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AUNQUE TODAVÍA NO ES CLARO QUiÉNES LLEGARÁN AL GABINETE, LA SALIDA DE CINCO MINISTROS ES CASI SEGURA.

POLÍTICA

¿Quiénes serán los nuevos ministros de Santos?

La decisión del Ejecutivo de renovar su gabinete responde a la necesidad de ajustar los apoyos de la Unidad Nacional en la implementación de la paz y de fidelizar a sus partidos de cara a las próximas elecciones.

22 de julio de 2017

Desde hace días, los escuderos del presidente Juan Manuel Santos venían insistiéndole en hacer una reunión para recomponer la coalición de gobierno. Es que después de siete años de compromiso con la agenda santista, y a un año de que finalice el mandato actual, la Unidad Nacional necesita un nuevo respiro.

El campanazo sobre esa necesidad resonó una semana antes de que el Congreso entrara a su receso de mitad de año, cuando el gobierno tuvo que posponer la discusión sobre circunscripiciones especiales para las zonas marginadas por el conflicto. Ese día, el 19 de junio, los propios congresistas de La U –el partido del presidente— armaron el desorden y afectaron el quorum. La razón: querían mandar un mensaje de descontento burocrático y hacerle entender al gobierno su malestar con que Cambio Radical continuara teniendo cuotas de poder a pesar de sus críticas sobre aspectos estructurales del proceso de paz. “Para que el acuerdo con las Farc sobreviva, es urgente que el gobierno recomponga la Unidad”, aseguró el senador Armando Benedetti, presidente de La U.

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Un mes exacto después, el gobierno reaccionó. En un consejo de ministros citado para el miércoles pasado, Alfons o Prada, el secretario general de Presidencia, anunció la renuncia protocolaria de todos los miembros del gabinete. Los ministros, en una comunicación unánime, manifestaron su intención de dejarle a Santos la puerta abierta para definir su equipo y sus prioridades de cara al último año de gobierno. Pero más que de la iniciativa de esos altos funcionarios, la decisión provino de una clara movida estratégica del Ejecutivo: renovar el balance de fuerzas representadas en el poder y reorganizar el gabinete para enfrentar las complejidades políticas que vienen para lo que queda de mandato. Sobre todo en el tema bandera del gobierno: la paz.

Hasta el momento no es claro cuáles ministros saldrán y quiénes podrían reemplazarlos. Suena que el presidente les aceptaría la renuncia a cinco de ellos: el de Agricultura, Aurelio Iragorri; el de Transporte, Jorge Eduardo Rojas; el de Minas, Germán Arce: la de Comercio, Industria y Comercio, María Claudia Lacouture; y el de Defensa, Luis Carlos Villegas. No se descarta que a pesar de su cercanía al presidente, María Ángela Holguín, quien ha pospuesto durante varios meses su intención de irse a estudiar, insista en partir.

Más allá de las especulaciones sobre quiénes podrían llegar, las cinco carteras en las que se da por seguro el cambio resultan estratégicas para reforzar el apoyo que hasta ahora los congresistas de La U y los conservadores le han dado al gobierno. Los primeros, que volvieron a mostrar divisiones en la elección de mesas directivas de la Cámara, están desde hace meses sin una cabeza que los convoque a todos. La presidencia sucesiva de Roy Barreras y Armando Benedetti fortaleció divisiones internas y, en la medida en que ambos serán candidatos al Senado, ninguno de los dos volverá a ponerse al frente del partido.

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Por cuenta de lo anterior, y después de la insistencia de varios congresistas, el gobierno estaría considerando la salida de Aurelio Iragorri para que asuma la dirección de La U. La mayoría de los sectores de esa colectividad quiere al ministro de Agricultura, no tiene intereses electorales en el corto plazo y ha mostrado un enorme compromiso con impulsar lo acordado con las Farc en materia de tierras. De dejar el gobierno, lo más probable es que su cartera pase a los conservadores.

En efecto, en Colombia ha sido tradición que los azules estén al frente de las entidades encargadas del sector agrícola y desde el año pasado su bancada parlamentaria ha generado dos crisis para presionar por ese ministerio. La necesidad de ajustar las cuotas que hoy en día tienen los godos responde al hecho de que con sus votos, sumados a los de La U, la izquierda, los verdes y los liberales, los 13 proyectos que faltan para implementar la paz tendrían vía libre en el Senado, donde las mayorías del gobierno son más débiles. Con los cambios, el Partido Conservador también se quedaría con el control de Invías, hoy parcialmente cuota de Cambio Radical.

