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FRENAR LA HORA CERO

El gobierno intenta llegar a un acuerdo con la USO para impedir la huelga en Ecopetrol

25 de abril de 1983

La mañana del jueves 24, los habitantes de Barrancabermeja encontraron las calles de la ciudad tomadas por el ejército. No los tomó de sorpresa, ya que la noche anterior más de 3.000 trabajadores de Ecopetrol habían votado la huelga. Los negociadores de la USO-sindicato de trabajadores petroleros-tomaron la decisión para salirle al paso a la imposición de un tribunal de arbitramento.
El actual salario promedio para un trabajador de Ecopetrol es de $21.000, mientras que en otras empresas es de $16.000 aproximadamente. Esto ha hecho que los de Ecopetrol sean vistos como la "aristocracia" del movimiento obrero. Sin embargo, si se le pregunta si esto es así a cualquiera de la USO, responde que si gozan de ciertas prerrogativas, es porque las han adquirido a través de duras y prolongadas huelgas y de una férrea organización sindical.
Estas huelgas tienen fama de ser violentas y terminan irremediablemente en enfrentamientos entre los trabajadores y el ejército, en la militarización de las refinerías e, incluso, en consejos verbales de guerra para los dirigentes-como en 1971-o en la muerte de alguno de ellos. Esta vez también estallaron los disturbios. Una manifestación de niñas de un colegio que marchaban en medio de la silenciosa tensión de las calles de Barranca fue el detonante. El ejército les impidió el paso y los trabajadores salieron en su defensa. Fue el primer incidente del conflicto de este año y seguramente no sería el último.
Marco Lino Duarte, encargado del mantenimiento de las máquinas dentro de la planta, es miembro de la comisión negociadora y se encuentra en Bogotá dialogando con la empresa Es el prototipo del sindicalista de la USO: sin ligazón con ningún partido político pero "simpatizante de la izquierda", habla con una marcada jerga antipatronal que refleja toda una tradición de lucha intransigente.
"Hemos aprendido a pelear como tigres por que nuestro trabajo es muy rudo; sifueramos mansos, las calderas nos matarían a los pocos años de estar ahí dentro", dice, mientras cuenta cómo son inhumanas las temperaturas a que están sujetos dentro de la planta, debido a los hornos y bombas de vapor. El esfuerzo físico requerido es mayor que en otros sectores industriales, debido al gran tamaño y peso de las herramientas que se deben manipular.
"La fama de obreros de cuello blanco es puro cuento", añade, y cuenta cómo a pesar de 11 años de trabajo en Ecopetrol sigue viviendo en un tugurio de Barrancabermeja, ya que aún no ha obtenido préstamo para vivienda por parte de la empresa. Sus hijos, dice, padecen permanentes epidemias por el clima malsano y, sin embargo, el servicio médico es deficiente.
Según los directivos de la empresa, la USO es dada a cometer actos de sabotaje como medio de presionar las negociaciones. 142 millónes de pesos se habrían perdido hasta el momento por daños infligidos a las instalaciones durante los conflictos. Marco Duarte niega que ellos utilicen este tipo de métodos. Lo que sucede, dice, es que en estas ocasiones salen a relucir todos los daños ocasionados en la planta por la inseguridad industrial, por el mal mantenimiento del equipo y por equivocaciones de los propios supervisores. "Todo esto, ajeno a nosotros, lo utilizan para entorpecer las negociaciones ".
El gobierno tiene un especial interés en llegar a un acuerdo antes de que la USO fije la hora cero para la huelga de Ecopetrol. Dada la situación represada de serios conflictos en otros sectores, como Colpuertos y trabajadores estatales, un rompimiento en las negociaciones de Ecopetrol podría ser la chispa que desencadenara una grave crisis laboral. -