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| Foto: Archivo SEMANA

ORDEN PÚBLICO

Hombres armados asesinan cinco indígenas en el Cauca

Entre las víctimas, que habían sido llevados por desconocidos en varios carros, hay cinco miembros de una misma familia. El caso ocurrió en una zona aledaña donde las FARC mataron a los soldados.

17 de abril de 2015

Mientras Colombia entera lloraba a los 11 militares emboscados y asesinados por las FARC en una vereda de Buenos Aires, Cauca, ese mismo día hombres armados y aún sin identificar raptaron y asesinaron con disparos en la cabeza a cinco miembros de una familia indígena.

Lo extraño es que ese quíntuple crimen sucedió el mismo día que la guerrilla emboscó a los militares en la vereda La Esperanza y en una zona que si bien está distante a dos horas de ahí, hace parte del corredor estratégico que usa la columna Miller Perdomo, la misma que atacó a los soldados.

El sitio exacto de la masacre de la familia indígena se conoce como el resguardo Cerro Tijeras, una comunidad asentada en la vereda Agua Bonita, del corregimiento Los Robles, zona rural de Suárez. En las montañas de ese municipio fue abatido en 2011, el máximo jefe de las FARC, Alfonso Cano.

Según informaron las autoridades de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, Acin, la masacre se cometió en dos días y solo hasta este viernes 17 de abril fueron hallados los últimos dos cadáveres en un paraje de la zona.

Las víctimas de ese fatal hecho de sangre fueron identificadas como los hermanos Berney y Wilson Trochez; Cristian David Trochez, Belisario Trochez Ordoñez y Mario Germán Valencia Vallejo, este último al parecer oriundo de Ipiales, Nariño.

Según explicaron los consejeros de Acin quienes a través de la guardia indígena llegaron a la zona, el crimen fue perpetrado en dos tandas. El martes 14 de abril a las 9:00 a. m. hombres armados se llevaron por la fuerza a los hermanos Berney y Wilson y al día siguiente (miércoles 15 de abril) los delincuentes madrugaron a las 5:30 a. m. para raptar a los tres restantes (Cristian, Belisario y Mario Germán).

Según versiones de moradores del resguardo, “personas desconocidas vestidas de civil y portando armas de largo alcance, los sacaron de manera violenta de su casa (…), quienes posteriormente fueron subidos a dos camionetas que partieron con rumbo desconocido”.

El segundo grupo de secuestrados fue el primero en ser hallado sin vida, “siendo aproximadamente las 3:30 p. m., vecinos del lugar informaron la presencia de tres cuerpos abandonados a orillas de la carretera en la vereda Guadualito. Al momento de ser encontrados los comuneros presentabas impactos de bala en la cabeza”, dice un documento de Acin.

Jairo Camayo, consejero del resguardo Cerro Tijeras donde ocurrió la masacre, aseguró que familiares de las víctimas manifestaron que “ninguno de ellos estaba amenazado”.

Lo que sí reconoció el consejero es que esa zona donde ocurrieron los hechos está invadida por cultivos ilícitos y es común la presencia de grupos al margen de la ley, al igual que la fuerza pública.

De hecho, en el comunicado que publicó Acin, se hace referencia a recientes combates ocurridos el pasado domingo 12 de abril y que involucraron varias veredas de Suárez, “lo que no tenemos claro es entre quiénes fue el combate”, expresó el consejero.

Por todos esos antecedentes es que algunos líderes indígenas consultados por este medio, no descartan entre las hipótesis que la masacre pudo tratarse de un ajuste de cuentas alrededor de los cultivos de coca que existen en la zona.