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La directora del portal La Silla Vacía preside la Flip, una organización que ha protegido a los periodistas en Colombia desde hace dos décadas. Considera que los medios deben hacer más investigación. | Foto: Carlos Julio Martínez

ENTREVISTA

“En los medios hay demasiada opinión y poca información”: Juanita León

La Fundación para la Libertad de Prensa (Flip) cumple 20 años en una de las semanas en las que más se ha hablado de este tema en el país. Su presidenta, la periodista Juanita León, habló con SEMANA.

27 de febrero de 2016

SEMANA: ¿Usted cree que en el país sí existe y se ejerce la libertad de prensa?

JUANITA LEÓN: Yo creo que en Colombia existe mucha más libertad de prensa que en otros países de América Latina como Venezuela y Ecuador. Lo que sucede es que en Bogotá puede existir toda la libertad, pero en otros sitios del país es muy restringida por los grupos armados o por sectores políticos que convierten algunos temas en tabú. Otra cosa es qué tanto los periodistas realmente ejercemos esa libertad. Ese ejercicio está muy limitado, por ejemplo, por las condiciones laborales. Esto hace que en gran parte del país los periodistas no cuenten lo que saben, sino aquello que le interesa al que le paga la pauta, que equivale a su sueldo. Los periodistas saben mucho más de lo que publican.

SEMANA: ¿Cuáles son las amenazas más graves contra los periodistas?

J.L.: Ejercer el periodismo hoy en Colombia es muchísimo menos peligroso que antes cuando escribir contra Pablo Escobar era una sentencia de muerte. El hecho de que hoy mueran menos periodistas es un logro maravilloso de este país. Eso per se no quiere decir que exista una plena libertad porque la censura a los periodistas sigue siendo muy grande. Están surgiendo nuevos enemigos que son más difusos y que tienen que ver con unas mafias que operan entre la legalidad y la ilegalidad.

SEMANA: ¿Cómo cuáles?

J.L.: En algunas zonas siguen siendo las Farc, el ELN y las bacrim. Yo creo que la fuerza pública, en general, es un enemigo de la prensa. El caso de la ‘Comunidad del Anillo’ muestra lo peligroso que es escribir contra militares o contra policías. Pero también existen mafias de contratistas aliados con políticos locales o con mineros ilegales, que son una fuente de agresión al periodismo. Y en algunos casos los mismos dueños de algunos medios coartan la libertad de prensa porque tienen muchos otros negocios.

SEMANA: Ya que habla de la ‘Comunidad del Anillo’, ¿qué piensa del debate que levantó ese escándalo sobre el papel de la prensa luego de la publicación del video?

J.L.: Yo creo que fue una equivocación publicar el video (del viceministro Carlos Ferro), sobre todo, ocho minutos sin editar, porque además de pertenecer a la órbita de la vida privada, en sí mismo no probaba nada. Pero, también, considero que alrededor de ese caso y de la investigación de Vicky Dávila existían muchas presiones. Estaba amenazado todo su equipo periodístico, otros reporteros en otros medios habían sido amenazados previamente por lo mismo, el presidente se había manifestado dos veces públicamente en contra. Había un entorno de censura tan grande, que me parece que Vicky estaba bajo mucha presión y que muchas veces en esas circunstancias se terminan cometiendo errores.

SEMANA: Usted dijo que con esa publicación empezaba una nueva era del periodismo, la que se mete en la vida privada de las personas…

J.L.: En Colombia siempre se ha valorado mucho la intimidad de los personajes públicos y ha existido un veto de que su vida privada es privada, salvo que afecte gravemente los asuntos públicos. Esa es una posición sana y me preguntaba si con este video y la publicación de las fotos que hizo Daniel Coronell eso iba a cambiar. La forma como se resolvió este episodio hace que de nuevo se vuelva a proteger mucho la vida privada.

SEMANA: ¿Pero cree que hace falta?

J.L.: Lo importante es evaluar si en algún momento algo que se hace en la vida íntima tiene una incidencia grande en lo público. Si no, es bueno que se mantenga en lo privado. Ser funcionario en Colombia es muy difícil. Las personas asumen unos costos altísimos, pueden salir empapelados, tienen poco tiempo para la vida personal y si a eso se le va a agregar que su vida va a ser escrudiñada, nadie que quiera hacer las cosas bien va a querer asumir esos cargos.

