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GOLPE POR GOLPE

La Policía le anotó un gol a la guerrilla: capturó a los dos autores materiales del asesinato, en 1994, del general Carlos Julio Gil Colorado.

10 de noviembre de 1997

En tres decadas de confrontación con la guerrilla sólo dos militares con rango de general han muerto en atentados terroristas: Ramón Rincón Quiñones y Carlos Gil Colorado. El primero se desempeñaba como inspector general de las Fuerzas Militares, en 1975, cuando un comando del Ejército de Liberación Nacional _ELN_ lo acribilló a tiros en Bogotá. El segundo era comandante en 1994 de la IV División del Ejército, con sede en Villavicencio, cuando una bomba de 30 kilos de dinamita amoniacal volteó el automóvil Mercedes-Benz en que se movilizaba.
El mayor general Gil Colorado murió como consecuencia de las heridas que le produjo la onda explosiva, cuyo atentado fue atribuido por las autoridades a miembros del frente 43 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia _Farc_.Tres años y 82 días después la Policía concluyó la Operación Centurión y capturó a los asesinos del militar. La semana pasada el general Rosso José Serrano, director de dicha institución, informó que los hombres a su mando habían detenido en Villavicencio a Wilson Berjan Pinzón, alias 'Benitín' o 'Pitufo', y a Reynel Moreno Pardo, alias 'El Loco'.Los dos, según un informe de la Dirección de Inteligencia de la Policía, pertenecían a las Farc desde 1992, integraban la red urbana de este grupo en la capital del Meta y estaban encargados de la comisión de finanzas, inteligencia y estructuras de choque de la misma. En otras palabras, tenían que coordinar todo lo relacionado con homicidios y atentados terroristas en esa zona del país. A Berjan, de 34 años, y a Moreno, de 33, se les sindica también de haber participado este año en el secuestro y posterior asesinato del comerciante Luis Valbuena, propietario de varias estaciones de servicio en Villavicencio, y de un personaje conocido como 'Camilo Negro'.
Las primeras pistas que tuvieron las autoridades sobre el atentado aparecieron dos meses después del mismo en un allanamiento que se realizó al suroccidente de Bogotá. En barrios de Ciudad Bolívar y Soacha miembros del Unase capturaron a seis personas que, al parecer, tenían vínculos con las Farc.Uno de ellos, un ex guerrillero del M-19 identificado con el alias de 'Fernando Arismendi', tenía en su poder planos de la IV División y la VII Brigada, las rutas de desplazamiento del general Gil e instrucciones para la colocación de bombas. Estos indicios llevaron a las autoridades policiales a infiltrar las Milicias Bolivarianas de las Farc, donde consiguieron los datos necesarios para reconstruir toda la historia del atentado al alto oficial.De acuerdo con las autoridades policiales, la orden de realizar este ataque la dio Jorge Suárez Briceño, alias 'Mono Jojoy'. Dos cabecillas de las Farc, identificados con los alias de 'Martín Villa' y 'Martín Sombra', remitieron 120 millones de pesos al grupo encargado de llevar a cabo el atentado contra Gil Colorado.Luego de recibir el dinero, Berjan y Moreno tuvieron seis meses para adelantar labores de inteligencia al alto oficial, desde una casa que el segundo tenía en inmediaciones a la VII Brigada y la IV División. Después, según las autoridades policiales, el mismo Moreno se encargó de llevar la dinamita hasta Villavicencio pero fue 'Chachagüí', alias del jefe de explosivos del frente 43 de las Farc, quien armó el artefacto explosivo en un sitio denominado La Orqueta de María, jurisdicción de Medellín del Ariari. La bomba fue recubierta con fibra de vidrio y enterrada, en el sitio donde posteriormente explotó, entre finales de mayo y comienzos de junio de 1994. Para evitar que fuera descubierta los guerrilleros mataron un perro y dejaron su cuerpo en descomposición en el lugar para que los malos olores alejaran a las patrullas y a los perros militares.El 19 de julio de ese año, de acuerdo con las averiguaciones de la Policía, Moreno y un hombre identificado con el alias de 'Vitelio' activaron la carga explosiva en el kilómetro siete de la vía entre Villavicencio y Puerto López. Berjan, por su parte, esperó escondido con otros dos guerrilleros del frente 43 para rematar al general en caso de que sobreviviera. Hoy un gigantesco monumento de banderas recuerda a Gil Colorado.
La captura de los dos guerrilleros de las Farc no sólo evitó que el crimen del general quedara en la impunidad. También sirvió para determinar que Berjan y Moreno habían participado en la planeación de una ofensiva terrorista que se llevaría a cabo en los próximos días y supervisado el transporte de explosivos a los frentes guerrilleros que operan en Cundinamarca y Meta.