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Golpe al trancón

Construcción de la ALO, ampliación de la Autopista y tren de cercanías son las salidas que Nación y Bogotá harán para desembotellar el norte de la ciudad

11 de junio de 2006

Ampliación de la Autopista Norte y de la carrera séptima hasta La Caro, construcción de la Avenida Longitudinal de Occidente (ALO) y hasta la creación de un tren de cercanías son las cartas que el gobierno nacional está pensando jugarse con Bogotá, para buscar soluciones al caos que se está viviendo en las entradas a la capital.

El ministro de Transporte, Andrés Uriel Gallego, le contó en exclusiva a SEMANA que la Nación está dispuesta a ayudar a la administración de Luis Eduardo Garzón, financiera, técnica y políticamente, en la construcción de la infraestructura que requiere la ciudad. Incluso, anunció que la Nación está dispuesta a financiar la mitad de las nuevas obras.

Este compromiso del alto gobierno quedó claro el jueves pasado, tras una reunión que sostuvieron el alcalde Garzón y parte de su equipo técnico con el Ministro de Transporte, el director de Planeación Nacional saliente, Santiago Montenegro, y el director de la Aerovicil, Fernando Sanclemente, entre otros.

Aunque hubo varios acuerdos importantes, al final de la reunión el único acuerdo que trascendió fue la construcción de la ALO, que atravesará la ciudad de norte a sur y de la que se viene hablando de los años 60. Durante los próximos tres años, 46.000 millones de pesos serán invertidos en los nueve kilómetros que conforman el tramo sur de la obra, que va desde el río Bogotá hasta Chuzacá. Los recursos serán garantizados en el próximo Consejo Nacional de Política Económica y Social (Conpes). El resto de la obra, 15 kilómetros que recorren buena parte del borde occidental de Bogotá, se podrá hacer con peajes o por concesión.

El Distrito ya tiene 10.000 millones de pesos para la obra, pero el gobierno también daría recursos de la Nación, y probablemente privados, para construir, operar, mantener y garantizar futuras expansiones.

El alcalde Garzón anunció que en agosto abrirá la licitación y que la vía podría estar lista en 2008. Esta especie de circunvalar de occidente permitirá que los vehículos de carga, pasajeros y particulares no entren a Bogotá cuando van para otras regiones, tal y como ocurre en la actualidad.

Uno de los temas que no trascendieron del encuentro es igualmente fundamental. El as que tiene el ministro Gallego bajo la manga y que de concretarse, sería una importante alternativa al caos vehicular del norte: el tren de cercanías. Según Gallego, hace dos semanas el gobernador de Cundinamarca, Pablo Ardila, Garzón y él llegaron a un acuerdo para usar los corredores férreos que desde el norte y el occidente ingresan a Bogotá, para crear un servicio que permita movilizar a miles de personas todos los días.

De hecho, esta semana ya se reunieron los técnicos del Ministerio de Transporte, Distrito y Gobernación para empezar a diseñar el sistema que debe estar armado como una escalera. Es decir, que fije peldaño a peldaño las diferentes etapas del sistema que permitan pasar de un tren de combustible de mediana velocidad a uno eléctrico, moderno que, de ser necesario, cambie el tamaño de la trocha de la carrilera.

Las estaciones actuales serán habilitadas y se deberán construir unas nuevas en las rutas Zipaquirá-La Caro-El Espectador, y Madrid-Mosquera-San Victorino. "La Estación de La Sabana se debe rescatar como el símbolo que es, el corazón donde comenzó el desarrollo y la infraestructura moderna de Bogotá y Cundinamarca. Un símbolo de un nuevo desafío, de una herencia perdida que hay que retomar", dijo Gallego.

El representante a la Cámara y senador electo Gustavo Petro, quien ya discutió el proyecto con el Ministro, dijo que comparte la idea de hacer el tren, que será incluido en el Plan de Desarrollo del gobierno, porque beneficiará a las personas de estratos más bajos de los barrios y los pueblos distantes del centro de la capital. Además, "permitirá trabajar en el desarrollo de una ciudad compacta, densificada, que privilegie el transporte público y no el particular".

La etapa inicial del tren, que deberá incluir varios puentes a nivel, parqueaderos y vagones, entre otros, superará los 300.000 millones de pesos y no se descarta dar el servicio en concesión. La Nación aportaría recursos provenientes de la concesión Fenoco.

Además de estas dos nuevas obras, Bogotá y Nación acordaron estudiar salidas a la conectividad del norte, como la ampliación de la autopista y de la carrera séptima, entre la calle 179 y La Caro. Un proyecto al que se opone Petro, porque privilegia a los ricos que se han ido a vivir fuera de Bogotá. Posición que comparte, entre otros, el ex alcalde Enrique Peñalosa.

Las soluciones que la directora del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), Margarita Cardona, y el ministro Gallego encuentren en las próximas semanas deberán ser presentadas en una reunión de dos días, a puerta cerrada, que sostendrán Bogotá y Nación en el mes de julio fuera de la capital.

El Ministerio de Transporte cree que una solución definitiva en el norte supera los 700.000 millones de pesos, pero todo dependerá del tipo de ampliación que se defina. "La Nación está dispuesta a financiar la mitad de lo que cuesten las obras, con un peajito que sea descontable para las personas que vayan de viaje largo y, si es necesario, construir una vía elevada. Aunque debemos estudiar las soluciones, es claro que ese hermoso jardín que las generaciones pasadas sembraron en el separador de la autopista debe ser conservado", dijo Gallego a SEMANA.

El gobierno tiene claro que quiere hacer obras de alto impacto en Bogotá, y dentro de esas obras está la conexión norte de la capital y la región. Mientras las partes llegan a un acuerdo, por lo menos los bogotanos ya empezaron a ver una luz verde al final del trancón.