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Escenarios deportivos de Ibagué son el panteón de la vergüenza

En uno de los casos de corrupción más grandes de una ciudad intermedia, los ibaguereños siguen pagando por el fracaso de la construcción de los escenarios de los XX Juegos Nacionales. El peculado podría superar 50.000 millones de pesos, y habrá que demoler algunas de las pocas obras realizadas.

14 de octubre de 2017

Los jóvenes deportistas de la capital musical siguen sin escenarios deportivos adecuados para entrenar, a pesar de que hace dos años allí se realizaron oficialmente los XX Juegos Nacionales, para los que el país destinó 143.000 millones de pesos. Hoy, en la capital del Tolima no hay piscinas olímpicas y menos de salto, el coliseo mayor y las canchas de tenis se quedaron en los renders, y algunas obras entregadas a medias, como el coliseo de tejo o la pista de BMX, tendrán que caer demolidas

Este increíble caso de corrupción, que tiene a la unidad deportiva cerrada y en obra gris, comenzó cuando Ibagué ganó la sede de 31 disciplinas del certamen. Para el efecto, la Alcaldía, con recursos propios, del departamento y de la Nación –a cargo de Coldeportes–, decidió adecuar dos grandes complejos: el Parque Deportivo y la Unidad Deportiva Calle 42. Para eso encargó el diseño de modernos escenarios de estándares internacionales y resolvió remodelar algunos existentes, como el estadio Murillo Toro. Una vez finalizaran las competencias en 2015, Ibagué iba a quedar con el complejo deportivo más grande y moderno del país.

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En el Parque Deportivo la ciudad definió construir nuevos escenarios de atletismo, canchas de tenis y squash, BMX, patinódromo, tejódromo y un estadio de sóftbol. De igual forma, planeó y financió un complejo acuático y un coliseo mayor para 7.000 personas que serviría de la sede de baloncesto, voleibol y microfútbol. Le entregó esta obra a la Unión Temporal Parque Deportivo, en una licitación no muy clara por 82.231 millones de pesos, incluida una adición.

En el segundo complejo, la Unidad Deportiva Calle 42, la Alcaldía planteó remodelar las piscinas y un coliseo, y acordó construir un edificio para artes marciales y parqueaderos. Ganó la licitación de esta obra, 39.000 millones de pesos, el Consorcio Unidad Deportiva, conformado por las empresas Ortiz Construcciones y Proyectos, Traventi Ingeniería y Diseño e Ingeniería Especializada. Con el tiempo se supo que el representante legal era Jorge Alexánder Pérez Torres, conocido como el Chatarrero, un comerciante local sin experiencia para acometer un proyecto de estas magnitudes.

Como recuerdan los colombianos, los Juegos Nacionales se realizaron en escenarios alternativos o en otras ciudades. En los predios donde deberían estar los escenarios, parecen estar los de los Juegos del Hambre, y lo que se ha sabido en los últimos meses es aún más indignante.

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Cuando Guillermo Alfonso Jaramillo ocupó la Alcaldía de la ciudad en 2016 no solo debió asumir la desastrosa herencia de Rodríguez, sino que este, en sus últimos días, había prorrogado los contratos a las empresas hasta la mitad de ese año para terminar las obras, a pesar de los incumplimientos y atrasos. Jaramillo tuvo que armar y organizar el rompecabezas de todos los contratos, cuya información no estaba disponible o se perdió, para poder liquidarlos. Lo increíble es que, a pesar de la generosa prórroga, los contratistas abandonaron los trabajos porque no les dieron más adiciones.

Por su parte, las investigaciones de la Contraloría y la Fiscalía, en una primera etapa, revisaron el contrato por 11.500 millones de pesos para diseñar las obras, a cargo de la firma española Typsa. Y se ha podido establecer que esta empresa pagó cerca de 1.800 millones de pesos en coimas a varios funcionarios de la Alcaldía encargados de los escenarios. Detrás de esta jugada estaba Orlando Arciniegas, asesor del entonces alcalde Luis H. Rodríguez, quien armó el esquema, repartió la plata y se quedó con una buena parte. El asesor ya fue condenado a 36 años de cárcel, tal vez la pena más alta que se haya impuesto en el país por un caso de corrupción. Amaury Elías Blanquicet, mano derecha de Arciniegas, paga 6 años de prisión.

