 
SEMANA: En el mundo hay otros debates por tratados como el Acuerdo Trans Pacífico (TPP) y el Acuerdo Comercial Anti-Falsiticación (ACTA). ¿Cuál es la tendencia?

SF: Otro acuerdo equívoco de propiedad intelectual estaba siendo discutido la semana pasada en Santiago de Chile. Como siempre, al público general le negaron el acceso al texto que se está negociando.
 
Pero la propuesta estadounidense fue filtrada, y lo que se conoció es peor que todos los acuerdos anteriores. Exige medidas y castigos aún más draconianos que los de la muy criticada ACTA. Y tiene menos limitaciones y excepciones que la ley estadounidense actual. Este es un acuerdo con algunos de los países más pobres del mundo, incluidos Vietnam, Perú y Malasia. Es hora de frenar esta tendencia.
 
SEMANA: ¿Y cuál es la solución?
 
SF: La solución a este problema no es simplemente exportar toda la ley de Estados Unidos al resto del mundo, incluidas las limitaciones y excepciones. La ley estadounidense es diseñada por medio de complejas negociaciones entre los interesados estadounidenses. Otros países tienen otros interesados, otros intereses, otras economías y otros marcos sociales y económicos.
 
Se necesita más tiempo en la discusión de las legislaciones requeridas para la propiedad intelectual en tratados comerciales. Los tratados comerciales deberían establecer nuevas reglas de intercambio, como tarifas y cuotas, y no exigir simplemente una regulación local de propiedad intelectual. Estados Unidos no debería ser la legislatura del mundo, especialmente en un proceso que no pasa las más elementales pruebas de transparencia y representación.