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Hipólito Moreno en el complejo de Paloquemao (Bogotá), para audiencia del 29 de julio de 2013. | Foto: Daniel Reina

CONTRATACIÓN

Hipólito, el primer exconcejal condenado por ‘carrusel’

El exconcejal busca una pena de hasta tres años de cárcel. Dice que sólo recibió $600 millones de comisiones.

31 de julio de 2013

Hipólito Moreno pasará a la historia como el primer exconcejal de Bogotá en ser condenado por el ‘carrusel’ de la contratación en la capital del país, además de ser el sexto implicado en el millonario escándalo en ser sentenciado por la justicia.

Este miércoles, el juez séptimo penal del circuito de conocimiento de Bogotá aceptó el allanamiento a cargos que hizo Moreno y emitió fallo condenatorio en su contra. Sin embargo, el monto que se le impondrá a la pena sólo se conocerá el próximo 26 de agosto.

En una audiencia a puerta cerrada que tardó tres horas, el juez dijo aceptar la calidad del exconcejal como interviniente de los delitos de interés indebido en la celebración de contratos y cohecho propio. Además indicó que luego del estudio de las pruebas presentadas por la Fiscalía, es claro que están ajustadas a las exigencias de ley.

Moreno hoy está con detención domiciliaria por sus condiciones de salud, pero cuando se conozca el tiempo que estará privado de la libertad, el juez deberá resolver en lugar en donde pagará la condena el excabildante.

Darío Bazzani, defensor de Moreno, aseguró que su intención es que Hipólito no sea sentenciado a más de 72 meses, es decir, poco más de seis años. Pero como el exconcejal se allanó a cargos, tiene derecho a una rebaja de hasta la mitad de la pena a imponer. Así las cosas, de ser acatada la petición del abogado, el político terminaría purgando tres años de detención.

Bazzani indicó que es necesario que su defendido pueda seguir gozando de detención domiciliaria, por las condiciones actuales de salud. “Nosotros hemos solicitado que se le mantenga esa medida, es decir, que la prisión en este caso sea domiciliaria y no intramural, en razón del estado de salud que no se ha mantenido sino que ha empeorado”, indicó.

Al terminar la diligencia, Moreno se vio debilitado, por lo que nuevamente debió movilizarse con la ayuda de una silla de ruedas empujada por uno de sus acompañantes. Prefirió guardar silencio ante los interrogantes sobre la sentencia proferida en su contra.

En múltiples ocasiones, el exconcejal ha asegurado estar dispuesto a realizar un acto de perdón público por los actos cometidos en contra de los habitantes de Bogotá.

El débil Hipólito

El proceso del exconcejal Hipólito Moreno ha estado marcado por contrastes. El hecho de que su nombre haya estado en medio de señalamientos y dudas se une a su estado de salud y el drama humano que, independientemente, eso conlleva. Ambas situaciones condujeron al político a optar por la salida más fácil, que era la de colaborar.

Su imputación el pasado 21 de mayo marcó el panorama de lo que sería la acción penal en su contra. Ese día se vio a un Hipólito desmejorado que debía andar apoyado en una muleta y que, aunque no entregó declaraciones a la prensa, siempre se mostró amable ante los interrogantes que se le hicieron.

Del poderoso hombre que un día fue en el Concejo quedaba poco. La contundente carga probatoria de la Fiscalía, sumada a su condición de salud que no le permitiría tener fuerzas para defenderse, hicieron que se derrumbara y confesara su culpa.

Moreno sabía que era responsable del direccionamiento de un contrato de 67.000 millones de pesos para la adquisición de ambulancias para Bogotá a cambio de dádivas. Se le imputaron los delitos de interés indebido en la celebración de contratos y cohecho propio. Cargos que, sin dudarlo dos veces, aceptó ante el juez.

En ese entonces, con un tono de voz débil, muy distinto al que estaban acostumbrados a escuchar sus compañeros en el Concejo de Bogotá, cuando incluso ostentó el más alto cargo en la corporación siendo presidente, dijo: “Pido perdón por estos errores y, como una muestra de arrepentimiento, estoy colaborando con la justicia”.

Con esa corta intervención dejó sin piso sus arduas peleas por demostrar que él no tenía nada que ver con el ‘carrusel’ de contratos en la capital del país. Quiso hacer ver a los excontratistas Julio Gómez y Emilio Tapia como mentirosos, puesto que ellos lo incriminaron como el autor del multimillonario contrato, el 30 de septiembre del 2009, del que recibió el 9 % de comisión.

Otro de los que señalaron a Moreno en esa irregularidad fue el excongresista Germán Olano, detenido también por el caso del ‘carrusel’. Lo vinculó por su relación con el empresario Julio Gómez, quien por estos días trabaja en un proceso de colaboración con la justicia.

Luego de la imputación por la falta de una certificación de Medicina Legal donde constara su estado de salud, le dictaron una medida de aseguramiento por un mes que lo mantuvo en el búnker de la Fiscalía. Ante las complicaciones de sus padecimientos, otro juez decidió que podía ir a su casa mientras el proceso transcurría.

A la par que ha ido colaborando con la justicia, las condiciones de su enfermedad de la columna vertebral y de otra patología aún más complicada, que ha permanecido en la reserva, han aumentado. Hace dos días tampoco pudo caminar para llegar hasta los juzgados de Paloquemao en Bogotá a una de las audiencias de su proceso, por lo que debió ser trasladado en una silla de ruedas.

Por su testimonio, terminaron enredados también otros concejales, el exsecretario de Salud Héctor Zambrano y el empresario Federico Gaviria. Este último habría sido quien entregó las coimas de los contratos en efectivo y en cajas de cartón.

De los dineros que habría recibido ilícitamente, el exconcejal aseguró que no sabe de qué manera quedaron distribuidos entre quienes hicieron parte de las irregularidades en torno al contrato. Se conoció que el exconcejal aceptó haber recibido de esas comisiones 600 millones de pesos.

Sin embargo, pese a que su aceptación no lo obligaba a hacer devoluciones de lo apropiado, Moreno ofreció 1.286 millones de pesos como reparación a las víctimas. Ellos están representados en un apartamento situado en el barrio Rosales, en los cerros orientales de Bogotá, lugar de residencia del exconcejal hasta hace unos días.

Moreno seguirá vinculado con el proceso judicial luego de firmar un principio de oportunidad por el delito de tráfico de influencias, por lo que deberá seguir colaborando con la justicia hasta que se extinga la acción penal en su contra.