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Los sistemas de información han sido claves para mejorar adminsitración de los recursos de las Fuerzas Militares. En la foto se observa la sede del sistema logístico, Silog

Seguridad

Gerentes de la guerra

En el Ministerio de Defensa se ha hecho una silenciosa revolución que conducirá a que el sector funcione como un grupo empresarial.

3 de junio de 2006

Hasta la guerra necesita de una gerencia. Eso lo saben bien los militares que en ocasiones han tenido que suspender una operación por falta de gasolina para los aviones, o que han visto arrumados sistemas de comunicación que nunca se pudieron usar porque no eran compatibles con los demás radios que se usan el país; o quienes han sufrido por agua, comida o medicamentos en medio de la selva. Más que por falta de dinero, estos episodios han ocurrido por el 'despelote' que durante años había en el sector defensa. Falta de sistemas de información, celos entre las distintas fuerzas, corrupción en muchos contratos son parte de los problemas que parecían insuperables hasta hace cinco años. Algo grave cuando se trata de un sector donde todas las cifras son colosales: 15 billones de pesos de presupuesto al año, 381.633 funcionarios, entre civiles y militares; un grupo empresarial que reúne 18 empresas que van desde una fábrica de armas hasta un hotel.

La buena noticia es que en el último lustro se ha vivido una verdadera reingeniería en el uso de los recursos de la guerra. Poner la casa en orden ha tomado varios años, pero ha tenido continuidad desde el viceministerio que hoy encabeza Jorge Mario Eatsman. Ahora se empiezan a ver los frutos en ahorro, eficiencia y transparencia.

Para empezar, se está ahorrando dinero en las compras, como nunca antes. Los ahorros más grandes se han presentado en la compras centralizadas de armas, munición, equipos de comunicaciones, seguros y energía. En estos rubros, durante los últimos tres años se ahorraron 124.000 millones. Todo se logró gracias a un sistema de información logística que ha permitido hacer compras en escala y unificar los recursos de cada fuerza.

La producción de armamento y munición que hace Indumil, y que antes se importaba, ha significado un ahorro de 28 millones de dólares sólo el año pasado. Similar proceso ha pasado con Cotecmar, que arrojó utilidades por 4.540 millones de pesos en el diseño y fabricación de buques nodriza, contenedores y lanchas patrulleras.

Algunas empresas que se habían convertido en verdaderos 'chicharrones', como el Hotel Tequendama, son ahora la joya de la corona, pues están dando ganancias. Este hotel duplicó sus utilidades el año pasado, al pasar de 2.506 millones de pesos a 4.302. El otro asunto que parecía irresoluble y que al final ha encontrado una solución feliz tiene que ver con las torres del antiguo Hotel Hilton, una de las cuales se había convertido en un lucro cesante de 17 años. Ambas torres serán parte de un centro comercial llamado Ciudadela San Martín, arrendado por 30 años, durante los cuales el Ministerio recibirá ingresos cercanos al medio billón de pesos.

Este camino hacia la eficiencia ha estado lleno de resistencias. Recientes informes de prensa destacaron el rechazo de un grupo de médicos sobre los cambios que se vienen haciendo en el Hospital Militar. Esta entidad hace parte de un enredado sistema de salud incluido en un régimen de excepción. El hospital, a pesar de que es de vanguardia en el tema científico, tiene problemas enormes en el plano administrativo. Si un usuario pedía una cita, esta se podía demorar hasta cuatro meses. Ahora, gracias a inversiones que se han hecho en informática, la gente puede aspirar a conseguirla en 10 días. Algo es algo.

El otro problema grave está en las viviendas, uno de los principales indicadores de bienestar para los soldados. Ante un crecimiento tan colosal como el que ha tenido el sector militar en los últimos años, el déficit es enorme. Por eso se iniciará un sistema inversión de las cesantías y pensiones para apalancar créditos para unas 15.000 casas, la mayoría de las cuales serán asignadas a soldados que tengan más de 14 años de servicio.

En camino también hay dos cambios fundamentales. Se creó la Agencia Logística de las Fuerzas Militares, una nueva entidad que reemplaza los cuestionados fondos rotatorios de cada fuerza. Lo más importante de esta agencia, que tiene apenas seis meses de vida, es centralizar todas las compras, a través de licitaciones públicas. Los alimentos, que son uno de los rubros más grandes, se contrataron a través de la agencia en la Bolsa Nacional Agropecuaria. La cifra no es para nada modesta: 90.508 millones de pesos al año.

Otro rubro en el que se ahorran muchos recursos es en mantenimiento aéreo. Para eso se creó la Corporación de la Industria Aeronáutica Colombiana, un proyecto para darles mantenimiento y reparación a las aeronaves de todas las fuerzas. Esta Corporación no sólo le ahorra muchos dólares al país, sino que servirá de impulso a una industria que podría ser líder en la región.

No obstante, el talón de Aquiles siempre ha sido la transparencia en los contratos. El Ministerio de Defensa ha invitado a la organización no gubernamental Transparencia Internacional a vigilar muchos de esos procesos. Pero en el caso de la compra de los aviones de combate para la Fuerza Aérea, que costarán 240 millones de dólares, esa ONG abandonó la veeduría cuando la licitación quedó reducida a un oferente. Esa misma entidad, en otro informe reciente, hizo un reconocimiento al esfuerzo para garantizar que los contratos se hagan con probidad, y manifestó preocupación porque las especificaciones técnicas de los contratos son la ventana por donde se cuelan los problemas.

Una guerra tan larga como la que le ha tocado vivir al país debería servir por lo menos para tener un sector defensa moderno y vanguardista. Un objetivo que ha dejado de ser una quimera y empieza a ser realidad, por lo menos en el terreno de la logística.