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GUERRA SIN CUARTEL

En la ofensiva guerrillera de la última semana, las Fuerzas Armadas pusieron los muertos.

7 de noviembre de 1988

"Que cada grupo interesado en acogerse a la iniciativa de paz exprese con palabras y demuestre con hechos esa disposición", fue la petición que hizo el presidente Virgilio Barco el 1° de septiembre, cuando presentó al pais el plan de paz del gobierno. Para él, era el punto de partida de la nueva etapa que debía atravesar el proceso de paz en Colombia.

En palabras, las expresiones de la guerrilla han sido más bien confusas: borradores internos que se vuelven comunicados públicos, declaraciones donde la ambiguedad es la nota característica y panfletos de dudosa autoria y escasa claridad. Pero en cuanto a los hechos, la respuesta ha sido contundente: desde el 1° de septiembre, los grupos guerrilleros se han dedicado a conjugar los verbos emboscar, asaltar, atacar, secuestrar... Por lo menos 25 acciones que han dejado 81 muertos y 29 heridos, entre población civil, guerrilleros y militares, sin contar el casi medio centenar de soldados y policías secuestrados, conforman una cadena de violencia de la cual los ataques a Puerto Wilches, San Pablo y el bus que se movilizaba hacia Paujil, Caquetá, son los más sanguinarios y recientes, aunque posiblemente no los últimos.

En concordancia con la confusión de la respuesta guerrillera en palabras al plan de paz, el gobierno, al reaccionar frente a las acciones guerrilleras de la semana pasada, también aportó su cuota de enredo. Mientras el ministro de Defensa, general Rafael Samudio, se fue lanza en ristre contra Casa Verde y cuestionó la utilidad del llamado teléfono rojo entre la Casa de Nariño y el Secretariado de las FARC, el presidente de la República, horas después, sacándole el quite a una declaración de guerra sin posible retorno, se refirió a los hechos del Caquetá en términos de "un error militar". Fue el ministro de Gobierno, César Gaviria, el que tuvo que salir a cumplir el papel de fiel de la balanza, para conciliar las posiciones oficiales. Para él, había que limitar el uso del teléfono rojo y acabar con el mito de Casa Verde; pero no necesariamente con Casa Verde misma. Era evidente que Gaviria escogía el camino de la prudencia que tantos dividendos le ha traido en el pasado. Pero la verdad es que Gaviria no habia escogido este camino porque si. El lunes en la tarde, un grupo de funcionarios de la Consejería Presidencial para la Reconciliación se había reunido con él y con Barco, para analizar las posibles respuestas al ataque al bus en particular y a la ofensiva militar de las FARC en general. SEMANA se ha enterado que, reflejando lo que sucedía por fuera de los salones de Palacio, en el grupo de consejeros las opiniones estaban divididas. Estas iban desde la alternativa de una contraofensiva militar de grandes proporciones a los "santuarios" de las FARC, hasta la exigencia perentoria de un pronunciamiento formal claro y definitivo sobre la iniciativa de paz.
Curiosamente, en lo único en que todos estuvieron de acuerdo, empezando por el propio Presidente, fue en la gravedad del error táctico de quien comandaba la patrulla del ejército que se subió a un bus de servicio público con las consecuencias ya conocidas.

PULSO TEMBLEQUE
Pero más allá de estas consideraciones coyunturales, en esta y en otras reuniones, el alto gobierno centró su análisis en lo que en estos momentos parece ser su punto más flaco: la capacidad militar de su ejército. Como le dijo a SEMANA un alto funcionario del gobierno, "no se puede hablar de mano tendida y pulso firme, si en cada confrontación militar, el pulso tiembla". Una rápida mirada a las últimas confrontaciones del ejército con la guerrilla parece darle la razón al funcionario. En Saiza, por ejemplo, los refuerzos se demoraron 48 horas en llegar. En Minca, la media docena de policias, después de esperar una manito de los refuerzos que nunca llegaron, fueron secuestrados por el comando subversivo que atacó a esa población de la Sierra Nevada.
En Bucaramanga pusieron un carro bomba en las mismas narices de la Brigada y no se logró detener a nadie.
En el bus del Caquetá, ya se sabe lo que pasó. En San Pablo y Puerto Wilches, el miércoles pasado, una vez más se demostró la débil capacidad de respuesta militar.

