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El Jefe de Estado de Colombia durante su visita a Europa destacó la sinergia de las relaciones entre Colombia y Francia, generada en diferentes campos.

RELACIONES INTERNACIONALES

Gira de Santos: Un nuevo despertar de la política exterior

A pesar de que Colombia no ha superado varios de sus problemas internos, el gobierno de Santos comienza a buscar su inclusión en el mundo. Balance de su primera visita al viejo continente.

César Paredes, periodista de Semana.com
27 de enero de 2011

Terminó la gira por Europa del presidente Juan Manuel Santos, con el anuncio de su pronto regreso a Colombia. El mandatario dijo que volvería, antes de lo previsto, para acompañar a los familiares de las víctimas que dejó la explosión de una mina de carbón en Sardinata (Norte de Santander).

No obstante, el presidente colombiano alcanzó a presenciar la apertura del Foro Económico Mundial, que se celebra anualmente en Davos, Suiza. Desde los setenta, este foro reúne a las élites económicas globales, en una exclusiva estación de esquí suiza.

La presencia del mandatario colombiano, al lado del presidente de México, Felipe Calderón, fue destacada por medios y analistas, pues ellos representan las economías emergentes de América Latina, una nueva realidad que ha empezado a ser tomada en cuenta.

El Fondo Monetario Internacional, recuerda Radio Francia Internacional, advirtió esta semana “que América Latina y el Caribe, protagonizarán en 2011 un crecimiento del 4,3 por ciento, una evolución más fuerte que la anemia imperante en la UE”.

Aunque en Davos la agenda versa sobre los principales temas de la economía mundial, en este caso sobre la revaluación de las divisas internacionales principalmente, y no se firman acuerdos, sí es un escenario para hacer relaciones públicas. Además Santos aprovechó su salida para enviar distintos mensajes que buscan consolidar la inversión extranjera y ampliar el espectro temático de las relaciones con los demás países.

Para Carlos Ronderos, profesor e investigador de comercio internacional de la Universidad Sergio Arboleda, el hecho de que Colombia esté negociando un TLC con Europa exige encuentros diplomáticos de primer nivel. “En una lógica en la que se supone se ha superado el problema del banano para la negociación, hay que establecer una nueva agenda”, agregó.

El investigador se refería al hecho de que el banano que entraba a Europa debía pagar un impuesto alto. Ese tema ha sido muy importante en la discusión de la agenda comercial con Europa. Pero la Organización Mundial del Comercio, el año pasado, obligó a la reducción del arancel para ese producto. Así se convirtió en el único bien cuya reducción arancelaria comenzó antes de la negociación del TLC, después de una intensa discusión.

En el mismo sentido, el exvicecanciller Diego Cardona dijo que la participación de Santos en el foro económico y las visitas previas que alcanzó a hacer son parte de una estrategia de diversificación de las relaciones que comenzó, incluso, desde el momento en el que Santos era tan solo un presidente electo. En esa estrategia, el objetivo es proponer la discusión de temas diferentes a los cacareados narcotráfico, derechos humanos y conflicto interno.

“Los encuentros de Santos hacen parte del contenido de un agenda nueva, de cómo Colombia se quiere relacionar con el mundo desarrollado”, dijo. “No es de extrañar que en los próximos meses la Canciller, María Ángela Holguín, y el Ministro de Comercio, Sergio Díaz-Granados, tengan visitas con comisiones parlamentarias de la Unión Europea”, agregó refiriéndose la necesidad de los encuentros diplomáticos en aras de la negociación del TLC con el viejo continente.

Otro de los aspectos clave en materia comercial es el interés de Colombia en ingresar a la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). Cuando Santos era presidente electo, en una gira por Europa, aprovechó para postular su candidatura a entrar al organismo que es considerado como un club de ricos.

Santos arrancó la semana con la participación, el pasado lunes, como panelista central del Tercer Foro Económico Internacional de América Latina y el Caribe, organizado por ese grupo.
Además de insistir en el papel de América Latina como motor del mundo, al lado de Asia y las economías emergentes, expuso los avances de Colombia con un mensaje claro: “inviertan”. En esta ocasión, su encuentro con personalidades y dignatarios, algunos conocidos con anterioridad, hizo parte del lobby internacional necesario para lograr la entrada en la OCDE.

Para el coordinador de la maestría de relaciones internacionales de la Universidad del Norte, Horacio Godoy, “aunque la OCDE ahora no es el club más exclusivo, sí es importante pertenecer a él”. El interés de ingresar a ese grupo, según el internacionalista, es muestra de un interés de Santos por mantener una política internacional activa, “pues hasta ahora Colombia existe muy poco en el mundo”.

En una columna titulada La nueva agenda internacional, publicada en el diario El Mundo de Medellín, el gobernador de Santander, Horacio Serpa, destacó que Santos hubiera llevado un mensaje para que los países desarrollados pongan atención: que las naciones de América Latina “requieren contar con la garantía de que las potencias midan los efectos de la guerra de divisas que libran, que podría arruinar nuestros mercados y agravar la crisis económica mundial”.

A pesar de que es muy poco lo que el país puede influir en las decisiones de las potencias, si es importante que por lo menos haga parte de las discusiones.

¿Por qué Francia?

En su primera gira internacional como presidente, Santos escogió a Francia como destino. Allí se reunió con el Jefe de Estado de ese país, Nicolás Sarkozy, y con empresarios. Su visita no fue registrada en medios europeos, salvo una entrevista que hizo Le Figaro y una pequeña nota del diario Le Monde. Para los internacionalistas, esa fue muestra de que Colombia no es importante en los escenarios internacionales.

