Home

Nación

Artículo

“Con la mano en el corazón le digo que una de las enseñanzas que me dejó esta crítica situación es no juzgar a la gente sin conocerla ”, le dijo a SEMANA el cardiólogo Jorge Mor Dale

injusticia

Fin del drama

A Jorge Mor, eminente cardiólogo, le cambió la vida haber sido incluido por error en la lista Clinton. Esta es la historia del viacrucis que vivió hasta su exoneración.

2 de agosto de 2008

Hay historias que conmueven a la opinión pública porque a todas luces, sin proceso y sin pruebas, arbitrariamente se cometen atropellos contra la dignidad de una persona. Una de ellas arrancó hace un año cuando la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (Ofac), del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, incluyó en la llamada "Lista Clinton" a Jorge Mor Nassar, su esposa y sus hijos.

A pesar del temor que siente cualquier colombiano de caer en esa lista, los Mor decidieron ponerle el pecho a la justicia norteamericana, y a la par del vía crucis que tuvieron que recorrer, la familia alegó su inocencia, sin demandas ni abogados. Así logró demostrar plenamente que con ellos se había cometido una injusticia al ser sindicados por el gobierno de Estados Unidos de colaborar con una poderosa red criminal de narcotráfico.

La semana pasada la embajada de Estados Unidos en Colombia divulgó en su página web el fallo final del Departamento del Tesoro: "La decisión de la Ofac de remover de la lista a Jorge Mor Dale y a las otras cinco personas demuestra lo justo y democrático que es el proceso administrativo de revisión del caso". Hoy la sentencia suena justa. Sin embargo, la pesadilla que sufrieron los Mor durante el último año es difícil de olvidar.

Aunque no todo el mundo sabía quién era la familia Mor Nassar, uno de los hijos es el claro ejemplo del drama que hay que soportar cuando se queda incurso en la que algunos llaman la lista de la infamia o lista negra. Jorge, el mayor de los hijos y un exitoso médico cardiólogo de 45 años, se quedó sin trabajo, los pacientes disminuyeron y vivió un verdadero calvario. Las empresas de salud le cancelaron todos sus contratos. Después de 17 años, sus padres liquidaron su empresa familiar. Los bancos le cerraron sus puertas y, junto con su familia, desapareció del sistema financiero. Por esa época le dijo a SEMANA: "Esto es como una enfermedad de la que se necesita tiempo para recuperarse". Y así fue.

Pero ¿cómo logró Mor que él y su familia salieran de esa lista?. "No tengo ni idea", dice el médico. Sin embargo, sí supo hacerlo. Golpeado por la situación, emprendió una tarea titánica y recurrió a todas las instancias en el país, pero fracasó en su intento. Acudió a la Defensoría del Pueblo, a la Procuraduría, a la Policía y al Ministerio de Relaciones Exteriores, donde le dijeron que nada podían hacer por ellos. En un acto de reflexión entendió que a la única instancia a la que debía recurrir era al propio Departamento del Tesoro en Washington D. C.

Lo primero que hizo fue ir a la embajada de Estados Unidos en Bogotá para probar que se trataba de un error que hubiesen incluido a él y a su familia en la lista; llevó pruebas, su pasado judicial, los de sus padres y sus hermanos, las constancias que tenían de su trabajo, las declaraciones de renta de los últimos cinco años donde demostraban que no habían tenido ganancias excesivas ni sospechosas, testimonios escritos y cartas de recomendación de cientos de personas que los conocían.

Aunque el proceso para hacer llegar la documentación a Washington fue muy dispendioso y estricto, el cardiólogo recaudó la mayor cantidad de pruebas posibles y en medio de la adversidad entró al corazón del Departamento del Tesoro y se le fueron abriendo las puertas.

La semana pasada, cuando se enteró de que habían sido excluidos de la lista, la familia Mor volvió a ser noticia. Al fin y al cabo, se trata de la otra cara del escarnio público. Su nombre y el de su familia quedan limpios y recuperan todos sus derechos civiles. Hay quienes creen que fue un milagro. Pero con esta dura experiencia, Jorge Mor logró demostrar que el poder de la justicia norteamericana no es del todo intolerante y que ser removido de la lista no es un imposible. Ahora la familia Mor quiere afrontar esta nueva etapa con serenidad y aunque no fueron estigmatizados por la gente que los conoce, Mor sostiene que fue una amarga prueba. "Lo único que puedo decirle es que una de las enseñanzas que me dejó pasar por esta situación tan crítica es no juzgar a la gente sin conocerla".