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Freddy Rendón. | Foto: Archivo SEMANA

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'El Alemán', el segundo exjefe 'para' en recobrar su libertad

Freddy Rendón salió de la cárcel de Itagüí, tras cumplir una condena en la Ley de Justicia y Paz.

30 de julio de 2015

Freddy Rendón Herrera, conocido como 'El Alemán', recuperó su libertad este jueves en la tarde luego de pagar ocho años y 11 meses de prisión en la cárcel de Máxima Seguridad de Itagüí.

“Salió por orden judicial. Su caso está a cargo de la Fiscalía de justicia transicional”, dijo una fuente del Inpec. Este exjefe paramilitar se convierte en el segundo comandante en recobrar la libertad después de haberse sometido a la Ley de Justicia y Paz. El primero fue 'Julián Bolívar', que salió libre en mayo pasado.

Victoria Eugenia Ayala, abogada de Freddy Rendón, llegó en horas de la mañana a la cárcel, segura de que aquel sería el último día de su cliente tras las rejas.
 
Sin que lo supieran periodistas y sin mucho aspaviento, Ayala llevó la orden judicial por la que Rendón Herrera venía batallando desde hace por lo menos un año.

El caso de este excomandante de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), quien durante sus años en la guerra controló y azotó vastas zonas del Chocó y el Urabá antioqueño, rodó por despachos de Medellín y Bogotá. Ya se habían agotado todas las instancias.
 
El argumento con el que su abogada se presentaba en los estrados de la Justicia Transicional, tenían que ver con que 'El Alemán' ya había cumplido con la pena alternativa de ocho años de prisión, a la que se había comprometido cuando se sometió al proceso de Paz entre el gobierno y los paramilitares. Dicho requisito ya se había surtido, según una sentencia de la Sala de Conocimiento de Justicia y Paz, del Tribunal Superior de Bogotá.
 
El fallo, que ahondaba sobre los delitos de concierto para delinquir, homicidio en persona protegida y otros, fue confirmado por la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, el 12 de diciembre de 2012, con ponencia del magistrado José Leonidas Bustos.
 
Pero aún así la libertad de Rendón comenzó a enredarse con el paso de los meses. En marzo pasado, una juez de ejecución de sentencias le negó una solicitud de sustitución de medida de aseguramiento, argumentado que al postulado aún le cursaban siete procesos provenientes de la justicia ordinaria, los cuales no habían tenido su curso en los despachos de Justicia y Paz.

Sin embargo, el Tribunal Superior de Bogotá, en última instancia, finalmente desenredó esa maraña jurídica en la que se había convertido el caso. Según ese despacho, Rendón Herrera pudo demostrar, desde que se sometió a la Ley 975 de Justicia y Paz, el 27 de febrero de 2007, que ayudó al esclarecimiento de la verdad, reparó a las víctimas, entregó bienes y colaboró con información para que judicializaran senadores y varios miembros de las Auc. 'El Alemán' también logró certificar trabajo, buena conducta y hasta un diploma de bachiller que obtuvo mientras estuvo preso en la cárcel de máxima seguridad de Itagüí.
 
Ahora bien, Rendón Herrera tendrá que seguir ligado a los procesos. Que haya podido volver a su casa, cuya ubicación es objeto de reserva sumarial, no quiere decir que pueda abandonar el país. Tampoco podrá acercarse a sus miles víctimas.
 
Dentro de los requisitos también está el de ingresar a la Agencia Colombiana para la Reintegración. Para tales efecto contaría con 30 días a partir de su salida de la cárcel. Y por último, alias 'El Alemán' no podría volver a portar armas, así fuese con salvoconducto. Si incumpliese cualquiera de los requisitos anteriores, sería excluido de Justicia y Paz, con lo cual perdería todos los beneficios y se enfrentaría, esta vez, a una pena que supera los 50 años. 

¿Quién es 'El Alemán'?

Freddy Rendón tuvo una larga historia en el Urabá chocoano, donde no sólo se hizo cargo del grupo que desplazó a la guerrilla en esa zona del país, sino que decidió políticamente quién llegaba a alcaldías y gobernaciones. También se sabe de sus vínculos con congresistas de ese departamento que terminaron tras las rejas por esas relaciones.

El territorio bajo su control siempre fue el Urabá chocoano, una región repleta de una naturaleza exuberante. Los pueblos de Arboletes, San Pedro, San Juan, Belén de Bajirá, El Cuarenta, Barranquillita, Babilla, Carmen del Darién, Murindó, Viguía del Fuerte, Bojayá, Balsa, Riosucio, Unguía, Acandí, Necoclí y otro puñado de corregimientos -que parecen grandes campamentos en medio de la selva- hacen parte de él.

Necoclí, en especial, se erigió como el gran centro de operaciones y, desde allí, se tejió todo tipo de mitos acerca de la historia de su comandante.

La primera vez que 'El Alemán' llegó a este municipio fue en 1994, como ayudante de un camión cervecero. Se enamoró de la zona y allá tuvo su único hijo. Venía de Medellín, luego de que su familia fuera desplazada por la violencia de la vereda las Ánimas en Amalfi, Antioquia. Sus padres sólo pudieron costearle estudios hasta primero de bachillerato, y el trabajo como ayudante fue la única opción que tuvo al ver frustrado sus sueños: ser policía o piloto de avión.

Una vez radicado en Necoclí, comenzó a trabajar como tendero de un almacén de víveres. "Los campesinos me contaban historias de los guerrilleros y yo les pasaba la información a las autodefensas", comentó sobre sus inicios en un pequeño grupo que luego se conoció como La 70, porque alguna vez llegó a ese número de miembros. Pero en ese momento eran sólo 19, los que compartían una obsesión: librarse del azote de la guerrilla del EPL y de su líder 'Bocatula', "el personaje más macabro que ha pasado por la región", dice.

Tomó la decisión de vincularse de lleno al grupo en 1996, con sólo 22 años de edad. Ahí recibió la pistola cromada nueve milímetros que aún porta y que tuvo con salvoconducto: "Llegó Carlos Castaño, nos reunió y se echó un discurso de dos horas que me dejó boquiabierto".

El grupo cambió de nombre luego que muriera Élmer Cárdenas, el segundo de la organización, por el tiro certero de un guerrillero, cuando iba en una lancha a la altura de Remacho, por el río Jiguamiandó.

Su obsesión por el orden y la disciplina le hizo merecedor del apodo de 'El Alemán'. En ese momento tomó las riendas del grupo y su relación con algunos de sus subalternos, llegó a ser tan estrecha que lo llamaban 'apá'. "Dicen que tengo dotes de pastor, porque me gusta orar y encomendar todo lo que hago a Dios", dijo.

Sin embargo, su ascenso en el grupo respondió a cualidades más terrenales. Su alma de guerrero se convirtió en el pasaporte de entrada a las grandes ligas del paramilitarismo y, en especial, a la casa de los Castaño, oriundos de su misma región.

El 15 de agosto de 2006 se desmovilizó y entró de lleno al programa de Justicia y Paz donde obtuvo ocho de cárcel por su colaboración con la justicia.