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Render de las mejoras en el espacio público que se harían en la zona rosa. Foto: Alcaldía de Bogotá | Foto: Alcaldía

BOGOTÁ

Nuevo plan contra los males de la zona rosa en Bogotá

El Distrito anunció la inversión de 27.000 millones en ese sector que mueve el comercio y la fiesta, y que también alberga bandas dedicadas a la explotación sexual, al hurto con escopolamina, entre otros problemas que afectan su potencial.

6 de julio de 2017

La zona rosa es uno de los epicentros de la fiesta y el comercio en Bogotá, pero también puede ser una pesadilla: inseguridad, trancones, microtráfico, explotación sexual y el ruido que para unos es alegría pero para los vecinos puede ser el detonante del insomnio.

Los problemas de la zona son de vieja data y sobre ellos se han volcado, con distintos grados de interés y enfoques, las últimas administraciones de la ciudad. El alcalde Enrique Peñalosa, por ejemplo, anunció este jueves la inversión de 27.000 millones de pesos en el sector.

La apuesta del Distrito se concentrará, sobre todo, en el mejoramiento del espacio público y la seguridad. Una parte de los recursos se invertirán en la instalación de 772 luminarias, pues la percepción de inseguridad allí se potencia porque hay tramos muy oscuros, en una zona que se dinamiza precisamente durante la noche.

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Además, dice el Distrito, se construirán y mejorarán vías, se hará mantenimiento a parques, adecuación de mobiliario para la recolección de basura y las redes de cables se volverán subterráneas. Así mismo, la administración trabaja en la consolidación de un mapa de ruidos y de una red de monitoreo de los niveles de sonido que emiten los negocios en el sector.

El empeño en la zona rosa, comprendido entre las calles 80 y 85 y las carreras 11 y 15 está determinado por su importancia económica. En el sector se mueven grandes volúmenes de gente y dinero, pues allí se ubican 118 bares y restaurantes, 61 sitios de comida rápida, 9 hoteles, 3 casinos, 3 centros comerciales y 13 parqueaderos.

Esa mezcla de vocaciones comerciales hace más complejo al sector, incluso parece que llevara una doble vida. En las mañanas son las tiendas de ropa, las librerías y los cafés los que permanecen abiertos. Los transeúntes pasean mascotas, se ve algún vecino leyendo la prensa o descansando en una banca.

Al mediodía empieza la limpieza en los bares. Los dependientes acomodan mesas, se abastecen de insumos de los camiones que llegan cargados de licores y hasta de costales de papa. En la noche, sobre todo durante el fin de semana, la marea humana y la algarabía se extienden por esas calles, los carros avanzan más despacio que los peatones y el ruido desborda los locales.

En ese contexto se cultivan los males de la zona. "La inseguridad es el factor crítico", reconoce Juan Felipe Namén, edil de la localidad de Chapinero. Una de las preocupaciones máximas de los comerciantes del sector es la operación de bandas que se especializaron en el uso de la escopolamina para robar. Según datos de la Policía Nacional, esa localidad, junto a Usaquén, es la que reporta más casos de ataques con esa sustancia en lo que va del año.

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"Detrás de algunos establecimientos de comercio se esconden el microtráfico y la prostitución", explica Namén. De hecho, una investigación publicada por la Fundación Renacer en 2016 señala la zona como uno de los sitios de contacto con menores de edad que son explotados sexualmente.

A ese panorama hay que sumarle el deterioro del espacio público en la zona, ocupado en muchos puntos por vendedores ambulantes, y al caos en la movilidad, pues las vías son estrechas y los sitios de parqueo escasos para una zona pequeña que concentra alta densidad de población flotante, compuesta por usuarios de los servicios que allí se ofrecen y los trabajadores.

Desde hace años, los comerciantes del sector han intentado organizarse para hacerle frente a esas realidades. Esta vez, la alcaldía dice que los tendrá en cuenta en su plan, con el que pretende mejorar las condiciones de ese sector clave para la economía, pero también para el disfrute de los ciudadanos en Bogotá.