SEMANA: ¿Por qué criticó que el presidente diera lecciones de periodismo en el episodio de la ‘Comunidad del Anillo’?

J.L.: El presidente Santos está haciendo uso de lo que Francisco Gutiérrez llamó el efecto Clark Kent: creer que a veces puede hablar como presidente y a veces como periodista. La realidad es que eso solo se lo cree él porque siempre hablará como presidente. Entonces, el hecho de que él se hubiera puesto a dar lecciones de periodismo no es procedente. Además, porque durante su gobierno si bien el periodismo no ha sido hostigado, como lo fue durante el de Uribe, me parece que la relación entre la prensa y el poder se ha estrechado. En la Casa de Nariño son hipersensibles a lo que sucede en los medios y durante esta época el periodismo no ha vivido su edad de oro.

SEMANA: ¿Está de acuerdo con la columna de María Jimena Duzán sobre la crisis del periodismo?

J.L.: El periodismo colombiano sí está en mora de hacer una verdadera autocrítica. En Colombia estamos entrando en un momento clave para el país y quizá los periodistas hemos sido incapaces de demostrarles a los colombianos realmente qué es lo que se nos viene, cómo son las Farc, cómo actúan, cuáles son sus fuentes de poder, dónde está su plata. Tenemos una agenda demasiado estrecha, un exceso de opinión y muy poca información.

SEMANA: Desde La Silla Vacía, usted se ha convertido en una de las pocas que critican a los medios. ¿Cómo ha sido ese ejercicio?

J.L.: En Colombia, los periodistas no se pisan las mangueras, ni se critican entre sí. En La Silla asumimos que como nosotros cubrimos el poder y los medios son muy poderosos, también íbamos a cubrir a los medios como lo hacemos con otras fuentes. En lo personal ha sido muy difícil porque a muchos medios los quiero mucho –SEMANA es uno de ellos–. Siento que los periodistas tenemos un cuero muy frágil y mis colegas han resentido mucho ese trabajo de La Silla.

SEMANA: ¿Cómo debería reinventarse ese periodismo tradicional?

J.L.: Cada vez que los medios tradicionales se meten en una investigación, el impacto que tienen es impresionante. Lo que hizo SEMANA con el DAS llevó a que cerraran esa entidad y realmente removió unos cimientos podridos en ese sector de la inteligencia. El recurso humano está ahí y no hay que hacer una gran reingeniería. Pero como está cambiando tanto el modelo de negocio, muchos –asustados con razón porque internet ha destruido las bases de ese negocio– han seguido el camino que siguieron revistas como Newsweek de ampliar las audiencias y de irse por temas más livianos. Creo que ahí puede estar la semilla de la destrucción. Si la gente comienza a sentir que no son indispensables porque no están denunciando, no son un contrapoder, no explican las cosas que pasan, los medios se vuelven más irrelevantes. Entiendo el dilema en el que están y el mundo entero está en eso. Pero, en cambio de hacer cosas más light, haría investigaciones más profundas porque eso es lo que no pueden hacer los ciudadanos.

SEMANA: Con todo este debate se ha hablado de si se necesita una ley de medios en Colombia. ¿Qué piensa?

J.L.: A mí siempre me parece que ese es un camino muy peligroso. En otros países esas leyes siempre terminan coartando la libertad de prensa y siendo muy funcionales al mandatario de turno, casi siempre populista, al que le incomodan los periodistas que lo controlan. Entonces, en la Flip nosotros sí tenemos muchos reparos frente a esa posibilidad de leyes de medios.

SEMANA: ¿Frente a este nuevo panorama del periodismo, cuál cree que será el reto de la Flip en los años que vienen?

J.L.: Durante 20 años, la Flip siempre ha sido un aliado fundamental de los periodistas en peligro. Nunca ha fallado en ese trabajo. Ahora queremos ayudar a crear un entorno donde los periodistas sientan que puedan ejercer la libertad de prensa y donde los ciudadanos valoren que esa libertad de prensa se ejerza. Ese es nuestro nuevo reto.