Graduados en la cárcel. Un proyecto educativo y de resocialización convirtió a privados de la libertad en profesionales

Estar privados de la libertad no fue impedimento para que un grupo de hombres y mujeres, recluidos en las cárceles de La Picota y el Buen Pastor, lograran cumplir su sueño de convertirse en profesionales. Un proyecto de resocialización promovido por el Inpec y hecho realidad con el trabajo de profesores de la Universidad Minuto de Dios, ahora tiene nuevos graduados.

Tras las rejas, los estudiantes lograron cumplir el programa académico de administración de empresas y obtener sus diplomas. Todos recibieron su título en una ceremonia que estuvo custodiada por el Inpec, pero que se convirtió en un importante logro para los procesos de resocialización en los centros de reclusión.

Los estudiantes, privados de la libertad, contaron su experiencia, los esfuerzos, sufrimientos y el sueño que hicieron realidad gracias al apoyo de sus familias, de los profesores y de instituciones que creyeron en las segundas oportunidades. Se graduaron y esperan regresar a la sociedad con un título como administradores.

“Queremos paz, queremos tener una oportunidad, pero se cierran los espacios y eso es lo que hace a que muchas mujeres reincidan, la mayoría son microtráfico y hurto. Entonces, si yo puedo aportar un granito arena desde mi experiencia, créame que lo voy a hacer y teniendo de respaldo un grupo de profesionales personas que nos han venido aquí a apoyar”, dijo Martha Colmenares, estudiantes de Uniminuto.

Los profesores de la Universidad Minuto de Dios, también explicaron cómo fue posible acompañar este sueño, que resulta compartido, un logro que no solo llena de orgullo a los estudiantes y sus familias. Los mismos docentes sienten la alegría y la nostalgia de tantos esfuerzos por conseguir lo que parecía imposible.

“El modelo pedagógico que se aplica al interior de los establecimientos penitenciarios es un modelo flexible, es un modelo que nos lleva a nosotros como docentes aplicar o a llevar a cabo ese proceso de formación más allá de lo académico, que nos permite también identificar en el estudiante su realidad, su historia y cada una de las habilidades con las que cuentan estudiantes para poder realizar ese acompañamiento”, explicó Yudely Ordóñez, docente líder del proyecto Inpec en la Universidad Minuto de Dios.

Fueron años de estudio, que particularmente, en este caso, son años de reclusión. Los estudiantes aprovecharon el tiempo que infortunadamente los tiene en la cárcel, para avanzar en sus estudios, demostrar que los errores se pueden enmendar, que es posible cambiar y convertir las equivocaciones en oportunidades.

“Es un proceso de resocialización porque ya no solo nosotros adquirimos el conocimiento, sino que al terminar nuestra carrera también se lo podemos compartir a otras compañeras. El cambio de nosotros como de nuestra familia y las personas que están a nuestro alrededor es total, porque nos cambia, como se dice, el chip, en todos los aspectos”, señaló Ilse Johana Quevedo, graduada en administración de empresas.

El Ministerio de Justicia participó de la celebración y dijo que los procesos de resocialización son fundamentales para combatir la reincidencia. Proyectos como el impulsado por la Universidad Minuto de Dios, forman parte de esa estrategia de oportunidades para los privados de la libertad y los recién graduados, se convierten en el más claro ejemplo.