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Andrade se presentó en los juzgados para escuchar la imputación en su contra y ahora le toca el turno de defenderse

JUSTICIA

El viacrucis de Luis Fernando Andrade

La Fiscalía le imputó los cargos de interés indebido en celebración de contratos, ocultamiento de material probatorio y falso testimonio al exdirector de la ANI. El 3 de octubre se sabrá si la jueza considera que debe ir a la cárcel o no.

23 de septiembre de 2017

La semana pasada para Luis Fernando Andrade fue probablemente la más dura de su vida. En esta se iba a definir si acabaría o no en la cárcel por el caso Odebrecht. Esa decisión no se había tomado al cierre de esta edición, pero el suspenso era grande.

Hay dos elementos nuevos en el caso: la fiscal Amparo Cerón lo acusa de destrucción de evidencia, por supuestamente haber adulterado los registros de entradas a su oficina para ocultar algunas visitas de Bernardo ‘Ñoño’ Elías. Por otra parte, en la audiencia se expuso una llamada telefónica entre Andrade y su primo hermano Luis Alberto Moreno en la que este le hace varias recomendaciones. En el plano penal le aconseja rodearse de los mejores abogados y en la esfera mediática le sugiere explicarles su caso a periodistas influyentes.

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El primer punto, el de la posible destrucción de evidencia, puede ser delicado. El segundo, el de las recomendaciones del primo, es inocuo, pues se trata de una conversación coloquial entre familiares y queda mal la Fiscalía al traerla a cuento como indicio de algo irregular.

De resto la situación es más o menos la misma de antes. Se sabe que Andrade fue imprudente en su relación con el senador Elías y con Otto Bula. Ellos en ese momento eran los intrigantes de rutina con los que tiene que lidiar todo funcionario, pero ahora son símbolos de la corrupción en el país. Es claro que el exdirector de la ANI tuvo más cercanía con estos personajes de la que tocaba y en el fondo el caso contra él está centrado en detalles sobre esa relación.

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El exdirector de la ANI dice que tuvo tres o cuatro reuniones con el Ñoño. Este, por su parte, afirma que pudieron ser dos o tres más, y la fiscal considera esta diferencia significativa y sospechosa. También agrega que varias tuvieron lugar en la casa del Ñoño y que trataron el tema de la adjudicación del otrosí de la vía Ocaña-Gamarra y el cierre financiero del proyecto de la navegabilidad del río Magdalena.

Esa versión no contradice en nada a la de Andrade, quien desde el primer momento ha manifestado que por razones de interés público decidió más conveniente adicionar la vía Ocaña-Gamarra al contrato de la Ruta del Sol 2, en lugar de abrir una nueva licitación. Como Odebrecht ya tenía montada esa concesión original, la fórmula más económica era simplemente adjudicarle a esa multinacional la adición. Por lo tanto, según sus abogados, el tema de las reuniones no podía ser otro que esas obras públicas. El senador Elías era miembro de la Comisión Tercera del Congreso, encargada de aprobar y asignar los presupuestos de infraestructura y por lo tanto era un interlocutor lógico.

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También se presentaron como pruebas una serie de chats de WhatsApp que por lo general dejaban clara una relación cordial y una comunicación fluida entre Andrade y el Ñoño. Había uno de este con Martorelli, directivo de Odebrecht, que dio pie a especulaciones sobre posibles coimas para el exdirector de la ANI. En este se decía que alguien con las iniciales de Luis Fernando Andrade estaba cobrando. “Me llamó LFA a decirme que lo de nave (Navelena) fue él. El gordo te cuenta hoy. Me está cobrando la gestión”. Sin embargo, como todos los que giraron la plata de Odebrecht dejaron claro que Andrade nunca pidió ni recibió un centavo, este punto parece haber sido descartado. 

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En resumen, Andrade tuvo unas relaciones de muy mala presentación con algunos personajes que hoy están en La Picota. No obstante, más allá de eso hasta hora no hay evidencia de delitos. Él reconoce que tomó todas las decisiones por las cuales lo acusan, pero argumenta que las consideraba su responsabilidad y que estaban inspiradas solo en el interés general.  

La acusación de destrucción de evidencia suena más complicada, pues se basa en un testimonio de su subalterno, Juan Sebastián Correa, quien le dijo a la Fiscalía que hubo más reuniones que las que aparecieron en la bitácora personal de Andrade. Pero no hay ninguna evidencia sobre cambios o destrucción de la bitácora. Por otro lado, los abogados de Andrade advierten que era el propio Correa quien llenaba esa bitácora. El próximo 3 de octubre la jueza definirá si Andrade debe ser detenido o debe mantener su libertad.