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HASTA LOS DIENTES

Informes de inteligencia militar revelan que las Farc y el ELN entraron en una desbocada carrera armamentista.

28 de abril de 1997

El pasado lunes 3 de marzo el comandante del bloque oriental de las Farc, Jorge Suárez Briceño, alias el 'Mono Jojoy', sostuvo una comunicación por radioteléfono con uno de los miembros del secretariado de ese grupo guerrillero. La conversación giró en torno al armamento de largo alcance recién adquirido por esa organización. En uno de los apartes del diálogo el 'Mono Jojoy' le señaló a su interlocutor que tenía disponible material con el suficiente poder para atacar bases enemigas a una distancia de por lo menos 10 kilómetros.
Pocos días después, el 10 de marzo, el jefe militar de las Farc habló nuevamente por radioteléfono y en esta oportunidad se comunicó con el comandante del frente 45, que opera en el departamento de Arauca. En un diálogo de escasos 30 segundos el 'Mono Jojoy' le anunció el envío de gran cantidad de material bélico, especialmente de armamento pesado, compuesto entre otros por lanzagranadas, lanzacohetes y morteros para atacar varias bases militares en esa zona del país. "Todo eso que le mando hay que cuidarlo muy bien porque es una verraquera", finalizó diciendo el jefe guerrillero.
Estas conversaciones fueron interceptadas por los organismos de inteligencia del Estado, que llevan varios meses recopilando una información que les ha permitido establecer que las Farc y el ELN iniciaron una verdadera carrera armamentista con la adquisición de material bélico moderno y de gran poder destructivo. De acuerdo con los análisis conocidos por SEMANA, las dos organizaciones subversivas se están abasteciendo de armas con el fin de estar en capacidad de sostener combates abiertos y prolongados contra el Ejército. "Actualmente ellos pueden enfrentar a un batallón u ocupar una base militar en una operación relámpago, apoyados con las armas que han adquirido en el mercado negro. Pero lo que quieren inicialmente con sus nuevas armas es disponer de poder de fuego para sostener combates por más de 48 horas", señaló un alto oficial de inteligencia del Ejército.
La compra masiva de armamento pesado por parte de los grupos guerrilleros responde, según las autoridades, a la estrategia trazada en la primera conferencia militar de la subversión celebrada a mediados de 1995: desatar el próximo año, en plena contienda electoral, la que ellos han llamado la "etapa de insurrección general". Los organismos de seguridad han detectado que tanto el ELN como las Farc tienen diseñadas estrategias por separado para emprender una ofensiva en todo el país.
"Los dos grupos, aunque tienen la misma finalidad, difieren en el método para llegar al poder. Las Farc, por un lado, están convencidas de que la ocupación de Bogotá es la base central del alzamiento armado. El plan consiste en ubicar a 22 frentes que les permitan cercar la capital del país. En la actualidad hay nueve frentes que operan en las goteras de la ciudad. Adicionalmente están fortaleciendo las milicias urbanas con el armamento recién adquirido. Por su parte, el ELN considera que la insurrección debe darse a lo largo y ancho del país. Y como último objetivo estaría Bogotá", sostuvo una fuente del servicio de inteligencia de la Policía.
De compras
Pero los planes de la guerrilla para armarse hasta los dientes no son de ahora. Los testimonios de varios guerrilleros capturados por el Ejército coinciden en que las Farc y el ELN empezaron a comprar material de guerra desde comienzos de 1995. Así, en el asalto a la base militar de Cararabo, en Venezuela, donde el ELN asesinó a 17 soldados, fueron robados más de 20 fusiles y un sofisticado cohete antiaéreo. A finales de 1996, según el relato del guerrillero alias 'Toño', del ELN, mercenarios internacionales que manejan el negocio del mercado negro de armas le vendieron a ese grupo subversivo 26 lanzamisiles marca Kattiuska, que fueron entregados a la columna Manuel Pérez Martínez, que opera en el nororiente del país.
Igualmente, el ELN realizó una negociación en Panamá de seis misiles Sam tierra-aire, que fueron despachados desde Nicaragua. Otro de los subversivos capturados, que fue identificado como 'Carlos', sostuvo que la columna José Solano Sepúlveda, del ELN, tiene desde 1990 dos cohetes antiaéreos Stinger, que ingresaron al país desde Panamá al Urabá antioqueño.
En manuales de operaciones incautados a guerrilleros los organismos de inteligencia han logrado establecer que existen instrucciones sobre la manera de utilizar ese armamento pesado y la forma de accionarlo contra los helicópteros y los aviones de las Fuerzas Armadas.
En operaciones realizadas hace un mes por hombres del servicio de Inteligencia de la Policía en el Valle del Cauca fue descubierto un arsenal que les confirmó a las autoridades que los grupos subversivos no estaban cañando cuando en las conversaciones de sus comandantes se hablaba de armamento pesado. Ese día cayeron tres misiles, un lanzamisiles y fusiles calibres 5.56, un arma desconocida hasta ese momento en el país. En las últimas semanas la Policía ha descubierto más de una docena de caletas con armamento muy sofisticado. El último golpe lo dio el miércoles pasado cuando decomisó casi media tonelada de explosivos del ELN en un barrio al sur de Bogotá. Al mismo tiempo, en Nariño, cerca de la frontera con Ecuador, patrullas del DAS decomisaron ocho morteros de largo alcance.
Mientras la guerrilla sigue en esta carrera armamentista los golpes propinados por las agencias de seguridad del Estado en los últimos meses demuestran que las Fuerzas Armadas están sobre la pista de los negros planes de la subversión.