Este fue, quizá, el caso más patético de los últimos días. Según el relato de un oficial de la FAC, dos helicópteros artillados salieron de Barrancabermeja para proteger a las poblaciones atacadas, pero fueron recibidos a plomo y tuvieron que regresar a la base. Volvieron a salir más tarde, a las 7 a.m., y como los subversivos ya habían salido de Puerto Wilches, se dedicaron a perseguirlos, con el agravante de que uno de los helicópteros tenía problemas de armamento y al otro se le trabó la ametralladora en plena persecucion. Todo, como de costumbre mientras esperaban refuerzos de dos aviones A-37.

En estas circunstancias, difícilmente puede un gobierno ceder a las presiones de quienes piden mano dura frente a lo que consideran el doble juego de la guerrilla, si la mano de hierro parece por momentos oxidada.
El problema meramente militar resulta aún más grave, si se tiene en cuenta que, en los últimos años, el presupuesto militar se ha visto incrementado considerablemente.
La pregunta que muchos colombianos se hacen hoy, es en qué se están gastando esos dineros y cómo se están definiendo las prioridades. En este último punto, resultaba por lo menos inoportuno el viaje que el ministro de Defensa emprendió la semana pasada, para cerrar la negociación de unos aviones israelíes, los famosos K-fir, cuya utilidad se cuestiona. Por otra parte, aún hay interrogantes sin resolver sobre los 80 millones de dólares que el año pasado se invirtieron en la reparación de dos submarinos de la Armada Nacional. En resumidas cuentas, lo que nadie entiende es por qué se invierten decenas de millones de dólares con miras a un remoto conflicto de fronteras, cuando al interior del país el conflicto no solo no es remoto, sino que empezó hace tiempos, y los mismos generales de la República que deciden las compras de los aviones, se quejan de que las tropas no tienen botas.

Por todas estas razones, el hecho de que el gobierno no quemara todas las naves la semana pasada, se podría interpretar más que como una decisión política audaz, como una decisión pragmática, oportuna e incluso inevitable.

EL MAGDALENA MEDIO
Braulio Herrera, el famoso guerrillero que dejó el fusil para lanzarse a desarrollar el proyecto político de la Unión Patriótica desde el Parlamento, es el encargado de la "recuperación" del Magdalena Medio. Pero esta decisión no provino de la Coordinadora Nacional de la Unión Patriótica, sino del Estado Mayor de las FARC. Carlos Enrique Cardona, como se llama en realidad el comandante guerrillero, había salido del país hace aproximadamente un año a raíz de las constantes amenazas de muerte de que era víctima cuando se desempeñaba como parlamentario.
Regresó al país hace unos tres meses y se puso al frente de otro proyecto, ya no político-como el de la UP-, sino armado, el de las FARC.

Cardona se ha debatido entre la lucha legal y la ilegal. Fue dirigente comunista en el departamento del Quindío, en donde prácticamente se había criado y concejal de Calarcá en 1974, y de Armenia en 1976. A comienzos de las década de los ochenta, el partido lo envió a realizar trabajos políticos en las zonas campesinas y se incorporó a las FARC. En la séptima conferencia de la organización, realizada en 1982, fue elegido miembro del Estado Mayor y se trasladó a la zona del Caquetá, en donde tomó el mando del Frente número XV.

En mayo de 1985, a raíz de la firma ,de los acuerdos de La Uribe, Braulio Herrera fue seleccionado como uno de los dirigentes de las FARC que se legalizarian y salió elegido representante a la Cámara por la UP. Allí, en el Parlamento, se hizo notar porque prácticamente cada tercer día acusaba al ministro de Defensa de ser patrocinador de los grupos paramilitares.
Cuando se enteró de que existían serios indicios de que lo querían matar, viajó a Europa y se dedicó a hacer una amplia labor de "denuncia" de las Fuerzas Militares del país y a dictar conferencias en las que se pintaba al Estado colombiano como uno de los mayores violadores de derechos humanos.

Braulio Herrera era más un dirigente militar que político y en más de una ocasión Pardo Leal tuvo que pedirle moderación. Andaba en el Parlamento haciendo gala de su valentía y exhibía permanentemente su chaleco antibalas. A sus compañeros de la Unión Patriótica les decía constantemente que sabía que no iba a durar mucho en la ciudad y que la lucha parlamentaria era un fracaso.
No ocultaba su afición por las armas y varias veces pidió que se les permitiera portar armas a los de la UP.
"Hay que armarse para defender la vida. Porque, eso sí, no nos vamos a dejar matar", dijo a SEMANA en una entrevista realizada en 1986.

Braulio Herrera es ahora el encargado de coordinar la escuela de cuadros de las FARC y de dirigir el Bloque Norte, que está compuesto entre otros por los Frentes IV, IX, XI, y XII, que han estado operando en la zona del Magdalena Medio.

