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Vladimir Melo Carrillo. | Foto: SEMANA.

JUSTICIA

Exconcejal Vladimir Melo, culpable del homicidio de su esposa

A casi dos años de haber sido asesinada Alejandra Díaz Lezama, se conoce la decisión de la justicia.

29 de abril de 2011

Un juez de Bogotá declaró al exconcejal Vladimir Melo Carrillo culpable de homicidio agravado en calidad de coautor por el asesinato de su esposa, Alejandra Díaz Lezama. Aunque aún no se conoce la condena, durante el proceso la Fiscalía pidió 40 años de prisión para Melo.
 
La historia, que con esta decisión de la justicia llegó a su fin, se convirtió en uno de los capítulos judiciales más escabrosos de los últimos meses. Los hechos, que con el paso de los días iban apareciendo, fueron desdibujando la imagen del entonces concejal por un partido cristiano Vladimir Melo Carrillo.
 
Él, quien durante todo el proceso aseguró que era inocente y que su único error había sido serle infiel a su esposa, fue acusado el 23 de octubre del 2009, junto a los tres sicarios, hoy condenados a 17 años de prisión luego de aceptar su participación en el asesinato. Los hombres habrían recibido de manos del exconcejal cinco millones de pesos para matar, el 17 de julio del 2009, a quien era su esposa. 
 
“Yo no le debo nada a la justicia… es un vil montaje y patraña de los que quieren apoderarse de mí curul”, dijo el exconcejal en el momento en que se legalizó su captura, hace ya casi dos años. Sin embargo, el tiempo se encargó de demostrar otra cosa.
 
Testigos de la Fiscalía aseguraron que el día en que fue asesinada su esposa, él se reunió con los tres sicarios en una zona de talleres de carros en Bogotá conocida como la Playa. Allí se habría fraguado el asesinato.
 
Alejandra Díaz Lezama fue asesinada en su casa, ubicada en el barrio Ciudad Montes, en el sur de Bogotá. Su cuerpo fue encontrado dentro de un clóset con un balazo en la cabeza. El concejal, en su momento, le dijo a Semana que después de almorzar su esposa se adelantó para alistar a sus dos hijos, de 10 y 8 años, pues iban a salir a celebrar, y que cuando llegó con sus hijos llamó a la puerta varias veces, pero ella no les abrió. Según él, después, padre e hijos, entraron a la casa, donde, señaló, encontró muerta a Alejandra. Según su relato dejó a los niños con un vecino y dio aviso a las autoridades.
 
Sin embargo, tanto sus declaraciones a medios como a las autoridades estaban llenas de contradicciones. Por eso, la justicia abrió investigación en su contra. Desde entonces en las audiencias, en donde además de procesado por homicidio agravado participó en calidad de testigo, negó su responsabilidad en el crimen y aunque aceptó que existió un vídeo en el que él aparecía con su amante, siempre aseguró que éste fue borrado después de una discusión con su esposa.
 
Su versión, sin embargo, no fue suficiente, pues fue justamente el vídeo una de las evidencias en las que se basó la acusación de las autoridades, que siempre sostuvieron que Melo Carrillo mandó a matar a su esposa para que las imágenes nunca salieran a la luz, y así no se afectara su carrera política, que apenas empezaba. Melo comenzó como edil de Puente Aranda y llegó al Concejo respaldado por un movimiento cristiano creado con recolección de firmas.

La versión de Melo Carrillo siempre estuvo orientado a que el asesinato de su esposa fue la consecuencia de un robo. Él, quien llevaba 15 años de casado, dijo que las personas que habían matado a Alejandra, además se habían llevado plata, joyas, una videojuegos y el radio de su carro.

Sin embargo, el hombre que disparó contra la mujer aseguró que el propio Melo le había dado las llaves de la casa para que éste cometiera el crimen. La Fiscalía señaló que el exconcejal le había indicado a su esposa que fuera recoger ropa para sus hijos, quienes esa noche (la del crimen) no se quedarían a dormir en casa. Al día siguiente Alejandra cumplía 30 años por lo que esa noche él la había invitado a celebrar.

Lo que vino después fue confusión para las autoridades, para la familia de Alejandra, para el Concejo y para la comunidad cristiana a la que pertenecía Melo Carrillo. Grupos de Facebook que lo defendían y hasta protestas se generaron por el hecho, que terminó siendo revelado por el testimonio de un paramilitar.

Uno de los sicarios, que fue recluido en La Picota, le reveló detalles del crimen a Luis Francisco Morales, un paramilitar, quien le contó a la Fiscalía lo que sabía, y allí se empezó a reconstruir la historia, de la que hoy se conoce la sentencia.