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Desminado en San Francisco, Antioquia. | Foto: Archivo SEMANA

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“Las FARC siguen sembrando minas”: general Lasprilla

El comandante del Ejército y otros altos oficiales hicieron la dura revelación a Semana.com. Se estima que este grupo guerrillero aún instala cerca de 50 minas diarias en todo el país.

21 de abril de 2015

El pasado 7 de marzo el país celebró un acuerdo histórico. El Gobierno y las FARC en una rueda de prensa anunciaron el inicio de un complejo proceso de desminado en zonas de alto riesgo del territorio colombiano.

El acuerdo incluía limpieza y descontaminación de territorios en los que hay presencia de “minas antipersona, artefactos explosivos improvisados, municiones sin explotar y restos explosivos de guerra”. Sin duda, el anuncio representó uno de los avances más concretos en la labor del desescalamiento del conflicto armado en el país.

Sin embargo, hubo un pronunciamiento que pasó inadvertido en la opinión pública. Fue hecho por el jefe guerrillero Rodrigo Granda, días después de que las partes hicieron el sonado anuncio que llenaba de regocijo al país. En síntesis, dijo que las FARC contribuirían en el proceso de desminado, pero no comprometió al grupo guerrillero a dejar de sembrar minas.

“Mientras no se pacte un cese al fuego bilateral, los guerrilleros y guerrilleras seguirán defendiéndose y para eso necesitan explosivos”, advirtió Granda en el boletín de prensa 59 el pasado 22 de marzo, en el que se pronunciaban sobre los avances del plan piloto del desminado humanitario.

¿A qué explosivos se refería exactamente? La advertencia estaba cantada. Según declaraciones de altos oficiales del Ejército -y que conocen muy bien el tema del desminado humanitario-, este grupo guerrillero continúa sembrando minas en el país. Uno de ellos -que pidió reserva de su nombre- advirtió que se estima que la cifra podría llegar a 50 minas diarias.

Según los registros, desde 1990 a abril de 2015 cerca de 11.000 colombianos han sido víctimas de estos artefactos, y lo más preocupante es que el desminado, como dicen en las Fuerzas, no está a la vuelta de la esquina. Son cerca de 30.000 minas las que inundan el país y según se ha dicho, no hay un mapa concreto de dónde están enterradas.

El presidente Juan Manuel Santos estimó que en diez años el país podría estar libre de estos explosivos. Pero, pese a lo que dijo el mandatario, algunos altos oficiales del Ejército que no están en sincronía con estas proyecciones aseguran que el proceso tardaría más de lo estimado por el Gobierno Nacional. Incluso, uno de ellos aseguró que el proceso podría tardar hasta cuatro veces más.

Si se piensa en 40 años, es un periodo que no es del todo descabellado, sobre todo si se tiene en cuenta las dificultades de ubicación de los artefactos y las complejidades geográficas donde se cree están enterrados.

Semana.com indagó sobre estos aspectos con la fuente principal del Ejército Nacional, el comandante de esta fuerza, general Jaime Lasprilla, quien confirmó el martes que las FARC continúan con la mortífera práctica.

“Ellos (las FARC) siguen sembrando minas. Eso es lo que se ha comprobado en los movimientos que hacen las tropas (…) Las minas no las siembran el Ejército, ni los campesinos, las minas las siembran las FARC. Por eso el llamado es a que dejen de sembrar minas y a que entreguen a los menores de edad y que, de verdad, tengan gestos de paz”.

Lasprilla, sin embargo, no se comprometió con ponerle tiempos al desminado del territorio nacional. Ante la pregunta, el alto oficial sacó a flote la diplomacia que lo caracteriza y solo dijo que esa labor “podría tardar mucho tiempo”.

“Nosotros no sabemos cuántas minas puedan estar sembradas. Es un proceso largo. Decir una fecha o unos años sería especular. Lo único que puedo decir es que la tarea es muy compleja y se requiere de tiempo (...) El Ejército tiene toda la disposición, al igual que la Armada y la Fuerza Aérea. Estamos preparándonos con un batallón de desminado que es modelo aquí en Latinoamérica y estamos creando el Centro Nacional de Desminado Humanitario…”.

El alto oficial aprovechó el momento para recalcar que es necesario que las FARC muestren “gestos reales” de pacificación.

Con todo, es la paradoja de un grupo guerrillero que por un lado anuncia su ayuda en la labor de remover las minas, mientras que por el otro lado las siembra. Ello deja varias inquietudes acerca de lo que puede ser un nuevo escollo a superar en la mesa de diálogos de La Habana.