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GUERRA Y PAZ

26 de enero de 1987

Fue un mal año para la paz. No sólo porque el gobierno de Virgilio Barco decidiera no volver pronunciar su nombre, cambiándol por el de "rehabilitación, reconciliación y normalización", en apariencia más amplio pero que en realidad indica que para él no se trata de un tema tan prioritario como para su predecesor, sino porque la guerra se recrudeció en todos los frentes. Tanto en aquellos en los que se libra abiertamente (con los grupos guerrilleros que rompieron la tregua o no la firmaron nunca, como el M-19, el EPL y el ELN) como en el de la guerra "sucia" y clandestina de las "fricciones" con los frentes en tregua de las FARC y de los asesinatos y desapariciones de militantes y dirigentes de la Unión Patriótica.
En ciertos aspectos de la guerra abierta, las fuerzas militares se han anotado sin duda algunos tantos, como es el de la desaparición casi total de la cúpula del M-19. En el curso del año han muerto varios de sus principales dirigentes. En su orden, Iván Marino Ospina, Augusto Lara, Israel Santamaría, el comandante en jefe de la organización Alvaro Fayad y Gustavo Arias Londoño, "Boris". El M-19, sin embargo, ha resultado ser un hueso duro de roer, y no sólo ha organizado grandes ofensivas militares --especialmente en el Cauca y en el Valle-- o atentados terroristas fallidos, como la tentativa de asesinato del entonces ministro de Gobierno Jaime Castro en Bogotá o la intentona de voladura del cuartel de Ipiales, sino que ha sido además el principal promotor de la llamada Coordinadora Nacional Guerrillera. Esta se fundó a principios de año, con la participación del ELN, el EPL, el Quintín Lame, Patria Libre y el multinacional "Batallón América" organizado por Carlos Pizarro. Y lo cierto es que en los últimos meses ha venido consolidándose, gracias en particular a los recursos prácticamente inagotables que el ELN ha obtenido de sus boleteos a las multinacionales del petróleo.
Por esos mismos petro-dólares, el crecimiento del ELN ha sido también espectacular. Y se ha manifestado tanto en actos de terrorismo --voladuras de oleoductos o de dragas mineras-- como en operaciones militares abiertas, tomas de poblaciones, emboscadas a tropas del Ejército e incluso ataques a bases militares. El EPL por su parte, aunque de modo menos notorio, también ha hecho sentir su presencia en distintas partes del país, especialmente en Urabá y en Córdoba. Las bajas se cuentan por centenares, tanto de parte del Ejército como de la subversión. Pero, descontando las muertes de los dirigentes del M-19, el único revés de verdad serio sufrido en todo el año por los grupos subversivos fue uno que se infligieron ellos mismos: la matanza de 164 guerrilleros del turbio Frente Ricardo Franco en Tacueyó, Cauca, que aunque tuvo lugar en diciembre del año pasado no vino a conocerse en todos sus macabros detalles sino a principios de este.
Con todo, el desarrollo de mayor gravedad en el frente de la guerra ha tenido lugar, no con los grupos que están en guerra, sino con el único que permanece en tregua, que son las FARC. La Unión Patriótica, el movimiento político originado y coordinado por ellas, que obtuvo en las elecciones de marzo representación en el Parlamento, las asambleas y los concejos, ha sufrido desde entonces la persecución mortal de misteriosos e incontrolados "grupos paramilitares". El año se termina con más de trescientos cincuenta muertos de la UP, incluyendo dos docenas de concejales y nada menos que tres parlamentarios. Su dirigencia ha denunciado directamente a los altos mandos de las Fuerzas Armadas de ser los responsables de esa política de exterminio. Pero sus acusaciones no han podido ser probadas, entre otros motivos porque las investigaciones de los reiterados asesinatos no han dado hasta el momento ningún resultado.
Jaime Pardo Leal, candidato presidencial de la UP, ha dicho que su movimiento "no se dejará sacar de la paz". Pero también su coordinador Braulio Herrera, ha declarado que no puede aceptar indefinidamente las provocaciones y los asesinatos. De manera que, si no la paz, por lo menos la rehabilitación, reconciliación y normalización terminan el año con sombrías perspectivas.--