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Tocata y fuga de un narco

¿Cómo un solicitado en extradición salió por la puerta principal de La Picota, para después fugarse?

9 de noviembre de 2013

La mayoría de las fugas de presos sucedidas en el país ha ocurrido en medio de cinematográficos episodios que incluyen balaceras y persecuciones. Sin embargo, el pasado 23 de octubre el Inpec descubrió que un peligroso narco se había evadido con uno de los trucos más simples y viejos en el mundo de los criminales tras las rejas: falsificar un papel. 

El protagonista de la insólita fuga es Edwin Leonardo Rodríguez. Conocido con el alias del Señor de las Cadenas, fue capturado en octubre de 2010 en medio de una operación internacional antidroga del CTI, la Armada y las autoridades antidroga de Honduras y Nicaragua. Rodríguez cayó en Cartagena y su socio, un narco nicaragüense llamado Frank MacField, alias Buda, fue detenido en Managua. 

En total, 15 arrestos en Colombia y otros países constituyeron lo que en su momento se consideró como un duro golpe a las bandas transnacionales de narcotráfico. Rodríguez, el encargado de enviar cargamentos de cocaína a Buda, fue acusado y condenado por los delitos de tráfico de armas, tráfico de estupefacientes y concierto para delinquir. Fue sentenciado inicialmente a 11 años de cárcel y era solicitado en extradición por el gobierno de Estados Unidos para responder por cargos de tráfico de drogas. 

Tras una breve permanencia en una cárcel de la capital de Bolívar, fue remitido al penal de máxima seguridad de Cómbita, Boyacá, en marzo de 2011. Unos meses después fue enviado a La Picota, en Bogotá, a la espera de la autorización de la Corte Suprema de Justicia para ser enviado a Estados Unidos. 

A finales de agosto de este año, Rodríguez recibió la buena noticia de que los magistrados no habían autorizado su extradición al considerar que el narco ya estaba cumpliendo en Colombia una condena de 11 años por los delitos por los cuales era solicitado. Muy pocas veces sucede algo así. 

Tres semanas después, Rodríguez recibió otra buena noticia sorprendente. El 6 de septiembre pasado llegó a la oficina jurídica de La Picota una comunicación de la juez promiscua de Cartagena María Andrea Navarro por la cual, en desarrollo de una tutela, le ordenaba al Inpec trasladar en un plazo de 48 horas a Rodríguez a detención domiciliaria debido a que era padre cabeza de familia.

Aunque hubo extrañeza por el peligroso perfil del narco, ya se ha vuelto común que los jueces otorguen la casa por cárcel a peligrosos delincuentes. Por eso, para cumplir la orden, el 23 de septiembre el narco salió tranquilamente por la puerta principal de la cárcel y los guardianes lo llevaron hasta una vivienda en Chía.
 
Un mes más tarde toda la trama fue descubierta. El Inpec envió un oficio notificando al juzgado sobre el cumplimiento a la tutela. En el despacho judicial la sorpresa fue mayúscula. En la mañana del 23 de octubre la juez de Cartagena Marcela Kerguelén respondió al Inpec y les informó que tras revisar había descubierto que el número de la tutela citada para ordenar la libertad de Rodríguez corresponde en realidad a una demanda interpuesta por una ciudadana contra Colpensiones. 

Y que, como si fuera poco, la supuesta orden de la juez Navarro era falsa pues ella estaba suspendida desde mediados de agosto por orden del Consejo Superior de la Judicatura, donde cursan más de 30 investigaciones en su contra por actuaciones irregulares. 

La comunicación cayó como un baldado de agua fría en La Picota y en el Inpec. Un grupo corrió a la vivienda en donde debía estar supuestamente el peligroso narco. Los temores de la guardia se transformaron en certeza. El narco se había fugado y hasta el sol de hoy se desconoce su paradero.
 
El caso llama la atención porque es algo demasiado inusual que un preso logre volarse con ese truco. De hecho en los últimos tres años el Inpec ha detectado y frustrado más de 100 intentos de fuga de delincuentes de alto perfil como Rodríguez. 

En la actualidad ya hay varias investigaciones del Inpec y otras autoridades para encontrar a los culpables. Se está investigando cuáles otros documentos, aparte de la orden de libertad del juzgado de Cartagena, eran falsos. Lo único cierto es que el narco hoy está libre y feliz después de haber conseguido fugarse gracias a un truco que parece imposible en esta época: falsificar unos papeles.