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HACIENDO LA TAREA

Mientras el país le pide protagonismo el vicepresidente, Gustavo Bell, muestra resultados en dos <BR>temas que le apasionan: educación y derechos humanos.

12 de abril de 1999

En los primeros días de febrero un grupo de liberales colaboracionistas invitó a almorzar en un
exclusivo restaurante de Bogotá al vicepresidente, Gustavo Bell Lemus. El motivo de la reunión habría sido
el de ofrecerle la vocería de ese sector del liberalismo en el Congreso de la República. El hecho de ser liberal
independiente, y de contar con el respeto y el aprecio de las distintas bancadas parlamentarias, hizo pensar
a varios dirigentes del Congreso que Bell era el hombre para asumir la vocería de los colaboracionistas
liberales en momentos en que se avecina la parte crucial de la reforma política y el gobierno requiere con
urgencia consolidar la Gran Alianza dentro del Congreso.Pero para sorpresa de los asistentes al agasajo el
vicepresidente les dijo que no aceptaba el ofrecimiento y que tenía en estos momentos otras tareas más
importantes que realizar. "Les agradezco mucho su oferta pero vayan pensando en alguien distinto a mí", les
respondió sin inmutarse con su marcado acento costeño. Aunque el episodio pasó inadvertido no dejó de
llamar la atención de un sector de la opinión que considera que la vocería de los liberales
colaboracionistas le daría al vicepresidente el protagonismo que muchas personas le están exigiendo,
especialmente sus paisanos barranquilleros. No obstante el episodio sirvió para demostrar varias cosas sobre
el papel que está desempeñando el vicepresidente Bell en el actual gobierno. La primera es que, contrario a
lo que muchos puedan pensar, el vicepresidente sí tiene ocupaciones distintas a las de estar preguntando
todas las mañanas por la salud del Presidente. La segunda es que esas ocupaciones son para Bell
mucho más importantes que tener que hacerle lobby a los congresistas para que no le den garrote al
gobierno. Y la tercera es que el vicepresidente no tiene alma de conspirador ni corazón de pensionado.
Tareas concretas
Desde que Andrés Pastrana lo nombró alto consejero presidencial _entre otras cosas para poder pagarle un
sueldo, puesto que el Consejo de Estado determinó que el vicepresidente no es funcionario público_, Bell ha
estado metido de cabeza en dos de los temas que más le apasionan: educación y derechos humanos. El
tema de la educación ha sido una de las preocupaciones de Gustavo Bell desde sus años de estudiante en
Londres y catedrático en Barranquilla. En la actualidad es uno de los abanderados de la reforma educativa,
junto con el premio Nobel Gabriel García Márquez y el ministro Germán Bula Escobar. Con el Nobel se reúne
los fines de semana para pulir el llamado 'Proyecto Ursula', que, según los expertos, será la gran revolución
de la enseñanza en el país. El proyecto hace énfasis en la educación de los niños desde que están en el
vientre materno hasta los siete años.En lo que tiene que ver con la defensa y promoción de los derechos
humanos Bell ha sido el delegado del presidente Andrés Pastrana en varios foros internacionales. A
mediados de febrero estuvo en Estados Unidos participando en una serie de conferencias sobre derechos
humanos y corrupción. Se entrevistó, además, con el vicepresidente Al Gore y la procuradora Janet Reno
antes de que ésta visitara el país. En Washington asistió a la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, donde habló de la situación colombiana, causando muy buena impresión. También dialogó por
varias horas con Harold Koh, director de derechos humanos del Departamento de Estado. En Colombia ha
estado al frente, como delegado del Presidente, del desmonte de las llamadas Convivir. Su gestión ha sido
valiosa para incluir el tema de los derechos humanos como uno de los más relevantes dentro de la agenda de
negociación con las Farc y el ELN. El tema, sin duda, le apasiona. En más de una ocasión sus amigos le han
escuchado decir que "si me toca ir de colegio en colegio para dictar clases de derechos humanos lo hago
con el mayor de los gustos".Una gran llavePese a que muchos reconocen la eficiencia y la lealtad del
vicepresidente no faltan quienes consideran que la figura de Bell sería de mucha importancia para el gobierno
en estos momentos, sobre todo para su relación con el Congreso. No hay duda de que Bell aglutina más
parlamentarios de los que espanta. Tiene el respaldo del llamado 'bloque costeño' que, aunque cuestionado
por la opinión, es determinante a la hora de la toma de decisiones, y los liberales oficialistas, empezando por
el propio Horacio Serpa, le creen y lo respetan. Pero la mejor definición del papel que ha venido cumpliendo
Gustavo Bell en el gobierno la tiene el presidente Pastrana, quien dijo a SEMANA que "Gustavo Bell es el
vicepresidente que tuvieron en mente los constituyentes que promovieron la creación de esta figura en 1991.
Gustavo tiene en su sangre la disciplina y el análisis de un profesor de Oxford y la alegría propia de su región
Caribe. Ha sido una gran llave que trabaja con una discreción sólo comparable con su efectividad en las
labores que adelanta". nEl vicepresidente tiene ocupaciones distintas a las de preguntar por la salud del
PresidenteLos pro y los contraPorque es bueno ser vicepresidente· Porque de la noche a la mañana se
convierte en la vedette de la campaña y logra darse el baño de popularidad con el que muchos sueñan.·
Porque una vez elegido el gobierno es posible distanciarse de él si le va mal y acercarse si le va bien.· Porque
por mal que le vaya el peor destino que puede tener es el de ser nombrado embajador en algún país
importante.Porque es malo ser vicepresidente· Porque nunca está realmente cerca del candidato ya que
siempre es escogido por razones electorales.· Porque los demás colaboradores cercanos de un presidente
lo tratan con desprecio y a 'codazos' por ser un 'aparecido' de última hora.· Porque no tiene sueldo propio
como vicepresidente y, por lo tanto, debe conseguirse un puesto dentro del gobierno.