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Todavía no se ha podido saber cuál fue el monto de dinero que el hombre regaló. | Foto: Tomada de: Noticias Manizales

CRÓNICA

La historia del hombre que regaló billetes en Neiva

Alfonso Hamburger narra detalles de cómo un negociante decidió, desde su camioneta sin documentos, arrojar dinero a manos llenas en el centro de la ciudad, causando grandes desórdenes.

28 de abril de 2016

En las corralejas caribeñas, tirar fajos de billetes al ruedo desde el palco de la junta ha sido el acto más trascendental de cualquier ganadero sabanero que ande en busca de reconocimiento. Lo es, sin duda, más si el toro mata nueve o diez, como dice la canción de ‘Monche’ Vargas: el acto más excéntrico de demostrar poderío económico. De festejar la cosecha.

Valga el símil o la metáfora -vaya a saberse cuál- para sopesar el acto extraño del hombre que el pasado lunes lanzó billetes en Neiva. Una dama advirtió que sería muy bueno -dada la situación económica de muchos- que todos los días saliera en todas las ciudades de Colombia un tipo de estos a lanzar billete sin importar que se paralice el tránsito.

Dar, queremos que nos den. Esa es la idea. A manos llenas.

Otro lector, de esos que no caen fácilmente en el anzuelo del titular, dio en el clavo: que las FARC empiece a soltar billetes de los que suena que tienen en el exterior. Y dicen que son muchos millones.

Quizás, lo curioso de la noticia, sobre aquel hombre que repartió billetes en Neiva, es que la chanza le pudiese costar más que la repartición del lunes por la tarde, en pleno centro de la ciudad, porque le hallaron tres infracciones de tránsito. No tenía pase, obstaculizó el tránsito y, muy posiblemente, tenga a cargo alguna otra contravención.

Fueron necesarios diez policías, quienes ante la imposibilidad para sustraer al infractor de su camioneta gris con placas bogotanas RCR156, tuvieron que llamar al cuerpo de bomberos, quienes utilizaron una grúa para abrir la puerta. Dicen que el tipo había tranzado un buen negocio por la mañana y que no estaba alicorado. Obvio, cuando se lo llevaban, quienes habían recibido las ‘melcochas’, pidieron a los uniformados que no lo maltrataran.

Según se dijo, el hombre se llama Eladio Valero, de 42 años. Él tuvo un desenfreno de generosidad y tiró el dinero a manos llenas. Muy seguramente tendrá luego lo opuesto: una ola de austeridad y sequía, atravesada por el arrepentimiento, porque lo que se regala no se devuelve.

Argelio Anillo, quien murió pobre, se hizo famoso en la antigua Casa Alemana de Jesús del Rio, en Zambrano (Bolívar), porque cuando acumuló riquezas, lanzaba billetes a manos llenas en las corralejas del departamento y hasta regalaba repertorios de Mozart y Beethoven, para contrariar a quienes les gustaba Alejo Durán y a Juancho Polo Valencia.

Lo mismo hacia Vitaliano Cárdenas a sus 92 años, quien tiraba dinero en las corralejas de Sampués (Sucre) para que a los espontáneos los cogiera su toro más famoso: ‘Nacho Vives’. El animal era rápido como un rayo y encendido como el verbo del samario, el mismo que hace dos años hizo una gracia parecida, al lanzar billetes desde un edificio animado con música vallenata.

Repartir plata no es un delito, pero despierta suspicacia sobre su origen.

La osadía del hombre en Neiva duró cuatro horas, el mismo tiempo que dura una corraleja. Aquí, su camioneta fue un palco exclusivo y refrigerado, la carrera 2 con calle 22 fue el redondel, y los transeúntes fueron manteros, capoteros y banderilleros que se arrojaron tras los papeles, causando los mismos tumultos de los sabaneros en las patas del toro.

Y obvio, según dice las noticias locales, que esos ‘corralejeros’ improvisados se quedaron en expectativa, a ver si a este dadivoso se le daba por repetir la dosis.

Las autoridades revelaron que se dedicaba a la compra y venta de vehículos.

Precisamente habría cerrado un negocio por la venta de un cabezote de un tractocamión y el dinero fue el que habría repartido a manos llenas entre los neivanos, todo un acontecimiento de un caos tal que afectó la movilidad y el orden público.

La locura por el desconocido repartiendo dinero habría iniciado temprano, cuando empezó a repartir billetes de 1.000 y de 2.000 pesos. Ya en la tarde, cerca de la terminal de transportes, repartió billetes más grandes, ocasionando tumultos que obligaron a la intervención de las autoridades de Tránsito y de la Policía.

Pese a que se señalaba que el hombre estaba en estado de embriaguez, esto fue desmentido.

“El señor no estaba en estado de embriaguez, estaba era muy alterado, nosotros no le sentimos esa parte de alicoramiento, básicamente el vehículo se inmoviliza por la infracción de tránsito de no presentar ningún documento como es la tarjeta de propiedad o la licencia de conducción”, explicó a Opanoticias Jimmy Puentes, secretario de Movilidad de Neiva.

No obstante, el comandante de la Policía Metropolitana de Neiva aseguró que les fue puesto en conocimiento que el bondadoso señor sufría de un problema de salud mental.

“Según los reportes que hemos tenido, el ciudadano sufre de unos estados clínicos de bipolaridad. Es cuando esta persona pierde el conocimiento se enlaguna no sabe lo que está realizando y pues se dejó en el pabellón psiquiátrico del Hospital Universitario de Neiva” dijo el coronel Juan Carlos León.

Por cuenta de las infracciones de tránsito el comerciante deberá pagar una cuantiosa suma de dinero, ya que se negó a presentar los documentos del vehículo cuando fue requerido por las autoridades, “por no portar la licencia de conducción, por no presentar la tarjeta de propiedad y no portar el SOAT, puede acarrear un promedio de entre 800.000 y un millón de pesos, por las tres infracciones”, dijo Puentes.

Aun así, no se ha podido saber cuál fue el monto de dinero que el hombre regaló.