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Tragedia: encuentran muerta a una familia de colombianos en su casa en Australia

Se trataría de Fernando Manrique; María Claudia Lutz; sus dos pequeños hijos, Elisa y Martin, y hasta la mascota de la casa. El hecho conmociona ese país que intenta descubrir la razón de tan escabroso episodio.

17 de octubre de 2016

La tragedia de una familia colombiana tiene conmocionado a Sydney, Australia. Este lunes los cuatro miembros de un hogar que sus vecinos reconocían como apacible y feliz fueron encontrados sin vida en su casa. Según diarios australianos, se trata de Fernando Manrique, de 44 años; Maria Claudia Lutz, de 43 años, y sus dos hijos, Elisa (11 años) y Martin (10 años).

La alerta se habría encendido cuando un amigo de la familia contactó a las autoridades pues desde hacía días no se sabía de ellos. Además, la ausencia de los niños y su madre en el colegio católico Saint Lucy de Wahroonga, donde María Claudia trabajaba como voluntaria en la cafetería, también levantó sospechas.

Las autoridades llegaron a la vivienda ubicada en la calle Sir Thomas Mitchell del barrio Davidson a las 11:20 a. m. (hora local) y se dieron cuenta de los hechos. Los policías que vieron la escena la calificaron de “muy chocante” y "traumática". Las autoridades de ese país están tratando la tragedia como un “homicidio-suicidio”, según relata el diario Daily Telegraph.

News Australia asegura que ninguno de los cuerpos hallados tiene signos de violencia, sin embargo, se esperan los resultados de las autopsias para determinar la causa de los decesos. El medio agrega que se sabe que se está investigando si la muerte obedece a un envenenamiento, pero nada está confirmado por ahora.

“No hay nada que nos pueda decir en este momento qué pasó. Nadie fue testigo de nada”, señaló uno de los detectives del caso a News Australia. Los cuerpos sólo fueron levantados de la casa a 10 de la noche del lunes. El superintendente del caso aseguró que tampoco descartan la hipótesis de que exista un culpable detrás de las muertes y que por eso no se van a pronunciar detalladamente sobre lo sucedido.  

Los medios australianos registran con dolor la tragedia. En especial porque se trataba de una familia que había luchado por sostener con amor y en medio de las dificultades a dos pequeños que padecían autismo. La enfermedad era tan severa, que les impedía hablar y oír. En ese apacible barrio de Sydney todos se declaran soprendidos y conmocionados por lo que pasó. Aseguran que los Manrique Lutz eran una familia tranquila y aparentemente feliz. 

“Nada así había sucedido en este lugar. Este es el tipo de tragedias que demuestran que cada quien tiene sus propios problemas y que nunca se sabe lo que pasa detrás de las puertas de tus vecinos”, le dijo Mick Kastrounis, uno de sus vecinos, en medio de las lágrimas al Daily Telegraph.

El diario recogió múltiples testimonios de los allegados a la familia. “María solía contarme lo difícil que era para ella y para su esposo tener dos niños con esta enfermedad. Ella decía que era un peso muy grande en su corazón y que había días que no sabía cómo lidiar con esto. Pero eran una pareja enormemente amorosa y amigable” relató otra vecina, Sonja Perry.

Fotografía tomada de Facebook.

"La mamá siempre fue muy positiva y una persona feliz. Siempre saludaba a los niños de la escuela, a todos por su nombre, de la manera más maravillosa”, aseguró Warren Hopley, el rector de la escuela de Saint‘s Lucy, una institución educativa especializada en niños con limitaciones de salud, a 7 News Sidney“Estoy absolutamente devastado por lo que pasó. Era una familia excepcional que llevaba en el colegio seis años”, agregó. 

‘No creo que ella pudiera dormir muchas horas en las noches por las dificultades de los niños. Vivía siempre muy ocupada pues ellos tenían necesidades muy demandantes, pero aun así era una mujer entregada que siempre estaba dispuesta a ayudar no sólo a su familia, sino a toda la comunidad‘, relató en medio de la tristeza. Precisó que ambos niños tenían personalidades amorosas y extraordinarias. El colegio va a realizar una ceremonia litúrgica en honor a la familia el martes. 

Aunque no se sabe si la enfermdad de los niños tuvo algo que ver con la tragedia, los medios de ese país comparten hoy reflexiones profundas sobre lo que significa criar niños con autismo. Destacan a María Claudia como una luchadora que intentaba lidiar con valentía con esta situación y ayudar a muchos otros a que hicieran lo mismo. 

"Las personas con autismo tienen las mismas necesidades y deseos que usted y yo. Simplemente ven la vida de otra manera. Piensan libremente. Se sienten agobiados cuando están en público y por eso quizás hacen cosas que no son usuales en nuestra sociedad. Hoy celebramos su vida y tratamos de educar a la sociedad para que sean pacientes y amorosos con ellos. Mis hijos me han enseñado que dando pequeños pasos también podemos llegar a donde queremos. Voy a disfrutar ese camino cada vez más", escribió hace un año en el día internacional de esa enfermedad.  

El colegio y el barrio están en estado de shock y por eso los medios están compartiendo una línea de ayuda para poder atender los impactos sicológicos de la tragedia. 

Los dos colombianos habían llegado a vivir a ese país en el año 2005 y durante los más de 10 años que estuvieron allí fueron miembros respetados y queridos de la comunidad. María Claudia Lutz había estudiado en el Colegio Femenino de Bogotá y era abogada de la Universidad del Rosario. Fernando Manrique trabajaba desde el 2012 como jefe de tecnología en el Drake Bussiness Logistics. Sus vecinos cuentan que era una hombre excepcional que había construido su casa "ladrillo a ladrillo" y que tenía un gran amor por los niños, a quienes les había adecuado una parte del jardín para sus juegos. 

Familia y amigos lamentan los hechos

Las autoridades australianas esperan contactarse con la familia en Colombia de los Manrique Lutz con el fin de buscar pistas que ayuden a entender la naturaleza de los hechos. La hermana de María Claudia se manifestó a través de las redes sociales. 

"María Claudia fue alumna mía en la Universidad. Puedo decir que era atenta a aprender y muy buena amiga de sus amigas... una rosarista que siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás", señaló José Manuel Restrepo, rector del Rosario, donde María Claudia estudió Derecho.

Juan Carlos Forero, su amigo y decano de Derecho del Rosario, también se manifestó: "Tuve la fortuna de ser su director de su tesis de Grado. Claudia era sinónimo de bondad infinita, don de gentes, entendía como pocos el sentido social de la vida y de su profesión de abogada".

El perro de la familia también apareció muerto en la casa.