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Cuando Adelaida García de Borissow cumplió 60 en el 2004 fue despedida bajo el argumento de que en ese país las mujeres su edad estaban impedidas para trabajar. | Foto: Daniel Reina

ENTREVISTA

“Conmigo se cometió la mayor injusticia del mundo”

Tras la denuncia de Semana.com, habla Adelaida García de Borissow, quien trabajó 23 años en la Embajada del Líbano, fue despedida y no le responden por su pensión.

22 de mayo de 2016

Habla Adelaida García de Borissow, quien fue noticia hace unos días cuando Semana.com reveló que luego de trabajar 23 años en la Embajada del Líbano en Colombia fue despedida sin justificación y no le responden por su pensión. 

Semana.com: ¿Por qué todavía no ha podido recibir su pensión?

Adelaida García: Porque la Embajada se niega a tramitar el pago. Yo comencé a trabajar en 1981 en la Embajada del Líbano como secretaria privada del embajador Mounir Khreich. En el 2001, le informe al embajador que no me habían pagado los 10 primeros años de prestaciones sociales que corresponden por ley. Se escribieron varias cartas pero nunca hubo solución, ahí comenzó el primer problema. Luego, en el 2004, un día antes de cumplir 60 años, me despidieron sin justa causa argumentando que por leyes libanesas, que no son compatibles con la legislación colombiana, las mujeres deben dejar de trabajar al llegar a esa edad. 

Semana.com: ¿Qué pasó cuando le terminaron el contrato?

A. G.: Cuando salí de la Embajada no recibí una indemnización y mucho menos una razón sobre el pago de mi pensión. Aunque intenté negociar con ellos para llegar a un acuerdo justo, siempre se negaron argumentando que el país estaba en guerra y que no tenía recursos para pagarles a sus empleados. Desde ese día comenzó una batalla legal desgastante que ya lleva 12 años y en la que sigo sin respuesta. A causa del estrés desarrolle una enfermedad que se llama fibromialgia.   

Semana.com: ¿A qué mecanismos legales ha acudido?

A. G.: En el 2007 interpuse una demanda contra la Embajada para exigir una indemnización por despido sin justa causa. Para el 2008 la Corte Suprema de Justicia, dirigida por el magistrado Camilo Tarquino, falló a mi favor y obligó a la Embajada a pagar una indemnización de 95 millones de pesos, más el pago de las cotizaciones al Seguro Social. Pero la entidad interpuso una tutela y se negó a pagar. Por eso en el 2009 interpuse una demanda ejecutiva para que se realizara un embargo de las cuentas o bienes de la Embajada. Lo más extraño fue que a pesar de tener un primer fallo a mi favor, la Corte decidió en esa oportunidad, con tres votos en contra y dos salvamentos, que no se podía realizar el embargo por inmunidad diplomática. Eso hizo que mi caso quedara en un vacío jurídico. Cuando me enteré acudí a todo el mundo. Incluso le escribí una carta al vicepresidente de la época, Angelino Garzón, y desde su oficina muy atentamente me respondieron que le habían informado a la canciller María Ángela Holguín sobre mi caso. Pero nunca recibí apoyo de la Cancillería, sólo me dijeron que en caso de que la Embajada se negara a pagar, ellos no iban a correr con el gasto porque no era su responsabilidad. 

Semana.com: ¿Su caso es el único que se ha presentado con esta Embajada?

A. G.: No. Como yo, hay otras dos personas a las que tampoco les han respondido por su pensión. Una de ellas es Susana Hermoso, una señora que hizo el aseo en la Embajada por mucho tiempo y a quien hasta ahora, con más de 80 años, no le han dado un peso. 

Semana.com: ¿Cuál es su situación económica actualmente?

A. G.: Por ahora sobrevivimos con la pensión de mi esposo, pero se me hace una gran injusticia que después de trabajar 23 años, sin ningún reparo sobre mi desempeño, se me niegue la posibilidad de tener un retiro digno con la pensión que me corresponde. Infortunadamente, ya he agotado todas las instancias legales que ofrece nuestro país y nadie me ha ayudado.