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DE LA CALLE DIO EL GOLPE DE OPINIÓN DE LA TARDE CUANDO HABLÓ DE ENTREGA Y NO, DE DEJACIÓN DE ARMAS | Foto: Ministerio del interior

CONGRESO

Humberto de la Calle: elocuente y convincente

El jefe del equipo negociador del gobierno en La Habana, Humberto de la Calle, no solo defendió al gobierno, sino obtuvo un reconocimiento de Uribe, lo que no es poco decir.

25 de julio de 2015

De todas las intervenciones en el debate sobre el proceso de paz, la semana pasada en el Congreso, la más esperada fue la de Humberto de la Calle. Hacía tiempo que el jefe del equipo negociador del gobierno no visitaba el Capitolio y sus palabras demostraron que era conveniente que lo hiciera. En su discurso explicó en forma didáctica exactamente en qué estaba el proceso, con lo cual no solo aclaró muchas dudas que flotaban en el ambiente sino que logró lo que antes parecía imposible: un reconocimiento del expresidente Uribe. Fue enfático al insistir en que no se está discutiendo el modelo económico del país y que la guerrilla no ha llegado a la Mesa con ninguna propuesta ‘marxista–leninista’.

De la Calle fue elocuente y concreto. Habló durante 40 minutos concentrando con frecuencia su mirada en el expresidente Uribe. Les dijo a los congresistas que luego de estar sentado durante casi tres años con las Farc, reiteró su convicción de que a través del diálogo en La Habana hay una oportunidad real de darle fin al conflicto armado. Manifestó que es consciente de que las conversaciones no están en un punto irreversible y que todavía hay riesgos. Por eso aclaró que su misión en La Habana es agilizar las conversaciones con una metodología distinta, pues la confianza se agota y a los colombianos se les está rebosando la copa.

Su intervención fue complementada por la del alto comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, que se conoce de memoria los ritmos de la negociación y aseguró que sí es posible avanzar en los puntos que faltan (justicia, terminación del conflicto e implementación) en un tiempo más corto. Él es considerado el cerebro detrás de la estrategia de negociación, y De la Calle, el hombre aterrizado que la vuelve realidad.

Lo cierto es que sin caer en falsas promesas ni predicciones, ambos le supieron responder las preguntas al uribismo. Pero De la Calle dio el golpe de opinión de la tarde cuando habló de ‘entrega’ de armas por parte de la guerrilla, y ya no de ‘dejación’, como se había venido diciendo hasta ahora. Esta frase fue objeto de una respuesta del expresidente Uribe, quien cuando tuvo la palabra comenzó por decir: “Tengo que reconocer al escuchar al doctor De la Calle que hay un cambio que, en lo que a mí refiere, da unos asomos de tranquilidad”. Aunque el expresidente insistió en sus críticas a las Farc por no entregar su dinero producto del narcotráfico, y dijo que le avergonzaba que el gobierno pidiera ‘limosna’ ante la comunidad internacional, la verdad es que el solo hecho de que el mayor crítico del proceso tuviera ‘asomos de tranquilidad’ es un buen augurio.

En un momento tan neurálgico para la paz, en que la guerrilla ofrece un cese al fuego unilateral de un mes, y el gobierno una evaluación dentro de cuatro, era importante darle claridad al país sobre la realidad de ese controvertido proceso. De la Calle aseguró que la actual situación no es una tregua disfrazada y que no hay que confundir el desescalamiento del que habló el presidente con un cese bilateral definitivo que solo llegará en el momento oportuno. Lo primero quiere decir bajarle la temperatura a la confrontación, lo que no significa mandar a las Fuerzas Armadas a los cuarteles. Lo segundo, el cese bilateral definitivo, si se logra, sería el fin de la guerra entre las partes. Esa aclaración era fundamental, tan importante como la precisión de que habrá castigos con privación de libertad y que no habrá espacio para amnistías generales.

De la Calle dejó la impresión de que el gobierno está sincronizado y con la mira puesta en hacer ‘la paz con condiciones’. En términos generales, se podría decir que, con excepción del concepto de la ‘entrega’ de armas, el contenido de la intervención del jefe negociador fue más una reiteración de temas conocidos que una revelación de novedades espectaculares. La verdad es que la importancia de sus palabras no radica tanto en la novedad de las mismas sino en la confianza que inspira el hombre que las dijo.