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GUERRA ES GUERRA

La semana, que comenzó con el carro bomba a Vanguardia, dejó en claro que cada vez corre más sangre de gente inocente.

20 de noviembre de 1989

El gozo del domingo por el triunfo de la selección colombiana de fútbol no alcanzó a durar 24 horas. En la madrugada del lunes 16 el país volvió a los dolorosos y pudo comprobar que en estos tiempos la alegría no es más que flor de un dia.
Un feroz atentado contra el diario Vanguardia Liberal, de Bucaramanga, en el que tres personas perdieron la vida y siete más quedaron heridas, y que dejó pérdidas avaluadas en 1.150 millones de pesos al periódico y cientos de millones a las edificaciones vecinas, aviso a los colombianos que la guerra continuaba.

Esta explosión anunciaba que la semana sería otra vez de pasión, como lo han sido muchas otras en lo que va corrido de este año. El martes en la mañana fue asesinado en Medellín el abogado Héctor Jiménez Rodríguez, de 55 años, magistrado de la Sala Penal del Tribunal Superior de Antioquia. El magistrado estaba frente a su casa abordando el carro de su colega Jaime Arcila Urrego, que esa mañana, como todos los días, lo estaba recogiendo para llevarlo a la Facultad de Derecho de la Universidad de Antioquia, donde ambos eran catedráticos .

Pero esa no sería la única ejecución del martes 17 en Medellín. Horas más tarde, cuando se disponía a entrar al garaje de su apartamento, el popular locutor de radio Diego Vargas Escobar fue asesinado. Su popularidad la registraba la altísima sintonía que tenía en todo Antioquia. Pero no se trataba solamente de un locutor agradable para los paisas, sino de una especie de orientador de la sociedad.
Cada vez que sucedía algún robo, asesinato o secuestro, Diego Vargas Escobar tomaba el micrófono para fustigar de manera directa a los delincuentes, a los hampones y a los sicarios, a quienes llamaba con su "apodo propio".

Y la guerra continuó. El miércoles 17 Medellín y Bogotá se repartieron el escenario de la violencia. En la capital antioqueña una niña de 17 años que cursaba 3° de bachillerato y que se encontraba en la biblioteca del barrio Belén haciendo una investigación sobre derechos humanos para su clase de democracia fue abaleada. Un sicario llegó haciendo mucho ruido y botando los estantes, los libros y las mesas. A los pocos minutos se dirigió hacia ella y vació su ametralladora.
La joven fue llevada al hospital San Vicente de Paúl y murió en la madrugada del jueves. Algunos allegados a la familia le dijeron a SEMANA que el padre de la joven le preguntó en su agonía si ella sabía por qué le habían disparado y la niña contestó: "Papi, un sardino muy lindo, con una cachucha verde, me disparó". Los testigos del hecho dijeron que el muchacho no tenía más de 17 años y que había huido en una motocicleta.

En Bogotá, ese mismo día y en pleno corazón de la capital, en la Plaza de Bolívar, un hombre murió ante la mirada de decenas de curiosos y de las cámaras de televisión que filmaron su muerte, cuando se le explotó una granada que llevaba. El hombre fue identificado como Jaime de Jesús Molina Alvarez, de 22 años, nacido en La Virginia, Risaralda. Además de la granada llevaba una subametralla dora miniIngram y un radioteléfono.
De acuerdo con la versión de los porteros del Capitolio, el hombre había intentado ingresar a las instalaciones del Congreso, pero fue devuelto por que no presentaba ningún documento que lo identificara para entrar a esas dependencias. Por el radio y el arma que no escondía, muchos pensaron que se trataba de un guardaespaldas de alguno de los tres ministros que se encontraban en ese momento allí. La explosión de la granada causó heridas a cinco personas.

El jueves 19 le correspondió el turno de sangre y muerte a Boyacá. Un campero que viajaba de Quípama a Bogotá fue detenido por 9 hombres fuertemente armados que hicieron bajar a sus ocupantes y dispararon indiscriminadamente contra los pasajeros matando a siete, uno de ellos un menor de 12 años. Los asesinos se llevaron 20 millones de pesos en esmeraldas y dinero en efectivo que transportaban las víctimas.

Para cerrar la semana, el viernes 20 una bomba fue colocada en el Hotel Royal de Barranquilla dejando a cinco personas heridas. El lado positivo de esta última historia fue que un grupo de transeúntes que se hallaba frente al hotel capturó al terrorista que acababa de hacer estallar la bomba y se lo entregó a los guardaespaldas del gobernador de Atlántico, Edgardo Sales, quien se encontraba cerca al lugar.

LAS AUTORIAS
En la mayoría de estos casos, las especulaciones sobre los autores de los ataques respondían al adagio de "blanco es, gallina lo pone" fantasma del narcotráfico aparecía con claridad y con reivindicación por medio de llamadas telefónicas a medios de comunicación tras el atentado contra Vanguardia Liberal y el asesinato del magistrado Jiménez en Medellin. Quienes reivindicaron las acciones dijeron que se trataba de respuestas a las extradiciones que se habian producido el sábado anterior.
En el caso de Vanguardia, la explicación adicional que algunos daban aa el hecho de que habia sido uno de los primeros en respaldar la precandidatura presidencial de Luis Carlos Galán, y a que, una vez asésinado este, al dia siguiente de su entierro publicó un editorial endosando su apoyo al ex ministro César Gaviria Trujillo, inscrito como precandidato por los galanistas tras la muerte de su líder.