EL HOMBRE DEL CAQUETA
Luciano Marín Arango es el verdadero nombre de Iván Márquez, el hombre que está detrás de la reciente ofensiva que han lanzado las FARC en el departamento del Caquetá. Se trata de un antiguo militante de esa organización, que hizo su tránsito por la Unión Patriótica a raíz de los acuerdos de paz celebrados en el pasado gobierno, que decidió hace un par de meses retornar a su antiguo hábitat. Iván, su nombre de combate, nació en Florencia, en 1955. Estudió en el colegio Mighani, donde su madre se desempeñaba como portera y en donde recibió una fuerte influencia de los curas italianos que por entonces dirigían la diócesis de esa región. Fue una especie de protegido de Monseñor José Luis Serna y alcanzó a realizar estudios en el seminario de Garzón, Huila. Se destacó como dirigente estudiantil en la capital del Caquetá y muy pronto se le vio vendiendo el periódico comunista Voz Proletaria. Fue militante de la Juco y se caracterizó más por su labor organizativa que por la de agitador. En Florencia todo el mundo lo recuerda como la "llave" de quien es hoy su principal en la Cámara, Henry Millán, y como el típico militante de base.

Fue concejal por la UNO y posteriormente por el Frente Democrático mientras vivía en Florencia. Estudió tres semestres de Ciencias de la Educación en la Universidad de la Amazonía en Florencia (en ese entonces Universidad Surcolombiana, filial de la del Huila) y, cuando menos se pensaba, desapareció. Se incorporó a las FARC a comienzos de la década de los ochenta y rápidamente se destacó como dirigente, no tanto en el terreno militar como en el político.
Cuando se firmaron los acuerdos de paz con el gobierno de Belisario Betancur, fue uno de los escogidos por el Estado Mayor para que encabezara la "avanzada legal" que haria parte de la UP. En 1986, fue elegido como suplente a la Cámara de Representantes por la Unión Patriótica en representación del departamento del Caquetá. Allí se aburrió porque no lograba encajar con esa "vida parásita del Parlamento", como lo manifestaba permanentemente a sus camaradas. Como miembro de la Coordinadora Nacional de la Unión Patriótica, recorrió varias partes del país y cuando menos se pensó, volvió a desaparecer. Esta vez había viajado a Europa, en compañía de Braulio Herrera, con el fin de establecer contactos con la Socialdemocracia de ese continente, aunque algunas fuentes militares afirman que sólo se trató de un pretexto y que el viaje en realidad fue realizado, a los paises de las Cortina de Hierro, en busca de apoyo para la lucha armada.

Lo cierto fue que a su regreso se reincorporó directamente a la lucha armada. Pero esta vez no iría a dirigir su antiguo Frente, el XIV, sino que el Estado Mayor le asignó una nueva tarea: recuperar el Caquetá. Y para esto lo dotó de un instrumento: El Bloque Sur, que es la reunión de los frentes que actuaban en esa región del país.

LA GUERRA DE LAS FARC
Para los clásicos del marxismo, la dialéctica de la guerra incluye la paz.
Pero para los guerrilleros colombianos la paz incluye la guerra. Cada vez que se habla de negociaciones o acuerdos de paz, responden con balas. Aunque el M-19 es el único grupo que, hoy en día, no está participando de las acciones violentas que se han venido desarrollando en los últimos meses, si le dejó una herencia al resto de organizaciones de la Coordinadora Nacional Guerrillera: para negociar se tiene que demostrar que no se ha sido derrotado militarmente.

Esta particular concepción de las leyes de la guerra se ha convertido, prácticamente, én una estrategia para el movimiento guerrillero colombiano. La necesidad de mostrar quiénes son los "duros" llevó a las FARC a diseñar toda una campaña de ofensiva militar, en la que los resultados de las operaciones que se adelantaran "en contra del enemigo" los dejara bien parados. Para esto había que empezar por reactivar la Coordinadora Nacional Guerrillera Simón Bolívar, que desde su nacimiento era más bien un aparato formal para emitir comunicados conjuntos, que un gran pool guerrillero. A esto se sumó una reorganización interna de las FARC, que consiste en agrupar varios de sus frentes en bioques bajo un solo mando, y cuya función sería la de dar golpes en condiciones de superioridad numérica y con gran capacidad de desplazamiento.

Para poner en práctica esta singular forma de hacer la paz, se escogieron dos puntos clave. Al mando de los bloques Norte y Sur, como se les llamó a la reunión de frentes, se colocaría a dos hombres que paradójicamente habían jugado un papel importante en las negociaciones de paz: Braulio Herrera para el Bloque Norte e Iván Márquez para el Bloque Sur.

