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El delito que presuntamente habría cometido Alejandro Matamoros es conocido como grooming.

INVESTIGACIÓN

El periodista señalado de engañar a cientos de niños por internet

Alejandro Matamoros fue capturado bajo la sindicación de cometer el delito de pornografía infantil. Semana.com revela la historia.

1 de septiembre de 2015

En su perfil de Twitter todo es referente al fútbol. Como hincha a muerte de Santa Fe posaba con jugadores y no le perdía la pista a cada movimiento de sus jugadores, alineación, técnicos etc. No actuaba sólo como hincha. Es un periodista que hizo prácticas académicas en uno de los medios más importantes del país y trabajó en un reconocido canal deportivo durante un año en el área de producción. Allí hoy pocos quieren referirse a él.

Su nombre, Alejandro Matamoros Vargas, un joven de 26 años que fue capturado el pasado domingo por miembros de la Dijín y enviado este lunes a la cárcel La Modelo de Bogotá sindicado de dos delitos: pornografía y acto sexual con menor de 14 años.

La historia es escabrosa. Desde el 2011 el hombre venía persiguiendo a niños en redes sociales y logró engañar a unos 150. Desde marzo de este año habría quedado evidencia de que los contactó a través de Facebook, con dos perfiles falsos. Con ellos los convencía de compartir fotografías y videos donde los chicos aparecían desnudos.

Los padres de familia y las fuentes que hablaron con Semana.com contaron que Matamoros utilizó el nombre de una mujer (Juliana Salazar) y logró ubicar en las redes a jóvenes en colegios de alto perfil como San Carlos, Gimnasio Campestre, Gimnasio Moderno, Clermont y English School.

De acuerdo con la investigación adelantada por la Dijín, el engaño consistía en enviarles fotografías y videos desde su falso perfil (una joven desnuda) y pedir que, a cambio, los jóvenes les respondieran de igual forma. Muchos de los menores creyeron estar compartiendo su intimidad con una hermosa joven de 14 años.

Y con ese cruce de información caían en el engaño. Matamoros, después de que lograba su objetivo, cambiaba su fachada. Mediante otro perfil falso, con el nombre de Andrés Monsalve, volvía a contactar a los jóvenes para que accedieran a sus más oscuras pretensiones.

Ante la negativa de los menores, comenzó a extorsionarlos. La amenaza consistía en que hicieran lo que él les pedía o, de lo contrario, publicaba el material que ya tenía en su poder. Incluso llegó a amedrentarlos con la promesa de hacerles daño a sus familias.

De esta forma lograba que los menores accedieran a todo: enviar más fotografías y contactar a más jóvenes en su Facebook para tenderles la misma trampa.

Matamoros creía estar realizando el crimen perfecto. Pero no contaba con que uno de ellos se armó de valor y lo denunció bajo la tutela de sus padres. El padre del menor presentó el caso ante las directivas de uno de los colegios que dejaron el repudiable caso en manos de las autoridades.

Mientras Alejandro Matamoros Vargas seguía con su plan de contactar víctimas, en otro costado estaban unos expertos investigadores de la Dijín de la Policía siguiéndole el rastro.

El proceso

El primer paso que siguieron los expertos digitales de la Dijín fue contactar en Estados Unidos al personal de Facebook para que suministraran datos de las cuentas falsas que utilizaba Matamoros para engañar a los jóvenes. Empleados de esa red social entregaron pistas clave que llevaron a los investigadores a dar con el perfil original del presunto abusador.

Después de contrastar los datos, los investigadores encontraron el sitio exacto desde el cual Matamoros se conectaba. “El domingo pasado se realizó el allanamiento en su vivienda en el norte de Bogotá. Al verificar su computador se encontraron fotos y videos de cada niño al que convenció de compartir su intimidad”, señaló una fuente del caso a Semana.com.

La fuente indicó, además, que también tenía una larga lista de otros menores a los que apenas estaba contactando para que entraran en su red. Con este arsenal de pruebas, Matamoros fue presentado ante un juez en una audiencia reservada. El togado no dudó en enviarlo tras las rejas.

Aun cuando el comunicador fue enviado a la cárcel y ahora comienza el largo proceso de un juicio, en el que un juez decidirá sobre su responsabilidad, los investigadores continúan recopilando información. Confían en que muchos otros padres de familia presenten las denuncias formales sobre este caso y analizan otras pruebas para poder llegar más afianzados a la etapa judicial siguiente.

El crimen

El delito que presuntamente habría cometido Matamoros es conocido como grooming. Esta abominable práctica consiste en solicitarles imágenes o videos eróticos a menores de edad para extorsionarlos tiempo después.

Esta amenaza cibernética que afecta a niños, niñas y adolescentes en Colombia está relacionada con la creación de perfiles en redes sociales por ciberdelincuentes que simulan ser personas menores de edad con los mismos gustos e interés de sus potenciales víctimas. Después de ganar su confianza hacen cambiar el comportamiento de los jóvenes y los llevan a extremos insospechados.

Lo que buscan los piratas cibernéticos en esta modalidad es la obtención de una relación sexual virtual o encuentros sexuales que son filmados y fotografiados. De esta manera recolectan contenido de pornografía infantil para su comercialización y posterior extorsión.

En su página web la Policía Nacional entrega las siguientes recomendaciones a los padres para que protejan a sus hijos del grooming:

1. Cerciórese de que sus hijos utilicen los perfiles en redes sociales que usted conoce, posiblemente tenga otras cuentas y usted no lo sabe.

2. Entérese de cómo funcionan las redes sociales, con el fin de evitar que sus hijos sean las próximas víctimas.

3. Perciba cambios en el comportamiento como falta de atención, falta de apetito, aislamiento, agresividad etc.

4. Ubique el computador que utilizan sus hijos en un lugar visible para que usted pueda tener control de lo que ellos están realizando y con quién están comunicándose.

5. No todo lo que se dice en internet es cierto; explíqueles eso a sus hijos.

6. Exija un horario adecuado para el uso del equipo de cómputo.

7. Verifique cuáles son los amigos que tienen sus hijos en la red.

8.
Explíqueles que no deben admitir a personas extrañas y mucho menos aceptar encuentros con personas que conocen por este medio.

9.
Utilice filtros y cyberniñeras (cybernanny) o herramientas de filtrado de páginas y contenidos que no son aptos para menores de 18 años.