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Este sería uno de los responsables del plagio de Daniela Mora

La Fiscalía entregó el retrato hablado de uno de los delincuentes que secuestraron a la menor de 11 años en Norte de Santander.

11 de junio de 2015

En horas de la tarde del pasado sábado fue liberada Daniela Mora en la vía El Zulia-Cornejo (Norte de Santander). Ocurrió dos días después de haber sido secuestrada al salir de Kumon, un instituto donde estudiaba en sus tardes libres en Cúcuta.

La menor de 11 años apareció en buenas condiciones de salud y en el seno de su familia hubo tranquilidad, pues acababa el drama. Por su parte, los responsables del plagio dejaron a la niña en medio de una carretera y huyeron sin rumbo conocido.

Las autoridades, entonces, prometieron dar con su paradero y ofrecieron una recompensa de hasta 300 millones de pesos por alguna información que conduzca a la captura.

Pero con la información preliminar se fue estructurando un perfil de los presuntos captores. Así se conoció que podían ser parte de una banda delincuencial y que quizá fueron ayudados por alguna persona cercana a la familia, como le contó el padre de la menor, el director de la Unidad Nacional de Protección (UNP), Diego Mora, a Semana.com.

Este jueves, gracias a información entregada por algunos testigos que estaban presentes en el momento del plagio, las autoridades dieron a conocer un retrato hablado de uno de los delincuentes. Se trata de un hombre de aproximadamente 1,70 metros de estatura, de contextura gruesa, piel trigueña y nariz chata.

Así fue la odisea que vivió Daniela Mora

Era jueves 4 de junio a las 5:00 p. m., Daniela, hija del director de la UNP, Diego Mora, salía de sus clases en Kumon, un instituto al que iba en sus tardes libres.

El conductor de la familia estaba afuera esperándola. La pequeña de 11 años se montó al carro y vio que un hombre, aparte del conductor, estaba adentro. Ella se asustó y el hombre, para tranquilizarla, le dijo que era un amigo de la mamá.

“El hombre le dijo que no se asustara. Pero Daniela me dice que empezó a preocuparse cuando vio que el carro no iba por el camino de siempre, sino que se dirigía hacia otro lado”, narró Mora a Semana.com.

El vehículo se detuvo en un momento determinado y el conductor tuvo que regresar a Cúcuta, pues los hombres -incluido uno que iba detrás del carro en una motocicleta- se llevarían a la niña. Esa era la orden. Y el inicio de la pesadilla para los Mora.

Daniela caminó con ellos durante un largo tiempo en medio del monte. Aunque la niña no sabe qué lugar era, su padre cree que estuvo entre los municipios del Cornejo y la Laguna, en Norte de Santander.

Después de una larga caminata, en medio del sopor y los mosquitos, Daniela y los hombres llegaron a un ‘cambuche’ que no tenía ni agua ni luz, tan solo unas hamacas.

Ahí, justo en ese lugar, se quedó Daniela las más de 40 horas que estuvo secuestrada. Si bien la niña está en buen estado de salud y no le hicieron un daño físico, el maltrato psicológico fue mucho.

“La amenazaron, le decían que si seguía llorando la iban a amordazar. Que si la Policía llegaba en algún momento, la mataban. También le dijeron que ya la venían siguiendo de mucho tiempo atrás”, contó su padre.

Durante el secuestro la niña solo comió un yogur con cereal y un ponqué. “Todo el tiempo se la pasó acostada en la hamaca. Como estaba al aire libre llegó con muchas picaduras de zancudos y con un poco de fiebre. Al otro día le dio dolor de cabeza y estaba bastante deshidratada”, narró el director de la UNP.

Las horas pasaban y Daniela seguía en la misma hamaca, recostada esperando a que algo sucediera. Ella contó que vio a dos o tres hombres, pero que deben ser más los involucrados, pues hablaban por teléfonos con otras personas sobre lo que estaba pasando.

“A mí nunca me llamaron a pedirme plata por la niña. Yo creo que ellos se vieron acorralados con todo el operativo que desplegó la Policía. Yo me enteré de que tal vez iban a liberar a mi hija desde la noche del viernes, pero no se sabía dónde ni cuándo”, dijo Mora.

Finalmente la espera para Daniela y para su familia terminó. En la tarde del pasado sábado la niña fue liberada en la vía El Zulia-Cornejo (Norte de Santander). La Policía, en cabeza del general Rodolfo Palomino, la recogió después de haber recibido una llamada.

Cuando la niña estaba a salvo, ella habló por celular con su padre, quien intentaba tranquilizarla para que no llorara más. “Estaba consternada. Yo le decía que todo estaba bien y que ya nos íbamos a ver. Apenas colgué el teléfono salí tras mi chiquita”.