En cuanto al magistrado Jiménez, no parecían pesar sobre él amenazas directas desde hace por lo menos dos años. Por ser un magistrado de buseta, no poseia carro ni mucho menos contaba con gúardaespaldas. En fin, era un blanco fácil de atacar.

En lo referente a los autores materiales, las investigaciones adelantadas por las autoridades en el caso del carrobomba la Vanguardia han señalado al ex teniente del Ejército Cárlos Augusto Amaya, retirado del servicio activo en el 87 por mala conducta, quien habria ejecutado la acción en compañía de Carlos Rios Carmona.
Un Consejo de Seguridad realizado el martes en Bucaramanga decidió imprimir cientos de volantes con las fotos de estos dos sujetos y ofreciendo una recompensa de 10 millones de pesos a quien suministre información que conduzca a su captura. Los servicios de seguridad dicen que Amaya podria ser la cabeza de un grupo de terroristas contratados por el narcotráfico para acciones comó la de Bucaramanga.

El asesinato del locutor Diego Vargas parece tener victimario con nombre propio uno de los muchos sicarios o grupos de sicarios que Vargas habia fústigado en forma directa dos de sus micrófonos.

El caso del hombrebomba de la Plaza de Bolivar es menos claro. Pero las autoridades han logrado establecer que el sujeto no se encontraba solo en la zona del Capitolio. Al parecer, había llegado al lugar en un carro amarillo en compañia de otras personas, todas ellas en actitud sospechosa, según los testimonios. ¿Se preparaba acaso un asalto de grandes magnitudes contra el Congreso? Quizá nadie lo sepa nunca, pero lo sucedido desató de inmediato un debate, por momentos casi histérico, en el recinto del Senado, que estaba sesionando en esos instantes. Entre los congresistas hubo todo tipo de reacciones, desde la enérgica solicitud del senador conservador por el Atlántico, Roberto Gerlein, para que se pongan en funcionamiento operativos de alta seguridad en el Capitolio, hasta una frase medio en chiste medio en serio del precandidato Ernesto Samper, quien sugirió instalar a la entrada del Congreso un "lagartómetro".

Mención especial merece lo sucedido el viernes en Barranquilla, debido a la forma como numerosos transeúntes que identificaron a quien acababa de hacer estallar la bomba en el Hotel Royal, y todos a una, como en Fuen teovejuna, se lanzaron sobre él, lo golpearon y lo entregaron a los guardaespaldas del gobernador, quien habría de declarar poco después a los periodistas que "eso demuestra lo que los barranquilleros piensan del narcoterrorismo".

Explicable actitud la de estas personas, sobre todo si se tiene en cuenta que la decisión de involucrarse en la guerra no ha sido tomada precisa mente en forma unilateral por la gente. Todo lo contrario, ha sido una decisión de los narcoterroristas quienes, con sus acciones, han terminado por involucrar a los colombianos de la calle, que hasta hace pocos meses quizá nada tenían ni en favor ni en contra del narcotráfico, fenómeno que les resultaba ajeno y al cual eran casi indiferentes. Pero hoy en día, después de más de dos meses de guerra abierta, los familiares de decenas de muertos y heridos que sólo fueron responsables de encontrarse en un lugar inadecuado a una hora inadecuada, y con ellos muchísimos otros colombianos que cada día sienten el combate más cerca, difícilmente pueden decir que esta guerra no es de ellos.
ULTlMAS CAPTURAS:
REJONEADOR, TESTAFERROS Y EXTRADITABLES
Por un lado de las autoridades no sólo los retenes y las calles cerradas en las principales ciudades del país son la demostración de que el gobierno se mantiene en posición de guerra. Las tres extradiciones llevadas a cabo en la madrugada del sábado 14 de octubre son también prueba de ello.

Ese mismo sábado la Dijin capturó a Bélgica Joven de Vargas, según las autoridades tesorera de "El Mexicano", y a su esposo Leonidas Vargas.
Ambos venian siendo intensamente buscados por considerarse los principales testaferros de Gonzalo Rodríguez Gacha en Bogotá. Las capturas siguieron. El jueves 19 en Bogotá fue detenido Jorge Ricardo de la Cuesta Márquez, señalado como uno de los pilotos particulares de Pablo Escobar y quien está solicitado en extradición por la Corte Federal de la Florida. En Medellín se allanó una de las fincas del rejoneador Dayro Chica, a quien se detuvo acusado por las investigaciones de Inteligencia Militar de ser la persona que negocia los toros de lidia del clan de los Ochoa, El viernes fueron detenidos Robert James Soko lowski, colombonorteamericano; Emilio Reinoso Aguilar, peruano, y Nelson Cuevas Ramírez, colombiano.
Todos tres están pedidos en extradición por los gobiernos de Estados Unidos y Perú.
La lista de personajes que, como José Rafael el "Mono" Abello, están en espera de un vuelo sin escalas a los Estados Unidos esta creciendo, a pesar de las acciones terroristas con las que el narcotráfico viene respondiendo a las extradiciones.-