El otro movimiento que buscaría garantizar hasta diciembre el apoyo conservador a leyes tan complejas como la que busca establecer las circunscripciones especiales, o la reglamentación de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), sería la salida de Germán Arce del Ministerio de Minas. Cuando nombró a Arce el año pasado, el gobierno lo presentó como cuota conservadora. Sin embargo, parte de la bancada de este partido no quedó contenta, pues sintió que la trayectoria del ministro era más santista que azul.

En lo que concierne a las carteras de Comercio Exterior, María Claudia Lacouture, y Transporte, Jorge Eduardo Rojas, desde su nombramiento han sido considerados representación de La U. Sin embargo, la mitad de los parlamentarios de este partido, la bancada más grande del Congreso, han pedido renovación en estas carteras. Por ello, se presume que ambas quedarían en cabeza de figuras cercanas a esa colectividad.

Y en el caso de Luis Carlos Villegas, antes de asumir la dirección de la Andi en 1996 su trayectoria política siempre estuvo ligada al Partido Liberal. No obstante, hoy en día su figura es lejana a las toldas rojas. “A pesar de su formación gavirista, y de su compromiso con la negociación de la paz, Villegas no es visto como cuota nuestra”, aseguró a SEMANA un destacado congresista de esa colectividad. De salir Villegas de ese ministerio, lo más probable es que asuma otro cargo público del orden nacional y que el nuevo jefe de ese gabinete renueve la fidelidad de los liberales, quienes actualmente son el partido de la coalición menos dividido y con mayor presencia en el poder.

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La complejidad para decidir quién se va y sobre todo a quién nombra el presidente tiene que ver con las decisiones que tome frente a Cambio Radical. El partido del exvicepresidente Germán Vargas es considerado formalmente parte de la Unidad Nacional. No obstante, las críticas de sus congresistas a la JEP y a proyectos como la Ley de Tierras y la reforma política han generado malestar en algunos círculos oficiales. Más aún si se considera que recientemente el presidente de ese partido, Jorge Enrique Vélez, se fue lanza en ristre contra la mayoría de los decretos que promulgó el gobierno como parte de la implementación.

Actualmente, Cambio Radical tiene representación en el Ministerio de Vivienda, Invías, la Superintendencia de Notariado y Registro y la Aeronáutica Civil. Para recomponer la coalición y ajustar el compromiso de los azules, La U e incluso de los liberales, el gobierno tendría que cambiar la cabeza de algunas de esas instituciones o recomponer la burocracia en las entidades descentralizadas donde Cambio Radical tiene incidencia. Sin embargo, hacerlo podría afectar la relación política entre Santos y Vargas, lo cual podría ir en contravía de las perspectivas electorales de la coalición de gobierno de cara al año entrante. No en vano, algunos escuderos del presidente consideran estratégico que Vargas se sume a una alianza propaz para derrotar a Uribe en primera vuelta, lo cual se dificultaría si se le quita representación en entidades que –como el Ministerio de Vivienda— fueron claves al desarrollar políticas lideradas por el exvicepresidente. Los elogios con que Santos se refirió a Vargas Lleras en el discurso que pronunció el 20 de julio dejan ver que, por ahora, las cuotas insignes del exvicepresidente no se tocarán.

Aún se desconocen los nombres de los ministros que llegarían a ocupar las carteras que queden vacantes. Solo hay certeza de que el gobierno los anunciará paulatinamente, y que el presidente tendrá que hacer un par de reuniones más con las bancadas que hacen parte de la coalición para recibir propuestas. De la representatividad que tengan los nuevos ministros ante los partidos y de la capacidad de maniobrar las cuotas burocráticas sin afectar las ambiciones de ninguno de los partidos de la Unidad Nacional dependerá el comportamiento de los mismos ante la paz durante el próximo semestre. Otro será el cantar en el primer semestre de 2018, cuando congresistas y candidatos presidenciales estén en el momento más álgido de sus campañas.