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HISTORIA DE NUNCA ACABAR

Horas después de la elección de alcaldes, volvieron las emboscadas, las bombas y los asesinatos.

18 de abril de 1988

Todos aquellos que habían creído que después de la elección de alcaldes, las tensiones relacionadas con la violencia política iban a ceder, debieron desilusionarse la semana pasada. Apenas 48 horas después de cerradas las urnas de votación y cuando todavía no se habían consolidado los resultados, el país había vivido ya los tres tipos de acciones violentas que han caracterizado la guerra en Colombia desde hace varios años: un ataque guerrillero, una serie de bombazos terroristas y la continuación de la guerra sucia con el asesinato de un dirigente de la Unión Patriótica.
En esta medida, los titulares de los periódicos del miércoles 16 despertaron a los colombianos del guayabo que les había quedado de la fiesta democrática del 13 de marzo. "Asesinados 9 soldados" decían las dos primeras columnas de El Tiempo, para anunciar el saldo trágico de una emboscada del ELN cerca a Pamplona en Norte de Santander. "Trece militares más resultaron heridos", agregaba. Y más adelante "...en Morales (sur de Bolívar) murió un suboficial de la armada durante otra emboscada". Y luego "... asesinado en Montería un concejal de la Unión Patriótica", concejal que para más datos, había sido elegido el domingo. En las páginas interiores el panorama no era mejor: "Explotan dos bombas en el centro de Bogotá". Y en el texto de la información se agregaba que también habían estallado petardos en el barrio El Poblado de Medellín.
En fin, era como si todos los autores intelectuales y materiales de los hechos violentos, se hubieran puesto de acuerdo por una sola vez en una sola cosa: dejarle en claro al país que la guerra continúa y que lo único que hubo con la elección de alcaldes, fue una pausa de unas pocas horas. Si por alguna razón, los sucesos registrados en la prensa del miércoles aún dejaban dudas sobre esto, quedaron despejadas ese mismo día y en los siguientes, con el asesinato de Rodrigo de Jesús Hoyos, dirigente de la UP en Barrancabermeja y el enfrentamiento entre una columna del Ejército y guerrilleros del ELN (¿o de las FARC?) que dejó cinco soldados muertos y seis heridos.
Resumiendo: en sólo 72 horas, 14 soldados murieron, 19 resultaron heridos, dos dirigentes de la UP fueron asesinados y media docena de bombas y petardos explotó en Bogotá y Medellín. Como dijera a SEMANA una fuente del gabinete de gobierno, "Por lo menos ya está claro que, a corto plazo, la elección de alcaldes no cambió las tendencias de la violencia política".
Y las tendencias son precisamente que cada vez hay más violencia. El comienzo de 1988 fue y sigue siendo violento. En el conteo de episodios como contactos armados, emboscadas, tomas, ataque a instalaciones, asaltos, etc., que llevan las autoridades, enero estuvo cerca de los 60, febrero muy por encima de los 40 y marzo, en su primera quincena, en 22, lo que hace pensar que cuando termine estará, en el mejor de los casos, en el promedio de los dos meses anteriores.
"Algunos créímos equivocadamente -dijo la fuente gubernamental- que el incremento de la violencia en enero y febrero, perseguía exclusivamente sabotear la elección de alcaldes, tratar de que las votaciones se suspendieran en algunas regiones o algo así. Pero no. Es claro, tanto en lo referente a los grupos guerrilleros de izquierda que están en plena actividad, como en lo relacionado con los sectores de ultraderecha que están promoviendo la llamada guerra sucia, que la elección de alcaldes en nada va a cambiar sus intenciones".
Pero no es sólo que las tendencias se vayan a mantener. En lo que tiene que ver con la guerra sucia, parecería que se van a acentuar, de una manera quizá más selectiva. "Ya no van a matarnos candidatos, sino gente elegida", dijo a SEMANA Bernardo Jaramillo Ossa, presidente de la Unión Patriótica.
Marzo ha sido, como ningún otro mes en la historia reciente, el de la guerra sucia. Las cifras son aterradoras: 41 asesinatos politicos entre el 1º y el 15 de marzo, casi 3 por día. "Definitivamente, el protagonista de la violencia política en marzo ha sido la justicia privada, pero en esto lo que es muy grave es que los llamados grupos paramilitares son como fantasmas cuyo rostro verdadero es muy difícil identificar", explicó la fuente del gobierno.
Difícil, pero en algunos casos han comenzado a aparecer indicios. SEMANA ha podido establecer que las autoridades y en particular algunos jueces, han avanzado en la identificación de autores materiales de ciertos crimenes como el del dirigente de la UP en Barrancabermeja. "Por primera vez, hay testigos que están venciendo el miedo y se están animando a hablar. El gobierno les está dando toda la protección del caso, aplicando así las normas dictadas en el Estatuto para la Defensa de la Democracia", dijo a SEMANA la misma fuente.
En cuanto a la participación de ciertos sectores del narcotráfico en esa guerra sucia, las autoridades también han logrado hallar nuevos indicios. Uno de ellos, quizá el más interesante, tiene que ver con fusiles R-15 de un modelo muy particular. El modelo de R-15 de los fusiles incautados por las autoridades mexicanas a la mafia hace algunos meses, es el mismo que fue utilizado para rematar al procurador Carlos Mauro Hoyos, el mismo de los fusiles encontrados en la finca donde fue rescatado Andrés Pastrana y -esto es lo más revelador- el mismo tipo de fusil usado para las matanzas de Urabá diez días antes de las elecciones. "No es mucho -comentó a SEMANA un investigador- pero puede ser el principio para desenredar la madeja".El problema es que, a juzgar por los hechos de la última semana, la madeja se va a seguir enredando. Y lo va a hacer más rápido de lo que se puede comenzar a desenredar con base en estos indicios.