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| Foto: Cortesía El Olfato.com y archivo SEMANA

CORRUPCIÓN

Exalcalde de Ibagué, destituido e inhabilitado por desfalco de los Juegos Nacionales

Para la Procuraduría, Luis H. Rodríguez no realizó un debido control ni vigilancia de las obras que se adelantaban para las justas deportivas del 2015.

1 de diciembre de 2017

El desfalco de los XX Juegos Nacionales tiene al exalcalde de Ibagué Luis H. Rodríguez no solo bajo la lupa de las autoridades, sino en un centro carcelario. A esto se suma, la decisión de la Procuraduría de destituirlo e inhabilitarlo por 18 años por irregularidades presentadas en la construcción de los escenarios destinados para las justas deportivas de 2015. Una de las sanciones más altas contempladas por el Código Disciplinario. 

Según la Procuraduría Primera Delegada para la Contratación Estatal, Rodríguez no realizó un debido control ni vigilancia de las obras que se adelantaban en Ibagué, que incluían el estadio de atletismo, tejódromo, pista de BMX, piscinas olímpicas y patinódromo. Dicha actuación, además de ocasionar un detrimento patrimonial al municipio, dejó las obras en condiciones que no resultaban adecuadas, útiles y aprovechables.

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Además, el exalcalde fue hallado responsable disciplinariamente por violación al derecho de petición al no responder debidamente a las peticiones que Coldeportes le envió solicitando información sobre el avance de las obras.

El Ministerio Público calificó la conducta de Rodríguez “como una falta gravísima cometida a título de culpa gravísima", que según el artículo 48 del Código Disciplinario Único establece como sanción la destitución, según un comunicado de la entidad.

Sin juegos ni escenarios 

Cuando los aviones están a punto de aterrizar en el aeropuerto Perales de Ibagué, hay una imagen que desde el aire pocos pasajeros pueden ignorar: un campo derruido a lo lejos que da la impresión de haber sido sacudido por un terremoto.

En 33 hectáreas, los escombros sepultan un antiguo velódromo, un centro de alto rendimiento, unas gradas de sóftbol, una enfermería, una ciclorruta y unas canchas en las que hace años los niños corrían pateando balones. Donde antes había 1.022 árboles, ahora hay agujeros arcillosos. Y maleza. Y polvo. Y una espantosa soledad.

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Pero por allí no pasó ningún terremoto, sino una defraudación al erario que puede llegar a sumar más de 140.000 millones de pesos. Cualquiera que haya crecido en las últimas dos generaciones en Ibagué, recordará que en esas 33 hectáreas de pulmón verde quedaba un parque deportivo donde la gente por primera vez se montó en una rueda volante.

La escena poblada de ladrillos reventados, varillas al aire y una piscina vacía dan físicas ganas de llorar.

El parque de antes fue demolido por el consorcio al que se le adjudicó la construcción de una parte de los escenarios que albergarían los XX Juegos Nacionales de 2015, esos que no pudieron llegar a Ibagué por la parálisis de las obras.

Vera Construcciones (empresa de Málaga, España) y las colombianas Construcciones y Obras de Ingeniería Civil, más el arquitecto Benjamín Tomás Hererra, se unieron para ganar la licitación. Fueron los únicos que se presentaron. Pero no terminaron la construcción, la abandonaron definitivamente en abril de este año.

El proyecto, que costaba casi 90.000 millones de pesos incluidas adiciones, quedó apenas iniciado por cuenta de un entramado de corrupción cuyos cerebros están comenzando a rendir cuentas ante la justicia. De haberse ejecutado el contrato con transparencia, Ibagué tendría hoy, sólo en el parque deportivo, un complejo de raquetas, estadio de atletismo, tejódromo, pista de BMX, complejo acuático, patinódromo, estadio de softbol, coliseos y demás. Pero ni el tejódromo, que consiste en una sencilla placa en concreto, fue terminado.

La historia del parque también se repitió en la unidad deportiva de la calle 42, donde está la piscina de clavados. Allí las obras costaron 39.000 millones de pesos. El contratista también es una megaempresa española: Ortiz Construcciones, firma que se presentó junto a tres locales: Proyectos S. A. Sucursal Colombia, Triventi Ingeniería S.A.S. y Diseño e Ingeniería Especializada S.A.S.

El caso se repite milimétricamente: una gran empresa española que se une a otras pequeñas compañías colombianas sin experiencia y que, por las características específicas de los pliegos de la licitación, terminan siendo los únicos proponentes. Detrás de este último contrato estuvo Jorge Alexánder Pérez, a quien conocen en Ibagué como el ‘Chatarrero’. A ese oficio, el de vender chatarra, se dedicaba antes de ganar la licitación.

“En la 42 tampoco terminaron las obras. Tumbaron las placas que había y dejaron los huecos. Donde estaban las canchas de baloncesto, voleibol y el patio de banderas, hicieron excavaciones profundas. Es una pena todo”, dice Diana Ximena Cepeda, actual directora del Instituto Municipal para el Deporte de Ibagué (Imdri).

Los mayores perjudicados con todo este estropicio son los deportistas de alto rendimiento que ya no tienen donde entrenar. Las ligas quedaron peor que antes de los juegos. Se trata de una camada de jóvenes que en unos años no llegarán al nivel esperado. El daño es incalculable.

“En Ibagué la única cancha de fútbol reglamentaria es la del estadio. Ya no tenemos piscina de 50 metros. Por las mismas carreras de los contratistas, las piscinas quedaron con fallas. La de clavados la desocuparon. Le cambiaron el enchape, pero lo dejaron mal puesto. En los baños pusieron baldosas resbalosas, eso hay que volverlo a cambiar. Ya una deportista con discapacidad física se le volteó la silla, tumbo la puerta. Este tipo de cosas no se pueden aceptar. Es un desastre todo”, continúa Diana.