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| Foto: Policía Nacional

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Tras 20 años sin pistas, cae el temido 'Hombre del overol'

Orlando Sánchez, considerado uno de los jefes del Cartel del Norte del Valle y un hombre "peor que Pablo Escobar", fue capturado este domingo por la Dijín en Facatativá. Esta es su impresionante historia.

26 de marzo de 2017

En el bajo mundo colombiano muchos personajes despiertan misterio. Pero quizá ninguno había generado tantos interrogantes como el famoso ‘Hombre del Overol‘. El jefe del Cartel del Norte del Valle era un desconocido hasta cuando la revista SEMANA en 1996 reveló su identidad.

Su nombre se pudo detectar gracias a una llamada entre Miguel Rodríguez y Pacho Herrera. Casi dos décadas más tarde, el enigmático personaje fue capturado por la Dijín en una operación de infiltración y asalto realizada en una lujosa finca ubicada en la vereda San Rafael (Facatativá), incluso, con ayuda de la DEA. Y es que según informaron las autoridades, Sánchez es solicitado por las la Corte Sur del Distrito de la Florida de EE. UU., por los delitos de conspiración para cometer fraude bancario y lavado de activos.

Desde hace años la Fiscalía y la Dirección de Investigación Criminal e Interpol estaban tras su pista. Una búsqueda que trascendió una vez se emitió una circular roja que lo puso en la mira de las autoridades colombianas y de Estados Unidos. La justicia lo buscaba para procesarlo por los delitos de enriquecimiento ilícito, fraude bancario y lavado de activos.

La historia del “Hombre el overol” resume bien lo que fue la era del narcotráfico en el país. En 1996, los capos del Cartel de Cali habían tomado ya el control del negocio. Luego de décadas de atención nacional a Pablo Escobar (quien fue dado de baja en 1993), estos personajes comenzaban a atemorizar a un nuevo a un país que había sufrido como ningún otro los flagelos del tráfico de drogas ílicitas. 

La atención sobre ese misterioso hombre comenzó por un incidente. El periódico El Tiempo divulgó una grabación que contenía tres conversaciones telefónicas entre Miguel Rodríguez Orejuela y Hélmer Pacho Herrera. La intercepción era importante porque había ocurrido 24 horas después de un atentado en el cual resultó gravemente herido William, el hijo de Rodríguez, y las autoridades estaban tras las búsqueda de los motivos de esa disputa. 

Sin embargo, lo que llamó la atención fue el pánico que los dos jefes del cartel de Cali expresban hacia un sujeto que identificaron en la conversación como el ‘hombre del overol‘ y que posteriormente se confirmó como el autor del asesinato de Elizabeth Montoya, más conocida como la "monita retrechera". La razón de ese crimen habría sido una deuda de 11 millones de dólares de la época. 

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En uno de los más dramáticos pasajes de la charla, Rodríguez le decía a Herrera que esa persona había resultado "peor que Pablo Escobar". Las referencias al temor que despertaba el misterioso personaje no culminaban ahí. Rodríguez, quien para la época llevaba ya casi 10 meses en la cárcel de La Picota, le pedía a Herrera, quien aún huía de las autoridades, que buscara la manera de hablar con el sujeto con el fin de aclarar unos asuntos.

"Usted por qué no hace un gran favor -le solicitaba Rodríguez-, ¿por qué no trata de hablar con ‘Overol‘ y le dice que la persona indicada es el ‘Chupasangre‘? Hombre, que por qué no hablamos a través de ‘Chupasangre‘. Pero que qué más claridad, ¡Dios mío! Que donde haya el mínimo detalle en esa contabilidad que haya que explicarse se explica 10 veces".

Herrera, más bien pesimista, le contestaba: "Yo ya no valgo nada porque estoy muy perseguido y muy jodido... poco puedo hacer, ya no tenemos amigos... ya no hay un solo peón". Y más adelante agregaba: "La verdad es que yo no quiero morir, ni quiero que maten a mi familia".

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Al conocerse las grabaciones, el ‘hombre del overol‘ comenzó a asustar ya no a Rodríguez y a Herrera, sino a los colombianos, que no podían imaginar que los principales cabecillas del cartel de Cali hablaran en esos términos de una persona cuya descripción, según ellos, correspondería a la de uno de los más sanguinarios criminales de la historia del país.

SEMANA indagó en 1996 durante cuatro días con miembros de los organismos de seguridad del Estado, investigadores judiciales y fuentes de una agencia antidrogas extranjera, sobre el tema. Así mismo, consultó a algunos abogados vinculados a los procesos contra los principales cabecillas de los carteles. Finalmente, obtuvo respuestas a nueve preguntas que le formuló por escrito a Miguel Rodríguez Orejuela sobre este caso.

Gracias a todas estas consultas, la revista pudo establecer la identidad del misterioso personaje. Se trataba de Orlando Sánchez Cristancho, un hombre de edad cercana a 40 años, caballista, vinculado a negocios de automóviles y joyas, y que durante muchos años trabajó muy de cerca con los hermanos Rodríguez Orejuela.