Y como si fuera poco, eligieron para desarrollar la guerra, las dos regiones que habían sido consideradas como laboratorios de paz y ejemplos de pacificación: el Caquetá y el Magdalena Medio. Según esta concepción sui generis de la paz, para las FARC estas dos regiones son las que hay que "recuperar" .

Pero la herencia del M-19 no paró ahi. La moda del secuestro de soldados y policías, que impusiera el M-19 en épocas de diálogo, fue tomada ahora por sus émulos de las FARC.
El EPL y el ELN, que se han convertido en aliados de los hombres de "don Manuel" y "don Jacobo" también han entrado en esta onda. En sólo 36 días han sido secuestrados cincuenta y dos miembros del Ejército y la Policía. Este modus operandi se enmarca dentro de la nueva conconcepción de las FARC (copiada del eme) de humanizar la guerra e "internacionalizar el conflicto". Con estos secuestros se pretende demostrar que los grupos alzados en armas son respetuosos de sus contendores en el campo de batalla y, sobre todo, dejar en claro que están en capacidad no sólo de sitiar una población sino de alzarse con sus guardianes.
Otra de las intenciones de esta modalidad es la de buscar la mediacion de organismos internacionales como la Cruz Roja, lo que le imprimiría a esta guerra la dimensión de confrontación entre dos ejércitos regulares.

Esta nueva estrategia de las FARC demuestra que, por lo menos, quieren hacer gala de su capacidad propagandística. Y que, si bien durante el gobierno pasado tuvieron la oportunidad de hacer el show de la paz, durante este gobierno se proponen hacer el show de la guerra.

Lo que si parece quedar en evidencia es que la guerra le sigue ganando la partida a la paz. Si el proceso de paz adelantado por Belisario Betancur fracasó en buena parte porque el M-19, poco a poco, fue adquiriendo todos los vicios de las demás organizaciones guerrilleras, el proceso de paz de este gobierno parece estar fracasando, en gran medida, porque las otras organizaciones guerrilleras le han copiado los vicios al M-19.

LOS ULTIMOS ATENTADOS
Casi no se acaba de escribir la propuesta de paz presentada por el presidente Barco, cuando los tiros comenzaron a sonar más duro que nunca y las acciones guerrilleras se intensificaron de una manera sorprendente. SEMANA relaciona a continuación el panorama de orden publico desde que el gobierno presentara su "Iniciativa para la paz" el 1° de septiembre.
FECHA: Sept 8
LUGAR: Planeta Rica (Cord.)
SALDO: Destruida finca de Senador millonarias perdidas
GRUPO: EPL

F: Sep 9
L: Minca (Magdalena)
S: 4 militares heridos - 5 militares secuestrados
G: FARC

F: Sept 10
L: Buga (Valle del Cauca)
S: 2 militares muertos
G: FARC

F: Sep 12
L: Currulao (Urabá)
S: 9 guerrilleros muertos - 1 militar muerto
G: EPL

F: Sep 13
L: Zaragosa (Ant.)
S: 3 policias muertos - 4 civiles heridos
G: ELN

F: Sep 13
L: La Tagua (Sierra Nevada S.M.)
S: 4 guerrilleros muertos - 1 agente muerto
G: FARC - EPL

F: Sep 14
L: El Tambo (Cauca)
S: 5 campesinos muertos
G: FARC

F: Sep 15
L: Caloto (Cauca)
S: Asaltada finca de Cartón de Colombia, Armas y dinero robados
G: M-19

F: Sep 15
L: Viterbo (Caldas)
S: 5 guerrileros muertos - 1 suboficial del ejercito muerto
G: EPL

F: Sep 20
L: Putumayo
S: 3 militares muertos
G: FARC

F: Sep 20
L: Cauca
S: 2 agentes de policia muertos
G: FARC

F: Sep 22
L: Barranquilla
S: Ataque a la base de la FAC

F: Sep 24
L: La Granja (Caquetá)
S: 3 agentes de policia secuestrados
G: FARC

F: Sep 24
L: Dos Quebradas (Cesar)
S: 2 guerrilleros muertos
G: ELN

F: Sep 26
L: San Martín
S: 12 civiles secuestrados
G: FARC

F: Sep 30
L: Huila
S: 10 alcaldes secuestrados
G: M-19

F: Octubre 2
L: Caquetá
S: 15 militares muertos
G: FARC

F: Octubre 5
L: Puerto Wilches (Sant)
S: 150 guerrilleros se toman la población-8h. de combate
G: CNG

F: Octubre 6
L: Cerrito (Sant.)
S: 6 militares muertos - 4 guerrilleros muertos
G: ELN.