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| Foto: AP.

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Estudio de Oxfam revela "deficiencias" en atención a víctimas del invierno

Aunque destaca que el Gobierno le ha dado importancia a la emergencia, concluye que faltó rapidez y articulación entre las entidades para llegar a tiempo con las ayudas.

29 de abril de 2011

Los problemas que tuvo el país para enfrentar la emergencia por las fuertes lluvias y el fenómeno de la Niña en el último año quedaron en evidencia en el estudio y resultados de una encuesta que presentó la confederación internacional OXFAM este viernes.

“Falta de rapidez y flexibilidad de la asistencia humanitaria, incumplimiento de los estándares internacionales, una respuesta inapropiada, falta de rendición de cuentas y falta de liderazgo y coordinación entre los actores humanitarios” hacen parte de las conclusiones del documento.

Para OXFAM, la temporada de lluvias en Colombia del último año “rebasó” la capacidad de respuesta del Estado y de la comunidad humanitaria en general.

“Estos fenómenos climáticos, cada vez más intensos y frecuentes, nos indican que es tiempo de empezar a construir comunidades más resistentes, políticas más acertadas y acciones urgentes para la reducción del riesgo y adaptación al cambio climático”, se afirma en el estudio.

La base del estudio es la encuesta que este organismo realizó a comunidades de cuatro regiones: Bajo Atrato (Chocó), Bajo Sinú (Córdoba), La Mojana (Sucre), Atlántico (Atlántico).

El estudio resalta que antes de que comenzaran a hacer visibles los efectos del invierno del 2010, ya existía población afectada por desastres en años anteriores.

Los expertos de OXFAM dan un visto bueno a las decisiones tomadas por el gobierno de Juan Manuel Santos para atender la emergencia. También destacan que con la declaratoria de la emergencia económica, social y ecológica (7 de diciembre del 2010), se amparó a muchas personas damnificadas, pero subrayan que la ayuda “no fue del todo satisfactoria”.

En estas poblaciones donde se realizó la encuesta, las inundaciones afectaron “seriamente” grandes áreas de cultivos, ganadería y pesca “lo que hace que se ponga en riesgo su seguridad alimentaria”.
La situación se hace más compleja por las condiciones sanitarias en las zonas afectadas “que por lo general son insuficientes y muy básicas, se deterioraron aún más por la contaminación de las fuentes de agua causando enfermedades de origen hídrico y afecciones de la piel”.

La evaluación de la respuesta

- En algunas zonas las personas recibieron alimentos durante tres o cuatro semanas en diciembre del 2010 y enero del 2011. Para el mes de febrero ya no tenían comida ni atención para suplir otras necesidades.

- Las respuestas más efectivas se dieron en las zonas donde los gobiernos locales tienen más capacidad, como es el caso del departamento de Antioquia, y donde los actores humanitarios ya tenían presencia en las zonas.

- Los actores del Gobierno no hicieron una evaluación de necesidades humanitarias que pudiera demostrar y priorizar las necesidades de las diferentes comunidades afectadas.

- Aunque el estudio destaca que Colombia Humanitaria ha intentado mantener informado al país sobre el problema y hace rendición de cuentas, ésta no llega a las poblaciones afectadas. “Sería clave verificar en el ámbito local como los gobernadores y los alcaldes informan y rinden cuentas a los damnificados”, recomienda el estudio.

- La creación de varios espacios de coordinación (la Sala Estratégica de
Respuesta en la DGR, Colombia Humanitaria, y los múltiples
ministerios que fueron nombrados como ‘padrinos’) provocó un “traslape” en la toma de decisiones que impidió el establecimiento de una coordinación coherente y eficaz.

- Ausencia de medidas enfocadas en las mujeres y otras poblaciones más vulnerables. Se encontró que la mayoría de las familias damnificadas tienen a las mujeres como cabeza de hogar y son ellas las más vulnerables al desplazamiento y la migración.

Resultados de la encuesta

- Personas con doble afectación. El 75 por ciento de los habitantes de La Mojana ya eran damnificados de emergencias de años atrás. En el Bajo Sinú, el 13.8 por ciento; en Atlántico, el 24.9 por ciento; y el 61.7 por ciento en el Bajo Atrato, “lo que demuestra que el desastre fue más humano que natural y afirma la naturaleza crónica de la vulnerabilidad en Colombia”.

- El 73 por ciento de cabezas de hogar en el Atlántico son mujeres, el 62 por ciento en Bajo Atrato, el 61 por ciento en Bajo Sinú, y el 37 por ciento en La Mojana.

- En La Mojana las mujeres perciben los impactos más graves en la vivienda mientras que los hombres consideraban más grave las pérdidas de cultivos.

- La ayuda llegó, aunque no siempre a tiempo. Varía entre el 1.6 por ciento en el Bajo Atrato (donde el aparato de asistencia humanitaria es casi permanente), 15.9 por ciento en Atlántico, 20 por ciento en La Mojana, y 38,5 por ciento en el Bajo Sinú.

- No se le consultó a la gente qué necesitaba. Cuando se les preguntó qué les hubiera gustado recibir, respondieron materiales de construcción, herramientas, capacitación y acompañamiento que les hubiera permitido, con sus propias manos, avanzar en la rehabilitación de su vida cotidiana.