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Fuera de tono

Las telecomunicaciones vuelven a enfrentar a los dos líderes más populares y mediáticos del país, Álvaro Uribe y Lucho Garzón.

14 de agosto de 2005

Alas 9:45 de la mañana del pasado jueves, Luis Eduardo Garzón llamó desde su teléfono fijo de ETB al Palacio de Nariño para hablar con el Presidente de la República, Álvaro Uribe. El primer mandatario acababa de dar unas extensas declaraciones para aclarar y ponerle fin a un supuesto boicoteo que se tejía en el alto gobierno en contra de la telefónica de Bogotá.

Pero en vez de calmarlo, las declaraciones del Presidente lo alteraron y le hicieron revivir una polémica que se creía terminada. Una semana atrás, Uribe había dicho en un gran foro sobre telecomunicaciones, con motivo de los 50 años de las Empresas Públicas de Medellín (EPM) en El Colombiano, que la productividad de ETB "era vergonzosa", que le preocupaba el futuro de Ola y que EPM era la única telefónica nacional con "capacidad y productividad" en el país.

Ese día, en Medellín, Lucho se molestó, más cuando la ETB financia con sus utilidades importantes programas sociales de Bogotá y de su plan de gobierno. Pidió mayor prudencia al hablar de estos temas por tratarse de una empresa inscrita en la bolsa de valores. Desafortunadamente, el parte del Alcalde no logró evitar que las acciones de ETB cayeran unos 11 pesos en pocos días.

Y cuando el incidente estaba en proceso de solución, el jueves pasado varios medios de comunicación denunciaron que el asesor presidencial José Obdulio Gaviria había enviado desde su correo del Palacio decenas de mensajes electrónicos, incluso a clientes corporativos de la ETB, que incluían unos gráficos que mostraban la supuesta falta de eficiencia de la ETB frente a EPM, Telecom, Telebucaramanga y Emcali.

Precisamente para aclarar las informaciones y ponerle freno a todo tipo de especulaciones sobre boicoteo político y favorecimiento económico a Telecom, el presidente Uribe llamó a La W. Al aire trató de aclarar el incidente, diciendo que su preocupación era por mejorar la productividad en todas las empresas públicas y dio la orden para que en un futuro este tipo de cifras sólo sean entregadas por la entidad correspondiente.

En su entrevista, el Presidente dijo que buena parte del bajo desempeño de la ETB era responsabilidad de la convención colectiva. Un dardo directo a un Alcalde sindicalista que, no sólo ha respetado la convención, sino que reincorporó e indemnizó a varios líderes sindicales que habían sido despedidos años atrás.

Uribe no reconoció que en los últimos años la ETB ha hecho un impresionante esfuerzo al pasar de ser una simple empresa de teléfonos a una de telecomunicaciones, trabajo que le ha merecido posicionarse como una de las más grandes del país con un mejoramiento continuo de sus indicadores. Ni tampoco tuvo en cuenta que mientras el negocio de telecomunicaciones de EPM no sea escindido de los de energía y agua, no se sabrá realmente qué tan eficiente es, pues siempre se ha hablado de subsidios cruzados de un negocio a otro. Ni mucho menos que con la liquidación que se hizo de Telecom, esta empresa quedó prácticamente con un motor cero kilómetros y muy atractiva para un inversionista privado. Lo cierto es que ninguna de las tres está lista para enfrentar la verdadera competencia: el TLC.

Por estas y otras razones, minutos más tarde de las declaraciones a La W, Lucho reaccionó públicamente para reclamar del Presidente mayor transparencia, pidiéndole que "hable de frente qué se propone con los ataques a la ETB" y sugiriendo que habría un preacuerdo entre Telecom, EPM y Telmex de México para una posible alianza. Después se reunió con su más cerrado grupo de colaboradores para analizar lo ocurrido y preparar la respuesta en una rueda de prensa.

Sobre el medio día, Uribe le correspondió la llamada a Lucho. En un diálogo sincero y corto, acordaron no dar más declaraciones y reunirse el domingo a las 7 de la mañana. Por eso la guerra de declaraciones quedó congelada y en la tan esperada rueda de prensa dijo que ni él ni el presidente de la ETB, Rafael Orduz, darían declaraciones, para evitar afectar aun más la acción de la empresa y anunció un encuentro cara a cara con Uribe

De todo esto quedó claro el poco dominio del Presidente en el tema y que su salida en falso le había dado munición a Garzón para atacarlo políticamente, esta vez con razón y con argumentos.

Lo otro que quedó claro de todo el enfrentamiento son los problemas de reglamentación que están perjudicando a las telefónicas locales. Los bajos ingresos que está generando la telefonía local, y que afectan sus indicadores, no sólo obedecen al crecimiento exponencial de las celulares, sino a una decisión de la Comisión de Regulación de Telecomunicaciones que en 2001 bajó dramáticamente los ingresos que reciben por minuto por el uso de su red, frente a una disparada de los precios de las empresas celulares.

Mientras que en 2002 a las telefónicas se les reconocía 49 pesos por minuto por el uso de la red, esta cifra cayó a 31 pesos este año. A su vez, las celulares pasaron de cobrar por su red 66 pesos en 2002 a 206 pesos en 2005. Un desbalance que ha afectado a las empresas públicas. La revisión de esta medida, para el gobierno, está en la lista de asuntos pendientes.

Pese a todo el alboroto, lo más seguro, tal y como ha ocurrido en otros roces entre Uribe y Garzón, es que resolverán sus diferencias y saldrán sonrientes para las cámaras. Los que no reirán tanto serán los accionistas de la ETB, que en estos días perdieron 30 pesos por acción y vieron cómo la empresa bajó su precio en 35.000 millones de pesos , fruto del teléfono roto que armaron los dos mandatarios más populares del país.