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FIDEL ENTRA EN ESCENA

El proceso de paz está próximo a entrar en una nueva dinámica con la participación de Fidel Castro como protagonista de primer orden.

5 de octubre de 1998

Hasta la semana pasada Andrés Pastrana no conocía personalmente a Fidel Castro. Por el contrario, el mandatario colombiano era percibido como una persona cercana a los líderes del exilio cubano con los que mantuvo contacto por varios años. Sin embargo el punto más importante en la agenda del Presidente colombiano para la cumbre de los Países No Alineados en Durban, Suráfrica, era la reunión bilateral con el presidente cubano. Esa cita fue solicitada por el gobierno colombiano y el motivo no era otro que el proceso de paz con las Farc. Inicialmente la reunión estaba programada para 30 minutos pero se prolongó por dos horas. En ella estuvieron, además de los jefes de Estado, los cancilleres de los dos países, Guillermo Fernández de Soto y Roberto Robaina. Después de un intercambio cordial de saludos se llegó al tema del próximo despeje para iniciar los diálogos con el más antiguo grupo guerrillero de Colombia y quedó claro para todos los asistentes que Castro está al tanto de lo que están pensando las Farc y de lo que podría ser el temario de la negociación.
A esa primera reunión en Suráfrica siguieron dos encuentros de los mandatarios en los actos protocolarios de la cumbre de los No Alineados. Era evidente que el tema a tratar no había quedado agotado en la primera conversación. Al final de una de estas reuniones, Castro y Pastrana se encontraron a la salida de un ascensor. Allí, sin que estuviera programado, hablaron durante 20 minutos nuevamente sobre el proceso de paz en Colombia y concertaron un almuerzo para el día siguiente. En ese almuerzo, que se prolongó por cuatro horas, Pastrana le dijo claramente a Fidel que más que su opinión sobre este tema lo que necesitaba Colombia era su decidida colaboración para encauzar el proceso y para lograr apoyo de parte de los países no alineados a la iniciativa de paz. La afirmación del presidente Pastrana tenía una doble utilidad: por un lado descartaba los insistentes rumores que corrían en Suráfrica en el sentido de que Colombia se retiraría de los No Alineados después de entregar la presidencia del grupo y por otro comprometía a Castro en una eventual mediación frente a la guerrilla colombiana.
Para nadie es un secreto que Fidel Castro tiene una fuerte influencia sobre las guerrillas de toda América Latina. De su influencia con los insurgentes colombianos dan cuenta varios hechos del pasado inmediato: su participación fue vital para concretar el único proceso de paz exitoso que ha vivido Colombia en los últimos años, la desmovilización del M-19. También gracias a la mediación de enviados suyos fue posible la liberación de Juan Carlos Gaviria, el hermano del ex presidente, secuestrado por el movimiento Jega. Se da como un hecho que el cura Manuel Pérez, máximo jefe del ELN, murió a comienzos de este año en un hospital para enfermos terminales en Cuba. Todo esto significa que si bien la economía cubana ya no está para exportar revolución, como se decía en la década de los 70, el ascendiente de Fidel sobre las guerrillas sigue existiendo. Por todas estas razones tener a Castro del lado de la paz es una valiosa carta que amplía las posibilidades de éxito en un diálogo que de todas maneras será muy complicado.
Sin embargo la participación de Castro en los acercamientos con la guerrilla también tiene sus complicaciones. Estados Unidos, que está interesado en el proceso de paz en Colombia, podría ver con desconfianza la presencia del que siguen considerando como uno de sus más caracterizados enemigos históricos. Las razones que tendrían Cuba y Estados Unidos para apoyar el proceso son sustancialmente diferentes. Mientras que para Cuba significaría adquirir un estatus de mediador internacional de paz, para el gobierno norteamericano las Farc son hoy un movimiento más ligado a la producción y exportación de narcóticos que a la expansión del comunismo _al que consideran vencido universalmente_. Por eso en Washington se sigue el día a día de los acercamientos con la guerrilla y existe una especial preocupación por el tema del despeje de los cinco municipios propuesto por las Farc y aceptado por el presidente Pastrana.
El gobierno norteamericano teme que el despeje de la zona del Caguán sea utilizado por los narcotraficantes para aumentar los embarques de droga hacia su país. Por eso a principios de la semana pasada el ministro de Defensa, Rodrigo Lloreda, afirmó en conferencia de prensa que durante el despeje habría control antinarcóticos de la Fuerza Aérea y la Policía sobre la zona despejada. Este control aéreo para las Farc resulta inaceptable. Una alta fuente del gobierno consultada por SEMANA dijo que lo más probable es que el anuncio del ministro Lloreda tome forma solo en un control periférico de la zona despejada, para evitar la salida de embarques del narcotráfico, pero que el presidente Pastrana quiere cumplir cabalmente con su promesa de despeje sin apelar a ningún mecanismo que pueda ser considerado por las Farc como una 'carta marcada'.
Por lo pronto está concertada para el próximo 21 de septiembre una reunión en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York entre los cancilleres Guillermo Fernández de Soto, de Colombia, y Roberto Robaina, de Cuba. Allí se examinará la evolución de los acercamientos y se fijará la fecha para un nuevo encuentro entre Fidel Castro y Andrés Pastrana, el cual se realizará en La Habana o en Cartagena. En esa reunión estaría el colombiano más cercano al presidente Castro, el escritor Gabriel García Márquez.
Andrés Pastrana durante su vida ha hecho varias piruetas y logrado muchos milagros políticos, pero ninguno tan difícil como el que le espera en el manejo de este proceso de paz. Tendrá que mantener firme a la guerrilla en su intención de diálogo, tranquila a la opinión pública sobre el alcance real de las concesiones a los subversivos y, lo más complicado: equilibradas las cargas entre los intereses de Estados Unidos y la utilidad de mantener a Fidel Castro dentro del proceso.