También están capturados y en juicio Carlos Heberto Ángel, exgerente del Instituto Municipal para el Deporte y Recreación de Ibagué (Imdri); Oswaldo Mestre, exsecretario de Hacienda; Jorge Alberto Pérez, exsecretario de Infraestructura; Jorge Alexánder Torres, contratista de la Unidad Deportiva Calle 42; y Luis Rodrigo Uribe, representante legal de Typsa. Completan la lista Gloria Inés Martínez, Jorge Orlando Navarrete, Mauricio Campos, Carlos Ramírez, Leonardo Valero, Leonardo Bastidas y Jhon Perdomo.

Aún las autoridades investigan la responsabilidad del exalcalde Luis H. Rodríguez, quien, a pesar de lo ocurrido y de tener a buena parte de su círculo cercano involucrado en este escándalo, sigue libre. Amaury Blanquicet dijo a la Fiscalía que Luis H. le había dado a su asesor libertad para negociar los contratos con la condición de que le entregara el 20 por ciento de los mismos. “Esta es solo la punta del iceberg, pues los organismos de control solo han investigado la parte de Typsa. Cuando empiecen con las construcciones del Parque Deportivo y la Unidad Deportiva se van a encontrar muchas irregularidades y posiblemente haya más responsables”, dijo el alcalde Jaramillo a SEMANA.

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Para liquidar los contratos, el alcalde Jaramillo y Clara Luz Roldán, actual directora de Coldeportes, contrataron a la Sociedad Colombiana de Ingenieros (SCI) para que realizara un peritaje con el fin de estimar las obras reales hechas y avalar el estado de lo realizado. Tras un largo proceso, la semana pasada pudieron liquidar los contratos y la ciudad podrá usar los cerca de 50.000 millones de pesos que estaban atrapados para terminar los dos complejos.

Este trabajo costó 1.573 millones y los resultados no son alentadores. La SCI concluyó que solo es posible aceptar el 12 por ciento de las obras realizadas en el Parque Deportivo y el 24 por ciento de la Unidad Deportiva sin riesgo para los futuros deportistas y asistentes. “Habrá que demoler y rediseñar el resto de las obras, como por ejemplo el tejódromo, la pista de BMX, para la cual trajimos a un experto extranjero, y el complejo acuático. El estadio Manuel Murillo Toro, que se entregó como terminado, también debe revisarse”, dijo el alcalde Jaramillo.

Hay que recordar que por la premura de entregar las obras a tiempo, las construcciones que en principio se debían hacer en concreto se cambiaron por las de metal, pero también hay que derribarlas. Incluso, en vez de reducir los costos, esa medida generó más, pues hubo que pagar 12.000 millones de pesos para adquirir estas estructuras. La pregunta es ¿quién aceptó este cambio y por qué no se hicieron nuevos diseños?

La directora de Coldeportes dijo a esta revista que la Nación y la Alcaldía tienen el compromiso de terminar las obras. Coldeportes tiene 24.000 millones de pesos, que deberá entregar de nuevo a la Nación, con el compromiso del Ministerio de Hacienda de regresarlos a la ciudad para culminar las obras.

En la liquidación del contrato se estableció que los contratistas deberán devolver 29.000 millones de pesos, que junto a las multas y pagos de las compañías de seguros servirán para saldar la deuda con la ciudad.

Todavía quedan muchas dudas por resolver. Una de las grandes incógnitas es el grado de responsabilidad que pudo tener Coldeportes, en ese momento encabezado por Andrés Botero. Se sabe que la entidad firmó un convenio con la Alcaldía y le entregó 74.160 millones, previa aprobación del plan de obras. Sorprende que la entidad ni siquiera quedó con la interventoría a su cargo –que quedó en manos de ese cartel de contratistas–, sino con un simple supervisor. Por eso, muchos ibaguereños, incluido el acalde, piden aclarar la responsabilidad de Botero y la entidad a su cargo.

Por ahora, la única noticia reconfortante para Ibagué, que cumplió 467 años este fin de semana, es que los organismos de control siguen avanzando en las investigaciones para hallar a más responsables, y que la actual Alcaldía la próxima semana publicará la licitación para las obras del Parque Deportivo y la Unidad Deportiva. Una vez realizados los nuevos diseños, que se entregarán escenario por escenario, la ciudad contratará su realización inmediata. Mientras tanto, los deportistas de la capital musical de Colombia deberán seguir improvisando sus sitios de entrenamiento o ir a otros municipios vecinos, donde el sueño de los Juegos Nacionales no los destruyó.