No obstante, Santos aprovechó para pedirle a Europa un mayor compromiso en la parte que le corresponde de la cadena en la lucha contra el narcotráfico. El llamado a la “corresponsabilidad” de los países consumidores de drogas a ha sido una posición reiterada del gobierno colombiano.

Pero que el primer encuentro haya sido con Sarkozy no es gratuito. Francia es el presidente del G20 y del G8, los grupos de las economías más importantes del mundo. De hecho, Sarkozy invitó a Santos al G8 a una reunión, que debe celebrarse a finales de mayo, para que Colombia aporte su “experiencia en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado”, según dijo el mandatario colombiano.

La oportunidad es enorme. Parece que atrás quedaron los días en los que la agenda bilateral entre Colombia y Francia estaban dominados por el factor Íngrid Betancourt y las Farc.

Para Godoy, aunque todavía falta mucho para que Colombia se convierta en modelo de lucha contra el crimen organizado y para que resuelva su conflicto interno, “si es muy positivo que Colombia se muestre como un país que busca soluciones, que propone, en lugar de dedicarse solo a pedir ayuda”.

Cardona, por su parte, adujo que Colombia podía aportar algo, aunque no se puede esperar que su ayuda sea la que vaya a solucionar problemas como la producción de drogas en Afganistán o la guerra de los carteles de México. “Lo que sí es un hecho es que el Estado colombiano no perdió en los noventas la guerra contra los carteles de Medellín y Cali, y tiene experiencia en inteligencia policial, desminado y recuperación del territorio”, destacó el exvicecanciller.

Uno de los aspectos que más llamó la atención de la gira fue que hubiera invitado como asesor en derechos humanos, a Colombia, al juez Baltasar Garzón. Su decisión causó revuelo en Colombia, pues en un país que viene de una enconada polarización política no es fácil aceptar que un “duro” en un tema tan sensible intervenga.

Los analistas consultados por Semana.com explicaron que la intención fue darle legitimidad en el exterior a los esfuerzos por superar las violaciones a los derechos humanos cometidas en Colombia, tema que tradicionalmente ha sido utilizado para poner cortapisas a los acuerdos comerciales.

Al final, Santos dijo que Colombia y Francia habían acordado ser aliados “en muchos temas que preocupan a la comunidad internacional”. También destacó la creación de unas casas universitarias para que estudiantes colombianos puedan viajar al país europeo.

La retirada

Quedaron frustrados encuentros con los jefes de Estado de Sudáfrica, Jacob Zuma, y de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono. Los dos países hacen parte del grupo de los llamados Civets o países emergentes.

La cancelación de las citas, debido a la tragedia de 21 mineros que perdieron la vida en Norte de Santander, es vista por analistas consultados por Semana.com como una muestra de sensibilidad, que tiene un precedente: “el efecto Piñera”, como lo llamó Godoy.

En criterio del internacionalista, “le quedaba muy mal quedarse en Davos haciendo relaciones públicas, mientras en Colombia las minas se desploman”. Más, cuando el presidente de Chile, Sebastián Piñera, mostró un grado de compromiso muy alto cuando los mineros quedaron atrapados en la mina de San Esteban, en Copiapó.

Para Ronderos “en este caso, primaba más lo nacional que lo internacional”. Además, explicó, las citas pendientes no eran tan importantes, pues aunque Colombia pertenece a los Civets, lo es debido a la calificación que han hecho terceros países, no al hecho de “que trabajemos juntos”.

En el mismo sentido, Cardona consideró que hubiera sido un error de Santos permanecer en Europa. Cardona anotó que hay un ambiente sensible a las condiciones de los trabajadores de este sector por varias razones que tienen que ver con la proyección de Colombia en escenarios internacionales.

En primer lugar, la minería hace parte de las llamadas “locomotoras de la economía”, es decir, juega un importante papel en el modelo de desarrollo para Colombia. Además, es el sector en el que más se ha invertido en los últimos años. Sin embargo, para que sea sostenible no se puede desarrollar de cualquier manera.

“El hecho que Colombia quiera presentarse como un país minero, implica tener condiciones ambientales, pero también de seguridad industrial. Por esta razón, es necesario mostrar un mayor compromiso con la vigilancia y el monitoreo de la minería”, explicó el exvicecanciller.

Antes de su salida del foro en Davos, el mandatario colombiano habló con la presidenta de Suiza, Micheline Calmy-Rey. Según anunció, ese país decidió comenzar a implementar el TLC con Colombia, de manera provisional. Señaló que esa noticia es favorable para Colombia pues Suiza es un mercado importante en el bloque europeo. Santos también anunció la suscripción de un acuerdo de cooperación judicial "para combatir el crímen organizado".
 
No obstante, de la boca del mandatario se escuchó más veces palabras como economía, desarrollo y cooperación en lugar de terrorismo, derechos humanos y narcotráfico.

La nueva agenda despierta el entusiasmo de quienes han considerado que hasta ahora Colombia ha tenido una política exterior parroquial y una mirada concentrada en Estados Unidos.

En otras palabras, el encuentro de Santos con Sarkozy y su asistencia a Davos fue el comienzo de una nueva etapa de las relaciones con Europa, en la que el país está buscando la inclusión, con una mirada nueva sobre el mundo y sobre sí mismo. El propio Jefe de Estado la definió como “un nuevo despertar, en el que las relaciones internacionales son una prioridad para Colombia”.