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Lamas cayó el 7 de junio de 2016 cuando se disponía a abordar un vuelo comercial de Bogotá a Caracas.

NARCOTRÁFICO

La extradición del piloto de la mafia que preocupa al gobierno venezolano

Yazenky Antonio Lamas es quien más conoce todos los pormenores de los negocios de narcotráfico de los más altos funcionarios y decenas de generales de las Fuerzas Armadas de ese país.

1 de julio de 2017

En la mañana del sábado 24 de junio un avión de la DEA aterrizó en la base militar de Catam, junto al aeropuerto El Dorado de Bogotá. Los agentes que llegaron en la aeronave venían a recoger un grupo de ocho narcos capturados en Colombia y solicitados por diferentes cortes federales. Parecía una misión de rutina, pero no lo era.

En el más completo sigilo y con una vigilancia extrema, los extraditables abordaron el avión. De todos ellos, uno en particular, fuertemente custodiado, recibía un tratamiento especial. No era para menos, pues tiene suma importancia para esa agencia antidroga y para el gobierno de Estados Unidos.

Se trata de un hombre que desde su captura tiene con los pelos de punta a la cúpula de gobierno del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Se llama Yazenky Antonio Lamas y es quien más conoce todos los pormenores de los negocios de narcotráfico de los más altos funcionarios y decenas de generales de las Fuerzas Armadas de ese país.

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En Colombia muy pocos lo conocen. Sin embargo, desde hace varios años su nombre es muy popular entre diversas organizaciones de narcotraficantes del país, lo cual también lo puso en el radar de las principales agencias antidrogas del mundo.

Lamas cayó el 7 de junio de 2016 cuando se disponía a abordar un vuelo comercial de Bogotá a Caracas. Había llegado pocos días antes y, según los investigadores del caso, aprovechó su presencia en el país para establecer contactos con integrantes del Clan del Golfo para la compra y envío de droga. En pleno aeropuerto los funcionarios de inmigración le notificaron que en su contra había una circular roja de Interpol, en la cual se informaba que estaba requerido por una corte norteamericana para responder por delitos relacionados con el narcotráfico.

Una vez arrestado, las autoridades lo enviaron al patio de los extraditables en La Picota. Pero casi desde el instante mismo de su detención, el gobierno venezolano intentó presionar al colombiano para evitar que lo enviara a Estados Unidos. De hecho, a mediados de junio del año pasado, pocos días después de su arresto, el diario El Nuevo Herald de Miami reveló que el presidente Maduro envió algunos delegados de alto nivel a La Habana con el fin de solicitarles a miembros del gobierno colombiano llevarle la razón al presidente Juan Manuel Santos para que no lo extraditara. Ese hecho demostraba la trascendencia de este hombre para las autoridades venezolanas.

El nuevo señor de los cielos

Con 36 años de edad, Lamas es un capitán retirado de las Fuerzas Armadas venezolanas especializado en pilotar varios tipos de aeronaves. Aunque se retiró en 2008 siempre mantuvo sus contactos con oficiales importantes. Además entró a formar parte del exclusivo círculo cercano al poder debido a que durante algún tiempo se desempeñó como piloto de Cilia Flores, la esposa de Maduro.

Poco después de salir de la milicia empezó a quedar en la mira de la DEA y otras agencias antidrogas. Para 2010 en Venezuela fue capturado Beto Rentería, el último de una veintena de capos colombianos que por años se escondieron en ese país. Esos narcos gozaron de protección de autoridades locales con las que hacían negocios, y con el paso del tiempo estas terminaron por conocer los secretos de la mafia, como rutas, contactos y demás. Entonces los narcos colombianos dejaron de ser indispensables y los venezolanos se adueñaron del negocio en su país. Esa organización fue conocida como el Cartel de los Soles, en alusión a las insignias de los generales que la conformaban. Uno de los integrantes de ese grupo mafioso era justamente el capitán Lamas.