Según una fuente de los organismos de seguridad, "se trata de un personaje que ha servido de puente permanente para negocios de los carteles colombianos con la mafia mexicana". Todo indicaba, sin embargo, que en ese momento se encontraba distanciado de los Rodríguez.

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Al principio, los organismos de seguridad creyeron que el ‘hombre del overol‘ también podía ser Orlando Henao Montoya, un exagente de la Policía de más de 40 años de edad, casado y cuñado de Iván Urdinola Grajales, el hombre que fue detenido hace unos cuatro años, sindicado por las autoridades como jefe del cartel del norte del Valle del Cauca. La hermana del ‘hombre del overol‘, Lorena Henao Montoya, es la esposa de Urdinola.

Sin embargo, al ser consultadas de nuevo las mismas fuentes de seguridad una vez conocidas las respuestas de Miguel Rodríguez, todos inclinaron sus análisis hacia Orlando Sánchez y consideraron "altamente posible" que el ‘hombre del overol‘‘ fuera él. El apodo de ‘overol‘ se debería a la inicial de su nombre.

"Esta es una técnica muy usual en las comunicaciones entre estos personajes, usar un nombre cuya primera letra corresponda a la inicial del nombre", agregó una de las fuentes de seguridad. En cuanto a la referencia al ‘chupasangre‘, la revista pudo establecer que no se trata de ningún peligroso delincuente, sino del abogado de los Rodríguez, Juan Fernández Carrasquilla, que se habría ganado ese apodo por su fama de cobrar muy altas tarifas por sus honorarios profesionales.

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No se trata de un apodo peyorativo sino más bien de una broma. Fernández es un hombre respetado tanto por sus clientes como por el medio de los abogados y por la propia Fiscalía. "El término chupasangre hizo tanta carrera en este medio -le explicó a SEMANA uno de los penalistas consultados-, que se convirtió en un genérico y ahora a casi todos los abogados nos dicen así nuestros clientes".

¿Quién es él?

El nombre de Orlando Sánchez se comenzó a mencionar con insistencia por los funcionarios de la Fiscalía y el DAS que tenían en esa época a su cargo la investigación sobre el asesinato de Elizabeth Montoya de Sarria. De acuerdo con esas investigaciones, a Sánchez se le endilgaba la mayor responsabilidad como autor intelectual del asesinato de la triste célebre ‘Monita retrechera‘.

Según los investigadores, Orlando Sánchez habría aprovechado la crisis política para convencer a algunos miembros del cartel de Cali y a algunos políticos de la necesidad de eliminar a Elizabeth Montoya. Los agentes que investigan el crimen han logrado determinar que el principal motivo que tuvo Sánchez para organizar el asesinato tiene que ver con una deuda pendiente de 11 millones de dólares que él tenía con la Sarria.

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Esa deuda era de un negocio que habían hecho los dos personajes, de diamantes conseguidos en el mercado negro y de caballos de paso fino, uno de los mayores hobbies que tenía Elizabeth Montoya. La investigación demostró que para perpetrar el crimen, Sánchez contrató al excapitán de la Policía Guillermo Pérez Monsalve, a quien le pagó una fuerte suma de dinero. Pérez es un hombre experto en explosivos, contraguerrilla y operaciones de asalto. El oficial, que está radicado en Estados Unidos, era muy cercano a la familia Sarria y durante varios años manejó los negocios de Elizabeth Montoya en Miami.

Dudas aclaradas

A Miguel Rodríguez el tema del atentado en el que casi pierde la vida su hijo William lo tuvo en ese momento durante varios días aterrorizado. De acuerdo con informes de inteligencia, el jefe del cartel de Cali realizó varias llamadas a sus antiguos socios que todavía estaban en libertad con el fin de buscar un puente directo con ‘el hombre del overol‘ para conocer las razones que, supuestamente, lo habían llevado a atacar a su familia.

Sus dudas se comenzaron a despejar unas horas después del atentado y de las llamadas telefónicas a Herrera, cuando William Rodríguez todavía se encontraba convaleciente en una de las clínicas de Cali. En una comunicación telefónica celular, el hijo de Miguel Rodríguez le contó que una persona que se había identificado como muy cercana al ‘hombre del overol‘ lo había visitado en la clínica.

El emisario le habría explicado que el atentado perpetrado el 24 de mayo en un restaurante de Cali, donde fueron acribilladas cinco personas que acompañaban al joven Rodríguez, no iba dirigido contra él sino contra Nicol Antonio Parra Toro, su jefe de seguridad, quien según el emisario del ‘hombre del overol‘ tenía algunas cuentas pendientes.

William le dijo a su padre que el emisario había sido muy claro en afirmar que en ningún momento habían buscado herirlo en el ataque y que había que evitar a toda costa que se desatara una guerra entre familias. A partir de ese momento la tensión comenzó a ceder. Otras conversaciones telefónicas de Miguel Rodríguez confirmaron la historia que su hijo le había relatado. El tema pasó a un segundo plano hasta cuando El Tiempo reveló las conversaciones grabadas por organismos de seguridad que finalmente permitieron saber quién era ese hombre al que todos le temían.

*Este artículo fue publicado originalmente el 18 de noviembre de 1996. Semana.com hizo una actualización con los datos de la captura de la Dijín el 26 de marzo de 2016.