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Hagan sus apuestas

¿A qué juegan los principales partidos en las elecciones del próximo domingo? SEMANA analiza sus objetivos, estrategias, y posibilidades.

20 de octubre de 2007

Partido Liberal
Gaviria se la juega

Las elecciones del próximo domingo son decisivas para el director nacional del liberalismo, César Gaviria. Su apuesta para fortalecer el partido, en especial con miras a las elecciones presidenciales de 2010, depende de sus resultados en las elecciones de alcaldes y gobernadores. ¿Conservará su presencia en todo el territorio nacional? ¿Se mantendrá como primera fuerza política? ¿Ganará las 13 gobernaciones y 15 capitales de departamento que están en las cuentas de la DNL?

El ex presidente Gaviria ha conducido a su partido con una estrategia totalmente distinta a la que puso en marcha en las elecciones para Congreso, en 2006. Le bajó el tono a la oposición contra el gobierno, le bajó el perfil a sus apariciones públicas y se movió al centro del espectro político. Desde el punto de vista publicitario, el Partido Liberal hizo una campaña institucional con el mensaje “vote correcto, vote liberal”, en el que la ‘L’ se asocia con valores atractivos para los votantes.

Los mayores problemas, para Gaviria surgieron de la mecánica política. El liberalismo hizo alianzas y coaliciones de todo tipo, con partidos incluso uribistas y hasta con el Polo Democrático. Y el director nacional, César Gaviria, concedió avales sin mucha consulta ni investigación, gracias a las facultades amplias que recibió en el último congreso nacional de la colectividad. Buscó transparencia, renovación de figuras, enterrar el fantasma del proceso 8.000 y evitar líos, pero en varios casos tuvo que dejar de lado a reconocidos representantes liberales con muchos años de lucha a cuestas.

Los callos pisados han causado reacciones. En varios departamentos y municipios se han registrado brotes de rebeldía contra el director nacional. En Bogotá hubo candidatos al Concejo que se apartaron de la línea oficial –apoyo a Peñalosa– y se fueron con Samuel Moreno. La división tiene connotaciones de gavirismo vs. samperismo.
Las elecciones, en fin, además de sus resultados propiamente dichos, serán entre el liberalismo una especie de plebiscito sobre la continuidad de Gaviria y de sus políticas. Una debacle en las urnas alimentaría, seguramente, la rebelión contra el director nacional.
 
Polo Democrático
Bogotá y Nariño, sus metas

Bogotá es la joya de la corona para el Polo. El triunfo consolidaría la imagen de que es una fuerza en ascenso. La derrota sería interpretada como un fracaso de su gestión, bajo Lucho Garzón. No es una coincidencia, entonces, que a pesar de las peleas y los debates, todos se hayan puesto a un mismo lado para unir fuerzas por Samuel Moreno.

La otra apuesta segura es Nariño. Antonio Navarro, ex alcalde de Pasto, es considerado un fijo. Triunfos eventuales en Bogotá y en Nariño bastarían para salir bien librados, aunque la ambiciosa estrategia de cobertura nacional busca construir una base partidista en el nivel municipal. Una meta lejana, que a la vez es condición necesaria para afianzar al PD como partido con vocación nacional y de largo alcance. Y que motivó la estrategia publicitaria: la voz patriarcal de Carlos Gaviria invitando a votar por los candidatos del Polo.
El Polo hizo coaliciones, pero no en el mismo número que las demás fuerzas políticas. Algunos piensan que fue un error. Como Patricia Lara, ex compañera de fórmula de Carlos Gaviria en su candidatura a la Presidencia, quien en una columna en El Nuevo Siglo criticó el excesivo purismo con que se otorgaron los avales.
 
Cambio Radical:
¿La primera fuerza?


El partido de Germán Vargas Lleras aspira a convertirse en la primera fuerza política del país. Ha realizado un cuidadoso trabajo de mecánica política para presentar candidatos y hacer coaliciones con candidatos competitivos en casi todos los departamentos y en las principales capitales.

