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TELEVISIÓN PÚBLICA

Innovar con calidad

El programa de documentales Frontline, dirigido por Phil Bennett, está navegando las aguas superficiales de internet con periodismo de profundidad.

15 de septiembre de 2012

A raíz del undécimo aniver-sario de los ataques a las Torres Gemelas, el sitio virtual de Frontline, programa estelar de la televisión pública de Estados Unidos (PBS), destacó un documental de hora y media titulado El hombre que sabía. El protagonista era John O’Neill, agente del FBI especializado en la organización Al Qaeda, que desde mucho antes de los ataques había advertido a su gobierno de la inminencia del atentado. La investigación revela por qué nadie le creyó hasta cómo, frustrado, dejó el FBI y se empleó como jefe de seguridad del World Trade Center de Manhattan, en donde cayó con las otras miles de víctimas ese fatídico 11 de septiembre.

Historias que dejan sin aliento, bien contadas y reveladoras como esta, son el corazón de Frontline, un programa que desde 1983 ha producido más de 530 documentales, varios premios Pulitzer y Emmy y que cuenta con una audiencia de 2,7 millones de televidentes.

Este programa es el clásico periodismo público de calidad hecho con financiación del Estado, filántropos y los televidentes, que han sabido adaptarse a los nuevos tiempos de internet. Desde su página virtual los usuarios pueden ver más de 100 documentales de su rico archivo, además de videos de historias más cortas y noticias diarias.

A este show llegó en mayo de 2011 Phil Bennett, quien venía de ser el segundo a bordo del diario The Washington Post. Lo vincularon precisamente para darle un nuevo impulso a la investigación y a la calidad narrativa del espacio. Sus directivas querían cerciorarse de que Frontline navegara triunfante en las aguas de internet. La crisis que provocó en la prensa escrita, el surgimiento de los medios digitales había empezado a llegar también a la televisión. Según Bennett los televidentes ya no quieren que los canales impongan una programación, sino que “quieren escoger dónde y cuándo la ven”.

Según Bennett, hay dos formas de consumir los contenidos de los medios. Uno es el de ‘apoyarse hacia delante’, que es la lectura rápida, en ráfagas, de las noticias en computador y en teléfonos inteligentes. El otro es el ‘recostarse’, como lo hacen los usuarios de tabletas digitales, dispuestos a invertir más tiempo en documentales y otros formatos largos de periodismo. Por eso, están desarrollando historias para pantallas pequeñas y otras para tabletas.

Otra estrategia de Frontline ha sido ir más allá del documental y darle acceso al público a la documentación y las entrevistas que se hicieron para crearlo. “La transparencia es la nueva objetividad”, explicó Bennet en el Foro Semana 30 años. Así, la gente ya no solo se informa con un buen documental, si no que si tiene dudas, puede comprobar de dónde salió esa información.

Un ejemplo de lo anterior fue la reciente emisión del documental Dinero, Poder y Wall Street sobre los orígenes de la crisis financiera de 2008. La película se complementó con un extenso archivo de documentación y entrevistas originales con los protagonistas de la historia.

Bennett está convencido de que la tecnología por sí sola no lleva a un mejor periodismo, este sigue siendo el arte de contar la verdad. Y no encuentra mejor ejemplo que Anthony Shahid, quien murió a principios de año de un ataque de asma mientras cubría la guerra de Siria. “El fue un antídoto contra la propaganda, las superficialidades, los prejuicios. Fue un muro contra la falsedad”, dijo, conmovido, al recordar al que fue su amigo y colega en el Washington Post.
 
Los oidos del drama humano

Casado con una peruana, desde muy joven Phil Bennett ha estado ligado también por el periodismo a América Latina, pues fue corresponsal de guerra en Centroamérica en la década del ochenta. Además ha sido periodista del Boston Globe y por más de 11 años trabajó en el prestigioso The Washington Post, donde llegó a ser editor general. Graduado en Historia de la Universidad de Harvard, lo que más le apasiona de ser periodista es poder conocer los dramas de la gente, aunque no siempre haya podido contarlos en toda su dimensión. Hoy también dedica parte de su tiempo a enseñar en Duke University en la famosa cátedra Eugene C. Patterson.
 
SEMANA les pregunta

Phil Bennett habla sobre las ventajas y desventajas de hacer periodismo en la era digital.
 
SEMANA: ¿Cómo ha afectado la llegada de internet la calidad del periodismo?

P.B.:
Internet es un imán para la superficialidad, los rumores y hechos no verificados; para copias sin crédito y el creciente radicalismo, a menudo se invade la privacidad. Hemos visto casos de mentiras que han vencido la verdad solo por cómo funciona el medio, por la pasividad. La tecnología también les ha permitido al Estado y a ciertas empresas saber demasiado sobre los ciudadanos.

SEMANA: ¿Y qué beneficios ha traído esta revolución digital?

P.B.:
Hoy hay más acceso a la información y a formas de verificar que antes no existían. Las herramientas digitales permiten construir historias con profundidad, a partir de millones de datos que hoy se pueden organizar y mostrar al público. También ha impulsado el debate de la transparencia que es fundamental porque el poder y el control de la información siempre han ido juntos y la transparencia ha sido el gran aliado de los movimientos democráticos.