Al comienzo, su papel consistía en pilotar algunos de los aviones cargados con droga que partían desde diferentes lugares del territorio venezolano hacia países de Centroamérica como Honduras, Nicaragua, Guatemala o El Salvador. Posteriormente se encargó de reclutar otros pilotos de diferentes países, incluso colombianos, para realizar los vuelos ilegales. La DEA y otras agencias establecieron que tan solo entre 2012 y 2013 se realizaron más de 300 de estos vuelos.

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La eficiencia de Lamas le permitió escalar dentro del Cartel de los Soles y lo acercó a varios de los señalados de conformar esa organización. Entre ellos, el polémico general Hugo Carvajal, entonces jefe de Inteligencia, así como a varios generales activos y algunos políticos como Diosdado Cabello.

Cuando las Fuerzas Aéreas de la región comenzaron a derribar las aeronaves ilegales que partían hacia Centroamérica, Lamas diseñó una alternativa que le permitía al Cartel de los Soles seguir enviando decenas de aviones cargados con cocaína. Al efecto, ganó acceso y consiguió códigos aeronáuticos para dotar de un supuesto plan de vuelo, y apariencia de legalidad, a esas aeronaves de la mafia.

De esta forma cuando aparecían en los radares y las autoridades verificaban, todo aparentaba estar en orden. Esto permitió a Lamas y al Cartel de los Soles ampliar incluso su operación y eliminar intermediarios. De ese modo los carteles mexicanos empezaron a enviar directamente a Venezuela aviones vacíos que aterrizaban, principalmente, en el estado Apure, limítrofe con Colombia. Allí los cargaban con la droga suministrada por varios grupos mafiosos desde territorio colombiano y despegaban nuevamente sin problemas. Todo esto hizo de Lamas uno de los personajes más importantes para este cartel venezolano y lo transformó en el hombre consentido de generales y políticos corruptos.

Hace cinco años una operación antidrogas internacional terminó con el arresto en varios países de 22 pilotos que efectuaban esos vuelos ilegales desde Venezuela, 11 de ellos colombianos. La mayoría fueron extraditados y muchos entregaron a las autoridades estadounidenses datos fundamentales de Lamas y los vuelos secretos del Cartel de los Soles. Ese fue el comienzo del fin de la carrera del capitán retirado.

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Con sus colegas en prisiones estadounidenses y tras la inclusión en la llamada Lista Clinton de generales y políticos sindicados de narcotráfico, a Lamas le quedó claro que podía estar en la mira de la Justicia estadounidense. Evitó pilotar y optó por no salir de su país, pero continuó manejando los vuelos con droga.

Dejó de lado la precaución de los últimos años por un pasatiempo que terminó por perderlo. Cuando entró a Colombia el año pasado lo hizo por tierra y con el mayor sigilo. Si bien se reunió con miembros del Clan del Golfo, el motivo principal de su viaje era visitar un criadero de perros de raza fina en la sabana de Bogotá para comprar algunos ejemplares. Al finalizar esa transacción partió a El Dorado y entonces cayó.

Lamas es fundamental para la DEA porque que a cambio de no purgar una larga condena es muy probable que se convierta en el principal testigo en casos de narcotráfico contra la cúpula de su gobierno. El año pasado dos sobrinos de la esposa de Maduro fueron condenados por narcotráfico en Estados Unidos al intentar enviar 800 kilos de coca. Ahora los estadounidenses tienen al piloto de la mujer del presidente venezolano.

Más allá de lo que pueda decir sobre ella, o incluso sobre el propio Maduro, es claro que Lamas contará todo lo que sabe del Cartel de los Soles, lo que implica que salpicará al menos a 20 altos oficiales, entre activos y retirados, que hacen parte de esa organización. Después de años de denuncias, por primera vez la Justicia estadounidense tiene en sus manos a un protagonista de primera línea, que estuvo en el corazón y destapará los secretos de la mafia incrustada en el gobierno venezolano.