Cambio Radical ha sido el partido que más ha apelado al voto colectivo. Hizo una inversión cuantiosa para pautar una cuña efectiva y vistosa.En la que aparece Vargas Lleras, con imagen muy presidencial, con fotos a sus espaldas de los principales candidatos apoyados por Cambio. Una estrategia que fortalece la imagen de grupo y de coherencia, y que, de paso, adelanta el mensaje de que hay un jefe sólido y acatado, con aspiraciones para 2010. De paso, la cuña generó un debate sobre su legalidad pues, aunque en forma directa no promueve candidaturas locales sino invita a votar por el partido –lo cual está permitido–, al fin y al cabo muestra, sin mencionarlos, a los candidatos locales, para quienes la televisión está prohibida.

Cambio tiene algunas zonas en las que tiene éxitos casi asegurados. Entre ellas Bogotá, donde tienen una fuerte maquinaria y pueden elegir hasta seis concejales; Meta, donde su candidata a la gobernación, Maritza Martínez, es la puntera, y Barranquilla, donde su candidato a la Alcaldía, Álex Char, ya es el virtual ganador. El punto más crítico para Vargas Lleras, sin embargo, está en Bogotá. Hace cuatro años Juan Lozano, una persona cercana a Vargas Lleras, fue derrotado por ‘Lucho’ Garzón. Una nueva victoria del Polo, a través de Samuel Moreno, debilitaría al jefe de Cambio Radical en la plaza en que juega de local. Y no sería raro que en 2010, en las presidenciales, Germán Vargas y ‘Lucho’ Garzón estén en la contienda.
 
Partido de La U:
Ponerle fin a la crisis

Es la primera vez que el partido insignia del presidente Álvaro Uribe se deja contar en unas elecciones locales. Por eso para sus directivos todo lo que obtengan este 28 de octubre es ganancia. Sin olvidar que la inestable alianza que une a estos jefes electorales podría estar en riesgo ante un fracaso electoral. Pues los votos son el combustible que los mantiene unidos y lo que les da voz para decidir entre la baraja de candidatos uribistas que buscan reemplazar a Uribe en 2010.

La campaña publicitaria de este partido, igual que en 2006, está diseñada sobre la imagen del Presidente. La apuesta del secretario del partido, Luis Guillermo Giraldo, es demostrar que su partido tiene un papel que jugar a largo plazo y consolidar la actual directiva, cuestionada por el grupo de disidentes –liderados por Martha Lucía Ramírez, Armando Benedetti, y Gina Parody– que se aparta de la mayoría de sus decisiones.
 
Partido Conservador:
Volver a vivir


El conservatismo piensa que, hacia el futuro, no puede seguir siendo un apéndice del uribismo y tiene que recuperar su identidad propia. Las elecciones de este domingo, según sus anhelos, serán un paso en esa dirección.

La estrategia de la campaña actual ha estado dirigida hacia allá. Las cuñas muestran a ciudadanos comunes y corrientes con voces testimoniales sobre sus razones para ser conservadores. Un mensaje para romper el estigma de que las ideas y las banderas azules perdieron vigencia y relevancia, y que, por el contrario, están vinculadas a las preocupaciones de la gente del común.
El Partido Conservador demostró en las elecciones legislativas del año pasado que todavía tiene fuerza en las regiones donde hizo presencia durante el siglo pasado. Recibió la segunda votación, detrás del partido de La U.

Pero ese resultado fue producto de subirse a la locomotora de la reelección de Uribe, lo cual tiene dos inconvenientes: que el tren no estará disponible siempre, y que el partido pierde visibilidad y autonomía. La política pos-Uribe no va a ser tan fácil. En Bogotá, su candidato a la Alcaldía, Jorge Leyva, no superó el 2 por ciento en las encuestas.